Por: Ruth Stella Catalina Muñoz Serrano/ Hemos pasado años descubriendo la forma de entender lo que le sucede a una persona, cuando cae en el escarmiento público, porque se ha vuelto la respuesta para hacer justicia por nuestra mano, y no es que no esté de acuerdo o que sí, que los casos que no han sido resueltos por la justicia, puedan públicamente ser resueltos con la finalidad de dignificar a los implicados, pero es la dignidad que me duele el corazón social, porque mientras unos son dignificados, otros son escarmentados, para encontrar paz y justamente desde el respeto, establecer un precedente a nuestro compromiso con hacer y construir un mundo mejor.
Esta es la visión que se debe mantener, sin embargo, el tiempo ha pasado y esto no es lo que se ha visto, hemos visto un deterioro social, cultural y familiar; en el que todos somos críticos y opinadores, en el que estamos seguros de que podemos decir sin ninguna repercusión sobre otra persona, en el que estamos seguros de que tenemos la verdad.
Por estos dos últimos años, mis estudiantes me han escuchado decir sobre lo valioso que es usar la verdad asertivamente, para que sea una verdad bien, porque perdería su enfoque totalmente, dejaría de ser una verdad, así que, una verdad bien dicha determina el norte de la conciencia en este caso, una conciencia colectiva, que permita que las personas se sientan seguras de expresarse abiertamente y se logre la transparencia, porque finalmente si nos remitimos a la forma histórica de expresarnos, seguramente nos vamos a dar cuenta que las máximas expresiones que se han logrado socialmente, han sido violentas y agresivas, porque así hemos visto, que para ser escuchados y tenidos en cuenta, se debe comunicar.
Pero esto no garantiza que la verdad sea dicha siempre con verdad y respeto por el otro, todos como norma social sabemos, que es mi deber validar mis derechos, pero también mis deberes como ciudadano, así mismo, los deberes y derechos de mi prójimo, en este caso, el valor de la verdad no puede se reemplazable por unas monedas de plata y me remonto a la Biblia, incluso cuando, el Salvador fue vendido por unas monedas a costa de su interés individual.
Es así como desde la historia, se observa que la justicia del hombre parece injusta y aunque, yo no puedo generalizar y decir que todo en Colombia está mal porque aún incluso de los movimientos sociales siguen despertando realidades y son tan valiosos que generan eso movimientos a nivel país y a nivel mundial, para recolectar dinero y contribuir como bien solemos decir “con un granito de arena”, pero como, es que aceptamos siempre conscientemente en algunos casos solo conocer una parte de la verdad para sepultar totalmente la vida de una persona, ¿cómo es que tenemos permiso de dañar al otro solo en bien de la verdad?.
Eso no tiene presentación.
Todavía me pregunto, ¿Quién nos dio permiso? de acabar con los sueños de una persona que al igual que nosotros se ha enfrentado a construir su verdad, por eso es, por lo que es tan importante conocer todos los lados de la historia.
¿Cuántas partes tiene una historia? ¿Y cuál de esas partes conoces tu?
…
*Docente, Psicóloga (UNAD), Especialista en Gerencia de Proyectos (Uniminuto), Maestrante en Psicología comunitaria (UNAD).
Facebook: RuthSCata
Twitter: PsiRuthSCata
Instagram: ruthscata