Por: Óscar Prada/ Con tan popular exclamación, se abre un espacio para iniciar una columna que hubiese tenido la titulación de: “La caja de Pandora”, “Los papelitos de Pandora”, y otros similares.
Los gritos de exclamación vehemente de los espectadores ese primer viernes de julio del año 2014, acerca de la invalidación de algo que claramente para muchos fue una jugada limpia en franca lid, y concordante con las reglas establecidas; contrariamente la jugada magistral fue invalidada por el operador de la justicia del deporte, el árbitro Carlos Velazco.
Ahora bien; la noticia del momento son los “Pandora Papers”, figurando en ellos, personalidades de reconocimiento a nivel mundial, como también los infaltables cracks de la política colombiana que nutren el selecto grupo, que está en boca de todo el mundo.
Acto seguido; se puede abordar de muchas formas el escándalo de los Pandora Papers: diciendo que fue una investigación exhaustiva a nivel mundial; que fueron revelados casi doce millones de documentos; que son triquiñuelas de los poderosos para esconder sus riquezas; que es injusto; que quizás algunos sean paraísos fiscales y otros no; que es satanizar la riqueza; que no deberían; que esto, y aquello.
El trasfondo de la situación es sencillo y complejo al mismo tiempo, los colombianos que figuran en los documentos de la Caja de Pandora, como la vicepresidenta, el expresidente Pastrana y el señor Junco director de la DIAN, -al cual se dedicaran unas líneas de manera particular-; son algunas personalidades políticas que sacaron sus dineros del país para depositarlos en cuentas extranjeras donde se cobran menos impuestos en comparación con Colombia. Siendo esto la parte sencilla.
Lo anterior, suena a elusión[1] fiscal y es tan similar como la exclamación: ¡fue gol de Yepes! Ante las leyes de la república, las jugadas maestras de los cracks de la política no marcan un gol contra las arcas del país; y al igual que la jugada del número 3 de la Selección, que muy a pesar de su claridad y limpieza; para el árbitro tampoco fue gol.
Es evidente que el juego de las celebridades políticas, de declamar frente al pueblo con cara compungida, y haciendo el papel de héroes al decir que se requiere subir los impuestos solicitando la solidaridad de los colombianos, para que se aprieten una vez más el cinturón; no concuerda en absoluto con las actuaciones reservadas de las celebridades de la política, que sacan su dinerito del país para hacer un ahorrito en el extranjero y alzarse la bata aprovechando las delicias de los paraísos.
Tan comparable como aquellos ministros de la fe, que piden a sus feligreses aportar y ser mas generosos y menos mezquinos; y que los instan a privarse de los placeres culposos y dar sin medida a las arcas de la religiosidad, como expiación de las culpas. Mientras, sus pastores dirigentes no escatiman en gastos ni rebajan su merecida mesada para acceder a los lujos terrenales, haciendo de la tierra un verdadero paraíso de sus egoístas deseos.
Según la DIAN, regentada por el mismo Junco, la evasión y elusión de impuestos, implica pérdidas anuales para el país de aproximadamente 50 billones de pesos; billones con “b” de buenas intenciones. El señor Junco, director de la DIAN, afirma que su patrimonio, estuvo en Delaware, Estados Unidos; sin embargo, las deducciones por impuesto de renta en aquel estado apenas suman el 8%, muy inferior a la taza de colombiana que se aproxima a un 33%. Para la legislación nacional, el tan mencionado Estado de Delaware, no es declarado un paraíso fiscal por no cumplir a cabalidad los requisitos que impone el estatuto tributario-Ley 1819 de 2016, art 109 y ss-; en consecuencia aquel estado posee la denominación de un territorio de Régimen Tributario Preferencial, que en efectos tributarios es lo mismo que sucede en la práctica con un paraíso fiscal[2]; es decir, ¡fue gol de Yepes!, más bien; corrección: ¡fue gol de Junco! y de todos los demás.
Consecuentemente, guardar dineros en Delaware; un Estado de la Unión Americana, que cuenta con más numero de empresas que de ciudadanos, ¿no suena sospechoso? El repetido estado de Delaware, es la versión light o sui generis de los Paraísos Fiscales siendo una antesala al cielo. A lo mejor por ello, el señor Junco trasladó su patrimonio al estado de la Florida; siguiendo los dictados de su propia conciencia, que le indicaron proceder de esa manera.
La riqueza, es el drama y la cruz de las clases altas; pero a quien debe importarle el dinero de los demás si se cumplen a rajatabla con los requisitos de ley, ¡no debería importar!, ¿verdad? Quizás es exagerado cuando a muchos de los colombianos les duele pagar los tributos y desean fervorosamente pecar en los paraísos y no contribuir con los diezmos que demanda el Estado. De forma consecuente, es muy raro que las personas del común paguen gustosas sus impuestos; sin embargo, lo hacen a regañadientes, sin pensar como esconder sus obligaciones en el paraíso del pecado; de manera contradictoria, y mientras tanto, los detentadores del poder refugian sus pesitos en el manto de la legalidad de los regímenes tributarios preferenciales, sean: Panamá, Delaware o Dakota del Sur.
El predicar y no aplicar; tan comparable como en los tiempos de Jesús; la política farisea nacional se ampara en el manto de la normativa dejando de un lado los principios y el sentido común. Mientras la beldad hecha política, la ex modelo y multifacética vicepresidenta, llora en los medios por ser estos mismos inmisericordes sacando en ristre y sin compasión el prontuario de su hermano, por otro lado con ahínco, ella misma envalentonada insta a los colombianos a dejar de ser ¡atenidos!; muy probablemente la vice se atiene al manto jurídico del cumplimiento de las leyes, dejando de lado el principio de solidaridad que tanto solicito al pueblo de Colombia a causa de la Pandemia que sucede, y que de nuevo rogó, en el desastre que ocurrió en archipiélago de San Andrés; situaciones por las cuales la vice no aplica ni una pizca de cooperación siquiera, al fugar sus obligaciones tributarias a los paraísos fiscales de la práctica que no son paraísos ante la ley.
El bien y el mal, la moral social, lo que dicta la conciencia, la ética, entre otros; son criterios que obstan con lo dictado por la ley. Es el conflicto que se vive al ser una figura pública que muy a pesar de cumplir las leyes, suscita el escándalo por ser mal visto. Después de todo es uno de los muchos ejemplos en los cuales, aquello que sigue la ley, va contra la moral social. Tan similar como aquel que dice no ser pecador porque no hurta ni es homicida, creyendo que solamente con abstenerse de lo anterior, se convertirá en el ser el más ejemplar de todos los mortales, tan semejante como los papeles en regla de los cracks de la política que les permiten hacer sus goles sin marcación e infracción alguna.
Para finalizar y manera anticipada en columna titulada los “Los sótanos del infierno”[3] se asocia la situación de los Pandora Papers así:
Los que pecan y rezan empatan; así cada pecador grave trabaja sus dineros con la purificación del fuego y el lavado de los cielos; posteriormente ascienden de los sótanos del inframundo a los paraísos fiscales de la gloria donde vivirán eternamente.
En esa misma tónica, y de manera alegórica, de la Caja de Pandora esta vez salieron los males consignados en cuentas bancarias, reflejadas en casi de doce millones de documentos, que referencian 588 nombres de cuota colombiana. Muchos de ellos con patrimonio adquirido en la propia nación que luego ignoran a la hora de tributar, porque cumplen a cabalidad los 10 mandamientos. Para unos fue gol; para otros quizás no, ¿ustedes qué piensan?
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*Ingeniero Civil, estudiante de Derecho.
Twitter: @OscarPrada12
(Esta es una columna de opinión personal y solo encierra el pensamiento del autor)
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[1] Tomado de Wikipedia.com. Elusión Fiscal: La elusión fiscal es cualquier acción, en principio por vías legales, que persigue evitar o minimizar el pago de impuestos
[2] W Radio Colombia. Pandora Papers. Gustavo Cote, exdirector de la DIAN.
[3] Corrillos. Oscar Prada. Los sótanos del infierno.