Por: Alfonso Prieto García/ Más de 500 días han transcurrido desde la aparición de la pandemia en Colombia, fenómeno que las ultimas ocho generaciones no referenciaron y menos vivenciaron. Cuánta razón le asiste a quienes insisten incluyéndome, de la necesidad de tener una política pública real y efectiva para la promoción, el apoyo, la formación, estímulos y recursos para una investigación, que de cara a soluciones relacionadas con la vida e integridad humana, a la articulación de científicos colombianos a los colectivos internacionales en cada una de las áreas del conocimiento, que permitan compartir las experiencias, logros, dotación, disposición de materiales, herramientas, laboratorios, bancos de experimentación, y en general, recursos importantes y suficientes para un largo respiro igual o superior a los periodos necesarios para obtener resultados favorables que atiendan tanta necesidad del accidentado mundo y nuestros semejantes.
Solo basta con conocer las cifras que del presupuesto nacional se dispone para tan importante labor, cual su trazabilidad en un periodo mínimo de dos décadas.
El referente para el análisis requiere conocer el monto total del presupuesto general de la nación, 313.9 billones de pesos para el año 2021, aun habiéndose reformulado su inicial propuesta, para temas de reactivación económica y asistencia social; de este guarismo el 18,8% destinado para inversión y el restante 71.2% para funcionamiento incluido el servicio de la deuda, cifra bastante elevada que vale la pena estudiar.
Desde 1996 hasta 2018, naciones unidas proporcionó cifras que marcan índices medios del 0.21% del PIB para la investigación, con rangos de 0,13 en el año 2.000 y un máximo del 0.31 en el 2014.
Para evitar un mayor atraso entre los países de la región, Colombia debe pasar del 0,21% designado del presupuesto medio en el periodo anual, al 1.5% en los próximos presentes periodos, equivalente a 1.3 billones de pesos año, no para concursos con direccionamientos políticos territoriales, sino para apalancar las investigaciones que priorizadas por las comunidades científicas y los sectores productivos y sociales, puedan en un mediano y largo aliento, obtener los resultados esperados para el bien de nuestra sociedad y el mundo, comprometiendo al poder ejecutivo y legislativo, a una continuidad en la asignación de estos importantes y ojalá crecientes recursos.
Que no nos engañen con desarrollos investigativos en la producción de vacunas colombianas para el coronavirus; las mas de 80 casas farmacéuticas con presencia en Colombia incluyendo Pfizer, procesan, importan y comercializan lo obtenido y se refugian en los beneficios tributarios que les proporciona el estado cuando involucran la supuesta participación de nacionales.
Necesitamos de investigación propia o compartida pero real, en requerimientos para la salud, los sectores productivos y en general para las disciplinas que demandan una dedicación especial para entender, identificar, describir, caracterizar, investigar, formular y aplicar los resultados investigativos cuando así ellos lo permiten.
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*Economista, Magister en Administración de Empresas, exconcejal de Bucaramanga, exdirector seccional UCC Bucaramanga, Asesor nacional de calidad UCC, Investigador Colciencias y Asesor de proyectos.