Por: Claudia Aponte/ Retomando la pasada columna, no debe ser una frase de cajón sino una realidad: Construir sobre lo construido.
Por ello, aquí se resalta el buen momento en que se adelantó la importante metodología tenemos que hablar Colombia[1] asumida del reciente aplicado modelo chileno- dado que ofreció un espacio para conocer ¿Qué mantendrían, cambiarían y mejorarían los colombianos de su país?
Bajo la premisa de que “Los colombianos necesitaban ser escuchados. Tenemos que hablar Colombia generó espacios de diálogo para conversar entre todos y todas sobre lo que hay que cambiar, mejorar y mantener en el país. Escuchamos nuestros anhelos, necesidades y propuestas de cara a los retos del futuro y las elecciones de 2022”.
Buscando como fin último, incidir en el futuro del país, se formularon unas etapas en que se agotaron los momentos suficientes para, incluso llegar a trazar juntos una visión de país.
Como participante de tal metodología, puedo dar fe de la seriedad de su desarrollo en sendas jornadas con actores de todo el país, sin distingo de edad, estudios, raza ni credo, así como, la realidad expuesta en todo lo que se genere desde dicha iniciativa, liderada en sus comienzos por el hoy candidato a la Presidencia, Alejandro Gaviria, siendo rector de la Universidad de los Andes y conjuntamente con EAFIT, Universidad Nacional de Colombia, Universidad del Valle, Universidad del Norte y Universidad Industrial de Santander, impulsados por la FIP- Fundación Ideas para la Paz y Sura, así como, apoyados por varias instituciones como Bancolombia, Asocajas, Fundación Corona, entre otros.
En el primer informe preliminar emitido el pasado 24 de diciembre por la organización Tenemos que hablar Colombia, se detallan las etapas:
1- Escuchar los anhelos, necesidades y propuestas de 4.614 colombianos durante cuatro meses.
2- Trazar una ruta en común como resultado de un diálogo riguroso, participativo y transparente.
3- Incidir en los tomadores de decisiones y en la agenda pública de las elecciones de 2022.
Siendo, así las cosas, es inevitable referirse a que dicho trabajo exhaustivo y absolutamente contrario a las “mañas” que se presentan históricamente en Colombia, debe ser considerado, sí o sí, por las distintas candidaturas al Congreso y Presidencia de la República.
En lo inicialmente expuesto se concluyen, entre otros temas de tendencia: educación, seguridad y justicia, paz y cultura ciudadana, medio ambiente y desarrollo rural. También, se encontraron diálogos dentro de los diálogos, en temas como: El futuro del país, la paz y la reconciliación y el papel de los jóvenes.
En relación con la visión de país los puntos en común fueron:
1- Distintas formas de hablar de Educación, en el entendido de pedir cambios en el sistema educativo, mejorar el acceso y la calidad y usar la educación para el cambio social.
2- Escepticismo y esperanza en la política, dada la desconfianza en los actores políticos y las reglas de juego.
3- La corrupción como fenómeno cultural y comportamental.
4- Más valores que reglas; la Constitución Política aparece poco en las respuestas, aunque cuando lo hace, sus referencias son positivas y no hay llamados significativos a cambiarla.
5- Los temas importantes que son fines, pese a que no aparecen como primeros en las respuestas sobre cambio, mejora y mantenimiento, son: el cuidado del medio ambiente, la política de drogas o la desigualdad, son algunos de los fines identificados al cambiar o mejorar asuntos como la educación o la política.
6- Lo que hay que cuidar se centra en asuntos como la diversidad cultural, la biodiversidad y los valores tradicionales.
Esperar la socialización de todos los resultados en el primer bimestre de 2022, porque desde los aportes genuinos que realizó cada participante “para forjar un camino de acción con la esperanza de cambio”, existe un material valioso para discernir, proponer y precisamente para incluir en las distintas propuestas de los candidatos.
La invitación es a construir y creer que hay soluciones desde los resultados de este diálogo Tenemos que hablar Colombia y a propósito de los resultados que arrojan las distintas encuestas, en las cuales suman más del 50% entre aquellos ciudadanos que votarían en blanco y aquellos ciudadanos que aún no saben por quién votar o están indecisos en las fechas próximas, establecidas por el sistema electoral colombiano para 2022. Por tanto, la clave es promover el voto programático, que es el voto basado en el conocimiento de las propuestas y programas de gobierno -este último en el caso de quienes aspiran al ejecutivo- y su pertinencia para sobrellevar los distintos asuntos que se requieren como prioridades a atender y mejorar para todo un país, en donde más de 21 millones de personas viven en la pobreza y 7,4 millones en la pobreza extrema (Dane, 2021).
Nota al margen: Si bien la Coalición Centro Esperanza logró su objetivo de “concretarse”, falta establecer que es lo que tienen en común los candidatos que van a la consulta en Marzo 2022, en qué temas y con qué propuestas?, así como, también conocer que los diferencia de los demás, entre ellos mismos y de los candidatos de extremos u otras coaliciones, para que exista un discurso persuasivo y contundente de Centro y coherente con la expectativa que se tiene de este grupo importante de hombres –porque no hay mujeres candidatas allí y debería considerarse una mujer para la fórmula vicepresidencial que, garantice también los intereses de la Coalición a representar, que en últimas son los intereses de gran parte de los colombianos-.
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*Ingeniera de Sistemas de la UIS, Especialista en Gerencia Pública de la UIS y Magíster (c) Gobierno y Políticas Públicas de la Universidad Externado de Colombia y en curso Doctorado en Políticas Públicas.
Twitter: @CLAUDIAAPONTE1
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Facebook: Claudia Aponte
(Esta es una columna de opinión personal y solo encierra el pensamiento del autor).
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[1] Documento Tenemos que hablar Colombia, Preliminar de Resultados, diciembre 24 de 2021