Por: Diana Ximena Carreño Mayorga/ Inicialmente cabe mencionar la importancia de investigar sobre violencia basada en género. Una crisis global que pareciera estar minimizada por el estado y la sociedad que, desde un análisis observacional diariamente los casos aumentan, sin pena ni juicio e impunidad, los feminicidios a esta fecha doblan las cifras del año 2023.
Se menciona lo anterior por la falta de prevención, intervención e impacto real que urge a nivel investigativo y de transformación social. Es preocupante que al amparo del sistema patriarcal se ha proliferado la misoginia extrema, desde la violencia física, económica, el acoso callejero, abusos de todo tipo, la explotación sexual, la trata de personas, la pedofilia, el matrimonio infantil, la mutilación genital femenina, el acoso en línea y múltiples tipos de violencia hacia las mujeres y niñas en Colombia.
Reflexionar y reconocer los factores asociados a esta violencia ha sido crucial para asumir este artículo puesto que, son estos los que permitirán ver las causas estructurales y culturales para abordar la prevención de manera integral.
El patriarcado como sistema social y la familia heteronormativa que otorga el control y poder principalmente en los hombres, es uno de los hallazgos más relevantes de los principales factores que sostiene la violencia de género.
En esta sociedad colombiana, las relaciones de poder entre géneros están marcados por la dominación masculina y la subordinación femenina, lo que crea un ambiente donde la violencia contra mujeres es tolerada. Lo que se pretende con el presente artículo es denotar aspectos importantes para las futuras acciones afirmativas y es que, no solamente la mujer dentro del hogar es quien sufre violencia, también las mujeres adultas mayores, las mujeres víctimas del conflicto armado, inclusive las mujeres con discapacidad y las niñas.
También, se reconoce los factores culturales y sociales donde en muchas culturas, por ejemplo, la violencia de género está normalizada y justificada debido a creencias culturales que refuerzan este tipo de violencias ya mencionadas en la introducción del presente estado del arte al verse la violencia en prácticas como el matrimonio infantil, la mutilación genital femenina o el control absoluto sobre la libertad y movilidad de las mujeres.
Por último, aunque se evidencia que son muchos más los factores asociados a la Violencia Basada en Género, también quisiera resaltar un factor predominante y es: la impunidad y la debilidad institucional.
Esta falta de acción e indiferencia institucional por parte de los sistemas de justicia son factores que contribuyen significativamente a la perpetuación de la violencia de género. En este país subdesarrollado donde existe la ausencia e insuficiencia de políticas públicas para prevenir, sancionar y erradicar la violencia de género, mencionando también con más precariedad en el asunto, la falta de protección efectiva para las víctimas que permite la continuidad de la violencia sin freno moral, mucho menos legal.
Para concluir, la violencia basada en género es el resultado de una compleja interacción de factores individuales, sociales, económicos y culturales que perpetúan las relaciones desiguales y de poder.
Desde mi perspectiva profesional, el enfoque pedagógico es crucial porque se proyecta la educación, un elemento clave para la transformación social. Al enseñar a las personas a cuestionar los roles de género, promover la igualdad y rechazar las violencias, se siembran semillas de un cambio estructural profundo a corto, mediano y largo plazo.
La intervención a través de la educación no solo reduce la incidencia de la violencia en el presente, sino que también ayuda a construir una sociedad más equitativa y libre. Sin embargo, no podemos hablar de educación y pedagogía si la mayoría de los colegios en Colombia siguen promoviendo practicas heteronormativas y un sistema patriarcal convencional. El moho viene de los manuales de convivencia y es desde allí que el estado debe intervenir.
Lo más importante, es que si llegaste hasta acá eres una persona consciente o preocupada de esta problemática que no solo afecta a las mujeres sino permea y responsabiliza directamente a los hombres.
Pues bien, desde cualquier lugar que me estes leyendo, reflexiona dos minutos y cuestiónate… ‘‘¿Hago parte del cambio o soy parte del problema?’’
Si tu respuesta sensata es la segunda… nunca es tarde para evolucionar como ser humano. Tenemos la experticia innata de reestructurar nuestros pensamientos, creencias y conductas. Sin embargo, esto es posible de alcanzar en espacios terapéuticos, así que… es crucial que busques ayuda profesional, no porque estes mal de la cabeza -este pensamiento ya es bastante arcaico-. Ir a terapia es para gente consciente de la necesidad de una orientación, no es tarde para comenzar, tus acciones afirmativas no solo cambiarán tu manera de relacionarte con las mujeres y el mundo, sino, también progresivamente empezarás a generarte por ti mismo sensaciones de autosuficiencia y bienestar.
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*Psicóloga del Programa de Diversidad Sexual y Población LGBTIQ+ de la Secretaria de Desarrollo Social, alcaldía de Bucaramanga.