Por: Diego Ruiz Thorrens/ El pasado 21 de agosto circuló un vídeo por redes sociales y grupos de WhatsApp donde se observa a un miembro adscrito al comando metropolitano de Policía de Bucaramanga agrediendo físicamente a una mujer trans en medio de un procedimiento nocturno. En el vídeo, cuya duración no pasa del minuto con veinte segundos, se escucha con claridad a un grupo de mujeres gritándole al policía “por favor no la agredan, no le peguen” y a la víctima diciendo “no me pegue, suélteme” mientras que el patrullero procede a realizar una detención.
Según testigos del hecho, la situación se dio debido al señalamiento de un hombre contra una de las mujeres por robo, quien solicita al patrullero actuar en terreno.
Segundos después, en el vídeo se observa a la mujer junto a otro patrullero y el acusador caminando voluntariamente rumbo a la estación del CAI Centenario. Mientras esto ocurre, en el fondo se escucha a una mujer diciéndole al policía “valiente, pegándole a la marica”. Luego, se observan algunas mujeres hablando sobre lo sucedido, mientras que el ruido y las voces van disminuyendo.
Según el testimonio de la Madre Chinchilla, lideresa social y quien vela por la protección de todas las mujeres trans en calle ubicadas en la zona de trabajo sexual del centro de Bucaramanga, las agresiones de policías contra la humanidad de las mujeres trans son “pan de cada día”: “usted ve aquí a todo tipo de gente robando y haciendo daño y la policía no hace nada. En cambio, si alguien señala a una de las chicas por robo, ahí si le llega uno o varios policías a agredirlas”.
Este tipo reclamo que expresan tanto la lideresa como las mujeres trans, la agresión y uso excesivo de la fuerza por parte de autoridades y fuerzas policiales, no es un asunto nuevo.
Sin embargo, las quejas y denuncias de agresiones contra personas LGBTIQ se han disparado a niveles alarmante desde que se emitió el decreto 007 del 05 de enero de 2024 de la alcaldía de Bucaramanga (“Por medio del cual se establece el perímetro para la vigilancia del consumo, distribución, facilitación, ofrecimiento, o comercialización de sustancias psicoactivas, inclusive la dosis personal y el consumo de bebidas alcohólicas y/o embriagantes, en áreas y zonas del espacio público o lugares abiertos al público, que rodean los centros educativos, centros deportivos, parques y zonas históricas declaradas de interés cultural o por motivos de interés público del municipio de Bucaramanga”).
Este hecho aconteció pocos días antes del “Día nacional por la NO violencia y homofobia contra la población LGBTIQ en Colombia”. Como menciona la organización Profamilia en su página web: “Esta fecha – poco conocida en Colombia – conmemora el Día Nacional Contra la Violencia y Discriminación Motivada por la Orientación Sexual o Identidad de Género. Declarada así el 23 de agosto de 1993 en memoria de León Zuleta, primer líder gay asesinado en Colombia, este acontecimiento para la población LGBTI marca la continuidad en la lucha de los derechos en Colombia”.
En el departamento de Santander, la violencia que azota a muchas personas en razón de su orientación sexual, expresión e identidad de género continúa siendo invisible, sobrepasando los niveles de la injusticia e impunidad. Irónicamente, a pesar que Santander y algunos de sus municipios (como Bucaramanga y Barrancabermeja) cuentan con políticas públicas de diversidad sexual, estos se convirtieron en políticas vacuas, sin mayor transcendencia o imposibles de materializar. Para el caso del documento de política pública de diversidad sexual departamental, su nivel de impacto es inversamente proporcional a su millonaria y excesiva inversión.
Urge que existan y se materialicen acciones que garanticen la protección de los derechos humanos de la población LGBTIQ del departamento de Santander, donde ellos y ellas puedan circular, vivir y ser sin miedo a la exclusión, la agresión o al daño físico.
No obstante, esto pareciera que es cada vez más ajeno y lejano, lejanía que adquiere más fuerza mientras que el engaño, la mentira y la desinformación contra sectores LGBTIQ toman más y más fuerza en algunos sectores políticos de cara a los comicios del 2026.
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*Estudiante de Maestría en Derechos Humanos de la Escuela Superior de Administración Pública ESAP – Seccional Santander
X: @DiegoR_Thorrens