Por: Roberto Aponte/ En toda democracia se debe abogar por garantizar diversas posturas políticas y la gente debe seguir las posturas que impliquen la existencia de una sociedad pacífica y prospera. A pesar de que existen tantas posturas pareciera que solo existieran dos y que la supuesta democracia es en realidad una lucha de dos bandos. Pareciera que no existe una postura diferente.
La falacia del error inverso se presenta cuando se argumenta que, si pasa A, entonces pasará B y de la misma forma si no pasa A no pasará B. De esta forma B se encadena como el opuesto del A, cuando en realidad todo lo que ocurre con B no siempre está relacionado con A. Es un razonamiento simple con el cual se demuestra que no todas las cosas son siempre opuestas y por lo mismo es inconveniente usar esta lógica con elementos más complejos como movimientos políticos.
Si Colombia es un país que presenta diversidad de pensamiento. ¿Por qué existe la polarización? O más bien, ¿cuáles son sus efectos? Todos los candidatos en todas las campañas que se han visto han presentado propuestas diferentes, pero la sociedad está empecinada en pensar en que solo existen dos alternativas y cada candidato termina siendo clasificado en uno de los dos sacos.
Al analizar este tema lo primero que se me vino a la mente son las dualidades que se plantean, entre derecha e izquierda pero también entre gobierno actual y oposición, como por ejemplo asociar varios de los problemas actuales del país como consecuencias de un continuismo que engloba el mismo tipo de gobierno y que se ha mantenido por veinte años y que solo una oposición que garantice el cambio puede darnos la luz del buen gobierno anhelado. La otra postura es presentar el gobierno actual como algo bueno en comparación a los temidos cambios que ejercería la administración de la oposición. Puede parecer una retórica simple, pero es lo que percibo. Los problemas del país son tan complejos como para pensar que un tipo de gobierno con denominaciones encasilladas va a solucionarlos.
La contienda electoral se ha convertido en una batalla de “bandos” y dicho fenómeno se convierte en causa de que en nuestro país busque justificar la violencia y la corrupción al mostrar que el bando contrario es peor.
La segunda vuelta es una regla que termina empeorando está situación y no solo eso, genera en el votante una mayor responsabilidad al tener que escoger ya que muchas veces esas dos opciones representan las posturas más extremas y por lo mismo no es afín a dichos candidatos. Un voto en este caso no puede comprometer las posturas de una persona, pero para la gente en esta sociedad ese voto se toma como un apoyo.
La política colombiana se ha desdibujado en blancos y negros, no hay matices, solo un contrario como enemigo que va a arruinar al país y este mismo pensamiento es el que impide que haya diversidad de posturas. La gente puede manifestar que hay opresión o censura, pero siempre actuaran con aversión cuando se trate del contrario.
Este comportamiento podría ligarlo a un creciente inconformismo ante las fallas del gobierno, recelo ante la situación de violencia, pero desafortunadamente el ego influye en este fenómeno. La mayoría de las personas quieren hacer un impacto positivo con las acciones que realizan, pero en muchos este sentimiento se desdibujaba y piensan que lo logran estando en el bando “correcto” o en algunos hacer el bien es su alimento para el ego. Pero saliendo de estas razones ligadas a buenas intenciones, pertenecer al bando correcto es un motivo de orgullo y prepotencia como convertirse en hincha de un equipo de futbol y aferrarse a que este siempre obtenga la victoria. El escoger candidato no es tomado como una decisión racional que mejoraría el rumbo del país sino un acto pasional que se convierte en la defensa acérrima de un simple funcionario público.
Las posturas diferentes existen y no todo se reduce a las dos posturas más fuertes que muchas veces terminan siendo las más radicales. Sin embargo, las personas prefieren enfrascarse en su dualidad y ver las cosas como el bando bueno y malo buscando apoyar al “bueno” como si de una guerra se tratara. Este aspecto forma parte de la terquedad y el orgullo de las personas, pero también muchos discursos han realzado este fenómeno. En cuanto aparezca una persona con una postura diferente la gente no querrá verla como tal, sino que la clasificara en uno de los dos bandos.
Lo ideal es fomentar pensamientos e ideas únicas y defenderlas. Mantener una postura única, lo que muchas veces parece neutralidad es en realidad una postura que busca ser la diferencia y no ser acoplada por uno de los dos bandos, pero la sociedad siempre estará enfocada en un conflicto polarizado.
Las elecciones socialmente y por las encuestas ya están marcando un panorama claro, pero hace falta que la gente entienda mejor las ideas individuales de cada candidato y comprenda que no existen solo dos bandos, sino que todos tenemos posturas diferentes.
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*Ingeniero Ambiental y escritor
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