Por: Pedro Bernard Sarqués Plata/ Si bien el director del Dapre, Gustavo Bolívar defiende esta estrategia como una manera de desmentir calumnias y comunicar los logros del Ejecutivo, esta decisión plantea serias preocupaciones sobre la calidad y la veracidad de la información que se difunde.
La falta de profesionalismo en la comunicación
Contratar influencers, que a menudo carecen de formación en comunicación y periodismo, para manejar temas tan delicados como la economía, la educación y las estadísticas nacionales, es un error garrafal. Los comunicadores profesionales, que han dedicado años a estudiar y perfeccionar su oficio, son los verdaderos guardianes de la verdad y la ética en la información. Ignorar su experiencia y profesionalismo en favor de figuras populares en redes sociales es una afrenta a la integridad de la comunicación pública.
La verdadera naturaleza de los influencers
Es importante precisar que muchos influencers son fanáticos del gobierno, comunicando no basados en la verdad sino en su fanatismo. Otros ven en esto una oportunidad de recaudar dinero, promoviendo en su nicho de seguidores información que puede ser sesgada más por conveniencia que por transparencia. Esta dinámica pone en riesgo la calidad y la objetividad de la información que se difunde al público.
La necesidad de voces independientes
En lugar de recurrir a influencers que ya tienen una audiencia predispuesta a apoyar al gobierno, sería más beneficioso y ético dar oportunidades a comunicadores independientes. Estos profesionales, que luchan por hacerse un nombre en cada ciudad, aportan una perspectiva imparcial y crítica que es esencial para una democracia saludable. Su inclusión no solo elevaría el nivel del debate público, sino que también garantizaría que la información se transmita de manera precisa y responsable.
El riesgo de la propaganda
Utilizar recursos públicos para contratar influencers puede fácilmente derivar en propaganda, donde la información se manipula para favorecer al gobierno en turno. Esto no solo socava la confianza del público en las instituciones, sino que también pone en riesgo la transparencia y la rendición de cuentas. La comunicación gubernamental debe ser transparente, basada en hechos y libre de sesgos, algo que solo los comunicadores profesionales pueden garantizar.
¿Una estrategia para inflar cifras?
Esta estrategia del gobierno nacional podría estar diseñada para inflar cifras y promocionar información de manera parcial, desinformando o tergiversando la verdad. ¿Es acaso esta la contratación de bodegueros influenciadores pagados legalmente por el estado con los impuestos de los colombianos? ¿Es necesario que el gobierno nacional tenga que publicar lo que hace en lugar de permitir que las personas vean los hechos de los que tanto hablan?
Como dijo Jesucristo en el Evangelio según Mateo 7:16, “Por sus frutos los conoceréis”. Versículo que forma parte del Sermón del Monte y enfatiza la importancia de juzgar a las personas por sus acciones en lugar de sus palabras o apariencias, así que este gobierno debería estar más preocupado por mostrar sus resultados con hechos y menos tratando de comprar la verdad con influencers.
Como crítico de este gobierno puedo concluir que la decisión de Gustavo Bolívar de contratar influencers para promover los logros del gobierno es una oportunidad perdida para fortalecer la comunicación profesional y ética en Colombia. Es crucial que se valore y se dé espacio a los comunicadores independientes y profesionales que, como Corrillos, son los verdaderos defensores de la verdad y la transparencia en nuestra sociedad.
…
*Ingeniero de Sistemas, director de proyectos de innovación tecnológica.