Allí donde despunta el alba en atardeceres cobrizos y se confunden las dunas del desierto con las olas del mar, ahí mismo donde las mujeres danzan en una tradición milenaria y pintan en sus rostros arabescos de colores, donde el sol nunca muere y la brisa es cargada y caliente, justo allí en la Alta Guajira, en los primeros días de diciembre, llegó a esta tierra arenosa y hermosa una misión social digna de admirar.
Desde hace algunos años la Fundación Mujer y Hogar, organización sin ánimo de lucro con 22 años de experiencia, adscrita a la Universidad de Santander (Udes), dirigida por Omaira Nelly Buitrago y el claustro universitario; ha venido realizado una importante campaña social que ofrece ayudas a 3.000 indígenas Wayúu, entre ellos, 1.500 menores de edad, a través de un modelo exclusivo de desarrollo social integral sostenible. Esta labor social se cumple, de manera específica, en la Ranchería La Playa, en La Guajira.
Fernando Vargas Mendoza, presidente de la Asamblea General de la Udes, recordó que “esta comunidad está sometida a las inclemencias del clima de un desierto que, si bien es de paisajes alucinantes frente al mar Caribe, padece graves problemáticas”.
Es por eso que el trabajo se concentra en la ausencia de líquido en la comunidad, a una parte de la población afectada por la escasez de las fuentes hídricas, además de profundizar en la educación de los niños de al menos 150 rancherías.
Una escuela para al menos 200 niños, una planta desalinizadora que capta del mar alrededor de 1.200 litros para proveer 600 litros diarios de agua potable a los nativos, una jornada de vacunación, además de alimentos y de otras medicinas; hacen parte de los aportes que la Fundación Mujer y Hogar lidera en la actualidad en la Alta Guajira.
Omaira Nelly Buitrago, directora de la Fundación, dijo que, “desde hace cuatro años que funciona la citada planta. Desde entonces, las condiciones de vida han mejorado para los indígenas, pues con agua de buena calidad no solo cuentan con el producto vital para sus necesidades, sino que además aprenden otros aspectos que les ayudan a mejorar sus condiciones de vida”.
La planta, cuyo costo de inversión fue de 327 millones de pesos, trabaja de 7:00 de la mañana a 4:00 de la tarde, de lunes a viernes.
“El inclemente clima, los recursos y el acceso no fueron impedimentos para alcanzar esta bella tarea de ayudar a los nativos y mejorar sus condiciones de vida con el elemento más necesario para la vida: El agua”, dijo Vargas Mendoza.
Una Navidad, un regalo de vida
Como ya es costumbre, esta misión de vida llegó los primeros días de diciembre a contagiar de alegría, amor e ilusión a cientos de familias en esta zona del país con el ya tradicional Aguinaldo Navideño. 2.450 regalos (entre ropa, mantas, calzado, alimentos y juguetes) para niños, jóvenes y adultos, residentes en Cabo Playa, pertenecientes a los clanes Uriana y Epieyu (ranchería integrada por 320 familias); además de brindarles médicos, enfermeras permanentes y medicamentos.
Es así como en el 2022 la Fundación Mujer y Hogar realizaron la donación de una planta desalinizadora, panadería, escuela (que cuenta con dos profesores pagos durante el año, además de la dotación para 30 niños en educación inicial); también el pago completo a cinco niños en el internado de primaria en el Cabo de la Vela y a siete pequeños el bachillerato en Uribía y a cuatro niñas en Bucaramanga. Además, el pago completo de estudios universitarios a tres jovencitas en la Udes sede Valledupar, tres en la sede Cúcuta y cuatro en Bucaramanga.
También la Fundación impulsó obras como la construcción de una iglesia, un comedor comunitario y el mejoramiento y adecuación de viviendas bajo la tradición indígena.
De igual forma, desde hace siete años se viene dotando de energía eléctrica al sector, con la instalación de una planta.
Como novedad, el año pasado se inauguró la instalación de paneles solares. Este año se viene la instalación de más paneles solares y la Udes junto a la Universidad Politécnica de Valencia, iniciarán un proyecto para producir energía por electrólisis, conocido como Hidrógeno Verde. Con esa energía limpia se podría instalar una planta desalinizadora más amplia que beneficie a más familias y suministrar energía a más rancherías.
Vargas Mendoza reiteró que “las grandes obras se realizan con el apoyo de todos los miembros de la Fundación Mujer y Mujer, en la que estudiantes y profesionales de la Udes, trabajadores, empresas y ciudadanos del común aportan su granito de arena”.
Si usted desea ser voluntario o colaborar con las causas de la Fundación Mujer y Hogar, puede visitar la página web de la Fundación.