Por: Jhon F Mieles/ En esta ocasión quisiera que le diéramos mirada al campo colombiano y en especial a nuestros campesinos, ya que a menudo solemos pasar por alto la importante labor que estos héroes cumplen cada día en beneficio de nuestro país.
Para ello es necesario entender primeramente que la población campesina es mucho menos de la que se cree, de hecho, el Departamento Administrativo de Estadística (DANE) reveló en un censo realizado en 2018 que, del total de población nacional, el porcentaje de personas que viven en la ruralidad es de apenas del 22,9%.
Lo que es algo alarmante, ya que, si no se adoptan unas políticas agrarias claras, la población rural continuará disminuyendo drásticamente en los próximos años, debido también a que los jóvenes no ven garantías que los impulsen a emprender proyectos productivos y quedarse en el campo.
Todo ello sumado a que en la actualidad Colombia importa alrededor de 14 millones de toneladas de alimentos y lo más probable es que estas cifras siguán aumentando a pesar de que el país tiene una vocación y un potencial agrícola formidable.
Esto es sumamente paradójico ya que, siendo un país agrícola con potencial para convertirnos en una de las despensas de alimentos más relevantes a nivel global, nos veamos en la necesidad de importar alimentos por razones económicas ya que sale más barato importar alimentos tales como el maíz y el trigo que producirlos aquí mismo.
No obstante, los invito darles una mirada a nuestros campesinos, aquellos profesionales del agro que aun a pesar del abandono estatal, a pesar de la violencia y del extractivismo en algunas regiones entre otras amenazas y adversidades, son personas que tienen un alto sentido de pertenencia, respeto por la autoridad y un nacionalismo digno de admirar.
A pesar de que muchos de ellos no cuentan con formación académica y que algunas veces los veamos con ropas y manos sucias de abono debido a su labor de labrar la tierra, nuestros campesinos son gente sabia, educada que saluda amablemente a sus semejantes y que día a día le aporta beneficios a nuestra sociedad incluso mucho más que algunos estudiantes o personas que se hacen llamar profesionales pero que carecen de modales y humildad.
Personalmente me siento orgulloso de tener padres campesinos y de haber crecido cerca de las montañas de la Serranía de los Yariguies y en medio del tradicional paisaje cacaotero de mi municipio natal… El Carmen de Chucurí “una tierra con olor a cacao y sabor a chocolate”.
En donde por feliz predestinación pude aprender el noble oficio de cultivar la tierra de manos de mi padre, un laborioso y dedicado agricultor y de mi madre, una mujer dedicada a los quehaceres del hogar, quien siempre ha tenido para nuestra familia una invariable y afectuosa solicitud.
Es por ello que comprendo y valoro de primera mano, las vivencias propias del campo y también soy consciente de la urgente necesidad de impulsar políticas agrarias que permitan en primera medida reducir el volumen de importaciones de alimentos.
Así mismo es importante impulsar proyectos agroindustriales que permitan desarrollar productos sustitutivos de importaciones que contribuyan a la estabilización de precios y fortalezcan considerablemente la economía nacional.
Adicionalmente el Gobierno Nacional debe enfocarse más ampliamente en el agro colombiano, llevando a cabo iniciativas y definiendo incentivos y subsidios solidos que permitan a nuestros profesionales del agro ser más competitivos comercialmente, de manera que se puedan consolidar mercados nacionales así mismo se garanticen líneas de suministro en mercados internacionales.
Por último, como sociedad colombiana debemos aprender a reconocer y admirar a nuestros campesinos quienes a pesar de las circunstancias continuarán trabajando arduamente de sol a sol para producir los alimentos que se requieren en las zonas urbanas.
De manera que los jóvenes rurales que hereden nuestra patria dentro de los años siguientes, también se sientan orgullosos y sientan el deseo ferviente de quedarse en el campo emprendiendo proyectos productivos que fortalezcan la productividad y la eficiencia ambiental del campo colombiano.
En síntesis, hay algo muy profundo de debemos entender, podremos necesitar un trabajador o un profesional de cualquier área de vez en cuando, pero siempre todos los días de nuestra vida, necesitaremos un campesino tres veces al día al consumir nuestros alimentos.
*Tecnólogo Agroforestal, pensador y político.
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