Un feminicidio nunca debería prescribir, pues Nancy no es solo una víctima colombiana, sino que es parte de cientos de miles que cada hora corren la misma suerte en todo el continente americano, especialmente en Brasil.
Por: Yuli Metaute Londoño/ Esta historia tuvo lugar el primero de enero de 1994 cuando Jaime Saade y Nancy Mestre una pareja de novios, salieron de sus casas pasada la medianoche para celebrar el Año Nuevo. Esa misma madrugada, Saade golpeó, violó y baleó en la cabeza a la joven, que murió días después en un centro asistencial.
Desde entonces Martín Mestre, el papá de la víctima, buscó por cielo y tierra al feminicida que parecía se había esfumado. Ni siquiera la sentencia emitida por la justicia colombiana que lo condenaba a 27 años de prisión por asesinato y abuso sexual fue suficiente para hallar a este feminicida.
Pero Martín Mestre no se dio por vencido, empeñó gran parte de su vida en buscar al asesino de su hija, hizo cursos de inteligencia, estuvo al pendiente de que la Policía no olvidara el feminicidio a pesar de los años, e incluso hizo una investigación en redes sociales con la que pudo establecer que el paradero del criminal era Belo Horizonte (Brasil) con otra apariencia y con una identidad falsa, se hacía llamar Henrique Dos Santos Abdala, por más de 26 años nadie en Colombia supo del paradero de Jaime Saade.
Ese parecía ser el final de la cruda historia, pero no fue así. Luego de capturar a Saade, la justicia brasileña debía deliberar si el detenido iba ser extraditado a Colombia, ya que al haber pasado casi tres décadas del feminicidio, según sus leyes, los delitos habían prescrito. Los votos de los magistrados quedaron en empate y Saade quedó libre, como si nada hubiese pasado.
Esa nueva decisión de la justicia carioca era un nuevo golpe para el deseo de justicia de la familia Mestre, en una nueva lucha de los Mestre, su defensa argumentó que la decisión debía ser revisada porque, a pesar que en Brasil los delitos habían prescrito, Saade había cometido nuevos crímenes como la falsificación de documentos y de identidad.
El padre de la víctima interpuso una impugnación y el Supremo Tribunal Federal de Brasil aprobó en segunda instancia la extradición a Colombia de Jaime Saade para que cumpla su condena de 27 años de prisión, una victoria agridulce que le costó casi 30 años a la familia de Nancy.
Un feminicidio nunca debería prescribir, pues Nancy no es solo una víctima colombiana, sino que es parte de cientos de miles que cada hora corren la misma suerte en todo el continente americano, especialmente en Brasil.
Ahora las autoridades se deben centrar en recapturar a este feminicida. Afortunadamente nunca es tarde para que se haga justicia.
De acuerdo con la ONG Feminicidios Colombia, 28 mujeres han sido víctimas de feminicidios en Colombia durante el 2023. La situación parece agravarse con un promedio de casi una mujer asesinada por día en lo corrido de este año. Exactamente 0.7 mujeres víctimas de feminicidio.
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*Comunicadora Social y Periodista, locutora, presentadora de TV. Adscrita a la Asociación Colombiana de Periodistas de Bogotá. Actualmente labora para RCN Radio, conduciendo noticiero, programa deportivo y transmisiones del Fútbol Profesional Colombiano. Directora de Cotorra Digital.
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