Con la intensión de frenar la propagación del mosquito Aedes aegypti, agente transmisor de enfermedades como el Dengue, Chikungunya y Zika, integrantes de la Escuela de Química de la Universidad Industrial de Santander, de la mano con investigadores de la Universidad Santo Tomás, desarrollaron un nuevo proceso de preparación de derivados 2-(arilamino)acetonitrilos, sustancias con propiedades larvicidas que controlan el crecimiento de la población de este insecto
Las enfermedades de las cuales el mosquito Aedes aegypti sirve como principal vector de propagación, afectan primordialmente a los pobladores de zonas tropicales, como Colombia. Recientemente las alarmas frente a enfermedades como el Dengue se han activado tras notificarse más de 71.000 casos en lo corrido del 2020.
En el continente americano el año pasado se registró un broté de más de tres millones de casos, alcanzando su máximo histórico. Según cifras de la OMS en el mundo son hospitalizadas 500.000 personas con afectaciones graves a causa de esta enfermedad.
“En la actualidad se cuenta con agentes químicos para el control de los mosquitos, como hidrocarburos clorados, organofosforados, carbamatos y piretroides, muchos de ellos han inducido resistencias en las poblaciones de mosquitos”, dice Vladimir V. Kouznetsov, profesor de la Escuela de Química y director del Laboratorio de Química Orgánica Biomolecular (LQOBio), quien menciona que el uso excesivo de éstos ha generado un impacto ambiental negativo.
Con esta nueva patente se desarrollaron insecticidas que rompen el ciclo de metamorfosis del mosquito en su etapa larval, contribuyendo a lograr un control químico selectivo exitoso que favorece a la población expuesta a las enfermedades producidas por este insecto.
“La obtención de una patente no es la meta final de nuestro trabajo investigativo en esta temática, es un paso lógico de nuestros estudios fundamentales a las aplicaciones prácticas. Los resultados patentados nos impulsan y motivan a continuar con nuestro trabajo en busca de nuevos logros, retos e investigaciones que deriven en contribuciones para el beneficio de la comunidad”, dice el profesor Kouznetsov.
Kouznetsov junto a los estudiantes UIS, Elkin Flórez y Carlos Puerto, y la profesora Leonor Vargas y su estudiante Pedro Sanabria adscritos al Grupo de Investigaciones Ambientales para el Desarrollo Sostenible (GIADS) de la Universidad Santo Tomás, desarrollaron el trabajo que derivó en la obtención de una nueva patente nacional para las dos universidades, entregada por la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC).
El trabajo no termina con este logro, ahora el mismo equipo humano continuará su investigación para formular un insecticida que sea seguro para las personas y el medio ambiente