El mundo está lleno de personas que quieren las mismas cosas, todos queremos: vivir en paz, en una sociedad justa y equitativa, gozar de buena salud y poder cuidar y mantener a nuestras familias, todo esto son necesidades comunes de todo ser humano.
Por: Jesús Heraldo Rueda Suárez/ Podemos llamarle: solidaridad, trabajo en equipo, amor, para esta reflexión será Ubunto, un país como el nuestro, con las riquezas que tenemos, nuestra capacidad de trabajo, si practicáramos el Ubunto, otra sería nuestra nación, nuestra economía, nuestro comportamiento y nuestros hogares.
Tristemente no es así, vemos como, en todos los sectores: político, empresarial, en las relaciones personales, lo que prima es: “primero yo, segundo yo, tercero yo y si queda alguito pa’ miI”, además del “usted no sabe quién soy yo”
Una tribu africana “sin educación” nos hace reflexionar en esta breve historia, las reflexiones hechas en esta columna provienen de la lectura del libro Ubunto, con prólogo del arzobispo Desmond Tutu, premio Nobel de Paz.
Un antropólogo visitó un poblado africano quiso conocer su cultura y averiguar cuáles eran sus valores fundamentales, se le ocurrió un juego para los niños, colocó una cesta llena de fruta cerca de un árbol y les propuso lo siguiente:
El primero que llegue al árbol, se quedará con la cesta con fruta y acto seguido dio la señal para que empezara la carrera, ocurrió algo insólito: los niños se tomaron de la mano y comenzaron a correr juntos, para llegar al mismo tiempo y poder disfrutar todos del premio, acto seguido se sentaron y se repartieron las frutas.
El antropólogo les preguntó: ¿por qué habían hecho eso?, cuando uno sólo podía haberse quedado con toda la cesta, uno de los niños respondió: Ubunto, ¿cómo va a estar uno de nosotros feliz si el resto está triste?
Esta reflexión no pretende acabar con la competencia, con obtener logros, con prepararnos para obtener los mejores resultados, claro que no, la competencia es necesaria, eso no obliga a crecer, la reflexión esta encaminada a nuestro actuar, al trabajo en equipo, al respeto y amor por los demás
El antropólogo intrigado comenzó a indagar entre los adultos de la tribu: resulta que «Ubuntu» en el lenguaje de su civilización significa: «yo soy porque todos somos”, ¿cómo puede sólo uno de nosotros ser feliz, mientras todos los demás son miserables?
Paradójico que una tribu “sin educación» conozca el secreto de la cooperación y la solidaridad, algo que se ha perdido en todas las sociedades que se consideran a sí mismas sociedades «civilizadas» y cultas.
El Ubunto nos enseña que también debemos buscar respuestas en el exterior, es decir no podemos creer que lo sabemos todo, la práctica de la inteligencia colectiva nos lleva a siempre a un mejor puerto, el conectar con los demás sin distingo de raza, credo posición social, nos brindara el consuelo, la alegría y la sensación de pertenencia que necesitamos.
Debemos tener cuenta que todos los seres humanos valemos lo mismo y valemos lo mismo porque lo más importante que poseemos es precisamente nuestra humanidad, es así como conectamos con la gente, incluso con los desconocidos, eso debemos tener respeto por las jerarquías, valorar los títulos adquiridos, pero estos jamás se deben usar para humillar, la invitación es a deshacernos de los prejuicios si lo hacemos nos sentiremos de otra manera.
El mundo está lleno de personas que quieren las mismas cosas, todos queremos: vivir en paz, en una sociedad justa y equitativa, gozar de buena salud y poder cuidar y mantener a nuestras familias, todo esto son necesidades comunes de todo ser humano.
Si algo afecta las relaciones es el lanzar juicios, el condenar, por ello, siempre debemos escuchar la otra versión, así no la compartamos, jamás saquemos conclusiones precipitadas, no se trata solo de ver las cosas desde el punto de vista de los demás, el Ubuntu nos enseña que debemos observar el mundo desde todas las perspectivas, desde todos los ángulos posibles, recordemos que no todo el mundo ve las cosas de la misma manera, todos somos producto de nuestra cultura, de nuestros valores, de la educación que hemos recibido, de nuestras experiencias vitales, de nuestras cualidades personales.
Recordemos que valemos como seres humanos por ello debemos poner límites, hacer que respeten nuestras necesidades, el respeto a uno mismo está relacionado con el respeto hacia los demás, luego si creemos en algo, si vamos en busca de una meta, de un sueño, el secreto es no rendirnos, el Ubunto nos enseña que juntos somos más fuertes y que podemos usar esa fuerza para hacer el bien.
El primer paso para encontrar el bien en los demás es conectar con su humanidad, y una buena forma de conseguirlo es buscar puntos en común, porque cuando elegimos ver lo bueno de los demás, acabamos encontrando lo bueno que hay en nosotros, los seres humanos estamos llenos de prejuicios, por culpa de ellos, nuestro cerebro tiende a fijarse en lo negativo, tengamos en cuenta que las cosas malas que hacemos no nos definen como personas, porque en alguna etapa de nuestra vida hemos actuado mal, debemos tener en cuenta que nadie nace para odiar, eso si todos somos capaces de hacer el mal, todos tenemos cosas buenas y malas; luz y oscuridad, el Ubuntu consiste en elegir lo bueno.
Todos hemos pasado por momentos difíciles, nos pasa que a veces sentimos que estamos desconectados de la vida, es algo que nos pasa a todos, nos sentimos solos, aislados, apáticos, y esta situación nos gana, nos supera, sobre todo cuando estamos estresados, cansados o nerviosos, sencillo en lugar de escondernos, de hacer lo del avestruz, el Ubunto nos dice que nos apoyemos los unos en los otros y que nos dejemos consolar.
El mundo nos ofrece tantas cosas maravillosas para cambiar nuestro estado de ánimo, una buena lectura, caminar, hablar con Dios, la música, el arte, hacer deporte, hablar con un amigo (a), todo esto nos permite cambiar nuestro estado de ánimo, así mismo la belleza de la naturaleza, puede levantarnos el ánimo y conseguir que nos sintamos escuchados, comprendidos o renovados.
El Ubuntu sostiene que el perdón ayuda a recuperar la dignidad y el respeto por uno mismo, el perdón nos beneficia, no solo como individuos, sino también como comunidad, porque nos devuelve la paz, cuanto Ubuntu necesita nuestro país lleno de odios, de guerra sin sentido, la ira, el odio, la falta de amor nos está consumiendo, el perdón nos ayuda a recuperar la armonía, sé que es muy fácil hablar de perdón y muy difícil concederlo, y se hace más difícil si nos tenemos que perdonar a nosotros mismos errores que nosotros cometimos, malas decisiones, que acabaron haciéndonos daño, no nos maltratemos todos cometemos errores, es más eso forma parte de nuestra naturaleza, debemos aceptar nuestra humanidad, no negarla, y cometer errores es una parte importante de ella, así como corregirlos y aprender de ellos.
El Ubuntu nos aconseja dejar a un lado las diferencias sociales o culturales y vernos los unos a los otros como lo que somos: seres humanos que estamos juntos en esto, de igual forma nos dice que para poder avanzar en la vida debemos aceptar nuestra situación actual, si negamos la realidad o no hacemos frente a los problemas que tenemos pendientes, acabaremos atrapados en un círculo vicioso, nos enseña a no renegar del pasado ni de nuestra situación actual, aunque resulte doloroso, nos dice que debemos aceptar lo que nos ha ocurrido, a nosotros y a los demás, sin emitir juicios a ciegas.
Por último, la esencia del Ubunto es crear vínculos, hacer reír a alguien, retirar las corazas, la risa es buena para el corazón, reduce los niveles de estrés y estimula la producción de las hormonas que nos hacen sentir bien, los seres humanos somos complejos, igual que la vida, practiquemos el Ubuntu, ojalá leyéramos ese buen libro.
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*Profesional en Mercadeo
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