Rodolfo Hernández, con numerosas investigaciones en todos los entes de control; Fernando Vargas, quien salió por la puerta de atrás de la Alcaldía de Bucaramanga y Juvenal Díaz Mateus, con el lastre de un hermano condenado por la ‘yidispolítica’; son quienes suenan para el primer cargo departamental.
A nueve meses de la contienda electoral, Santander empieza a dejar en el camino del olvido la polémica administración de Mauricio Aguilar.
Los escándalos derivados por los procesos que afrontan su padre, el coronel Hugo Aguilar Naranjo, condenado por ‘parapolítica’; de su hermano, el exsenador Richard Aguilar Villa, por supuestos actos de corrupción durante su gobernación y las del propio mandatario en ejercicio, por las denuncias de posibles sobrecostos en la contratación; dejan claro que el departamento podría dar un viraje de 180 grados en materia electoral.
Pero la gran duda que tendrá que resolver la opinión ciudadana tiene que ver hacia que candidato se redirecciona ese viraje. Especialmente porque, quienes tienden a suceder al tercer Aguilar en el palacio amarillo, traen consigo pecados difíciles de ignorar.
Hace cuatro años, por ese codiciado cargo y los 1.145.603 sufragios registrados; se inscribieron oficialmente seis candidatos, pero solo cinco llegaron hasta el final.
Las cifras más relevantes, en materia de número de sufragantes, las obtuvieron tres de ellos: Mauricio Aguilar Hurtado, avalado por la coalición integrada por el Grupo Significativo de Ciudadanos ‘Siempre Santander’ y el Partido Conservador (380.704 votos); Leonidas Gómez Gómez, por la coalición ‘Dignidad Santandereana’ (332.189 votos) y la desaparecida Ángela Hernández Álvarez, avalada por los partidos de la U, Liberal, Justa Libres, Centro Democrático y Mira (215.680 votos).
Este año, tal como en 2019, se tendrán en el tarjetón cinco o seis nombres, pero la concentración de los votos se registrará en dos o máximo tres de los candidatos en contienda. Y esas posibilidades, por lo que mencionan los expertos, ya están sobre el tapete.
Y, aunque las ‘reglas’ de juego ya están definidas, las posibilidades de elegir en el mes de octubre un gobernador sin ‘rabo de paja’ será una misión imposible para los 1.721.083 santandereanos aptos para votar.
Rodolfo y su ‘prontuario’
Aunque se declaró en ‘modo silencio’ ante los medios para hablar sobre política, Rodolfo Hernández sigue trabajando en su proyecto a la Gobernación de Santander. De hecho, se habla de un apoyo tras bambalinas de Gustavo Petro a esa posible candidatura.
Prueba de ese posible respaldo de la fuerza electoral del presidente a Rodolfo Hernández, es el espaldarazo que ya le dio uno de sus hombres de confianza, Carlos Ramón González (conocido como el ‘dueño’ del partido Alianza Verde).
El problema que tiene Rodolfo Hernández, además del bajonazo estruendoso en materia de popularidad que tuvo en las encuestas, tras su derrota en la campaña electoral; es el alto número de investigaciones que tiene en la Procuraduría (28), la Fiscalía (3), el Consejo de Estado (1), la Contraloría (1) y el Consejo Nacional Electoral (2).
El Ingeniero atraviesa por su peor momento en materia jurídica. Incluso la DEA lo investiga por unos ‘dineros calientes’ con los cuales habría adquirido unos inmuebles en Estados Unidos a través de su esposa Socorro Oliveros.
En materia de capacidad de gestión, Hernández tiene pocos resultados en la administración pública. En su paso por el concejo de Piedecuesta, hace más de 20 años, fue sancionado por la Procuraduría por suscribir un contrato con la alcaldía a través de su empresa privada y no concluyó su periodo como alcalde de Bucaramanga, tras recibir una sanción de la Procuraduría.
Y como si fuera poco, al efímero senador se le conoce por ser un político que no trabaja en equipo, que les da la patada a sus aliados cuando ya no los necesita y en público despotrica de los políticos tradicionales, pero les vende avales y hace alianza con ellos en privado.
Fernando con los de siempre
Nadie podrá dudar de la capacidad que tiene Fernando Vargas Mendoza de producir dinero en el sector privado. Sus empresas, no solo en Colombia sino en el extranjero, lo han hecho inmensamente rico. Su éxito empresarial contrasta con su hobbie que es la política.
La primera vez que se escuchó del dueño de la Universidad de Santander (Udes) en lo público fue cuando hizo alianza con el extinto Fila (Frente de Izquierda Liberal Auténtico), creado por el desaparecido Horacio Serpa. Allí aceptó ser el segundo renglón de José Arístides Andrade para el Senado.
En ese primer intento, Vargas Mendoza solo estuvo tres meses en el Congreso. Así fue el acuerdo pactado. Un espacio de tiempo corto para tantas promesas de campaña. Más que un triunfo electoral para sus electores, su rápido paso por el capitolio fue un sueño hecho realidad, pero costoso en materia de dinero invertido.
Luego quiso ser Gobernador de Santander, recorrió las provincias en helicóptero (pues tenía el dinero para hacerlo), pero desistió de ese proyecto porque las mediciones le daban el triunfo -en cualquier escenario o contra cualquier candidato- a Horacio Serpa. Entonces optó por la Alcaldía de Bucaramanga, donde obtuvo un triunfo arrasador.
Fernando Vargas hizo un gobierno gerencial, como se hace en el sector privado. Fue el gran planeador de las grandes obras que se han construido en los últimos años, entre ellos el Puente de la Novena. Pero el accidente de tránsito sufrido por su hijo, que le afectó anímicamente y las desacertadas decisiones en materia contractual (especialmente de sus subalternos) terminaron pasándole factura.
En agosto del 2011, en una primera sanción, la Procuraduría lo destituye del cargo y lo inhabilita para ejercer cargos públicos por 10 años. El ente de control lo encontró responsable por celebrar de manera directa un convenio interadministrativo con Unipaz, por valor aproximado de $900 millones.
Ya por fuera del cargo, en 2017, la Procuraduría confirmó una segunda sanción que incluyó destitución e inhabilidad por 11 años, por irregularidades en la construcción del Parque Extremo en la comuna 9 de Bucaramanga. En una decisión cuestionada, en diciembre del 2019, el entonces procurador Fernando Carrillo revocó de oficio dicha sanción.
Vargas es un actor de la política tradicional y una vez anuncie su candidatura, tendrá de su lado -por lo que ya ha pactado con ellos- a los Tavera, a los Aguilar, a los partidos tradicionales y al mismo uribismo.
Juvenal y sus lastres
El general retirado Juvenal Díaz Mateus decidió inscribir un grupo significativo de ciudadanos para encarar su próxima candidatura a la Gobernación de Santander. El excomandante de la Séptima División del Ejército, decidió lanzarse a la política tras su exabrupta salida de las fuerzas militares que produjo el reacomodamiento de la cúpula militar ordenado por el presidente Gustavo Petro.
Esa barrida de generales lo obligó a colgar el sable y a buscar votos, así como lo han hecho toda su vida sus más cercanos familiares en el departamento. Sus apellidos lo relacionan fácilmente con Iván Días Mateus, su hermano, quien después de varios años en el Congreso de la República, fue condenado por la Corte Suprema de Justicia por el delito de concusión, cometido en 2004 durante el trámite de la reelección presidencial, por el escándalo conocido como ‘Yidispolítica’.
La hoja de vida del general Diaz Mateus es brillante. Fue primer puesto en todos los cursos de ascenso desde que estaba en la Escuela Militar de Cadetes José María Córdova, hasta el punto que era el oficial con más posibilidades para ser el comandante del Ejército Nacional.
Pero su relación familiar y sus sentimientos por la carrera militar concluida antes de tiempo, son dos lastres con los que el general deberá lidiar. Ambos podrían afectar de forma significativa una posible candidatura y un eventual gobierno.
Por un lado, el retirado oficial conforma un comité para recoger firmas e inscribirse como candidato independiente y desviar la atención por la estrecha relación de su familia (Iván y Luis Eduardo Diaz Mateus) con el partido Conservador y con la política tradicional. Para nadie es un secreto que los Diaz Mateus manejan una fuerza poderosa, que les ha permitido mantenerse vigentes y hacer pactos con otras fuerzas políticas, como los Aguilar en las pasadas elecciones al Congreso.
Y, por otro lado, su estrepitosa salida de la fuerza castrense -sin duda- le crean al general sentimientos nada positivos contra el gobierno de izquierda de Gustavo Petro, perjudiciales para el proyecto de Paz Total, en la eventualidad de un gobierno suyo en Santander.
De hecho, para Diaz Mateus, como exmilitar y como hombre proveniente de una familia de derecha, el terrorismo se debe enfrentar con las armas, un precepto muy alejado de las directrices del comandante en jefe. Esa situación podría ser -por causa o consecuencia- un acto de revanchismo contra quien derivó su salida del Ejército y le impidió su asunción como comandante.
Aunque el delito de consanguinidad no está tipificado en la jurisprudencia nacional, en política ser familiar de un actor cuestionado y/o sancionado, tiene un alto costo y Juvenal Diaz Mateus tiene ese lastre como su más fuerte contrincante.