La primera Copa del Mundo que se va a celebrar en el mundo árabe, la primera también que se disputará en el invierno boreal, comenzará en el Estadio Al Bayt, con capacidad para 60.000 espectadores, con el duelo que enfrentará a la selección anfitriona contra Ecuador, correspondiente al grupo A.
Cuando a las 16h00 GMT eche a rodar el balón, comenzará un mes que tanto los organizadores cataríes como la FIFA esperan que pase a la historia por lo que ocurra en la cancha y no por motivos extradeportivos, después de más de una década de preparativos marcada por las acusaciones de corrupción y las denuncias por la precaria situación de los trabajadores inmigrantes y el incumplimiento de los Derechos Humanos en este pequeño emirato del Golfo.
Ambiente mundialista en Doha
Tanto los equipos participantes como los aficionados de todo el mundo llegan poco a poco a Doha, en cuyas calles, habitualmente tranquilas, comienzan a vivir el ambiente mundialista, sobre todo en la zona de la Corniche y de Souq Waqif, el principal zoco en la capital catarí y punto de encuentro de los aficionados.
Entre los equipos que ya han llegado está Argentina, cuyo capitán Lionel Messi, a sus 35 años, busca la consagración definitiva como uno de los más grandes de la historia con un título que se le resiste a la Albiceleste desde 1986.
En su quinta participación mundialista, el actual jugador del París SG parece estar rodeado al fin de un equipo que le ayude a llegar a la cima, como quedó demostrado hace poco menos de un año y medio con la Copa América, el primer torneo que lograba Messi con su país.
El equipo construido por Lionel Scaloni alrededor de su capitán llega con una racha de 36 partidos sin perder y como uno de los principales favoritos a suceder a Francia en el trono del fútbol mundial.
Las principales amenazas para Messi llegan con «fuego amigo»: el Brasil de Neymar y la Francia de Mbappé, sus dos compañeros en el París SG.
«La Copa del Mundo es mi mayor sueño», admitió Neymar en una entrevista concedida esta semana al diario británico Daily Telegraph. Tras las dos decepciones en 2014 y 2018, «tengo otra oportunidad y espero aprovecharla». A sus 30 años, quizás no le queden más oportunidades al astro brasileño para darle a su país un sexto Mundial.
Argentina y Brasil contra Europa
Por nombres, sobre todo en ataque, Francia debería rivalizar con los dos gigantes sudamericanos, pero las dudas sobre el estado de salud de Karim Benzema, último Balón de Oro, y las bajas en defensa (Presnel Kimpembe) y sobre todo en la medular (Paul Pogba y N’Golo Kanté) auguran dificultades para le combinado de Didier Deschamps.
Inglaterra, Alemania, España, Bélgica y Portugal tratarán, junto a los ‘Bleus’, de mantener la supremacía de Europa en el Mundial, que no conquista Sudamérica desde 2002.
Pero las peripecias de los futbolistas en la cancha pueden quedar esta vez eclipsadas por la batalla mediática y diplomática entre el país organizador y Occidente.
En los últimos días, las autoridades cataríes pasaron a la ofensiva ante las críticas que llegan sobre todo desde Europa, que para la prensa del emirato son parte de una «conspiración».
«Conspiración» y «racismo»
«No quieren permitir que un país pequeño, un país árabe, un país musulmán, organice la Copa del Mundo», declaró a la AFP a comienzos de mes el ministro de Trabajo Ali bin Samikh Al-Marri, que incluso aseguró que las críticas tienen motivaciones «racistas».
Algunos países «no pueden aceptar que un país árabe y musulmán» organice la gran fiesta planetaria del fútbol, llegó a lanzar el emir Tamim ben Hamad Al-Thani en el último Foro Económico de Davos.
Después de 12 años de preparativos y más de 200.000 millones de dólares gastados, según algunas fuentes, Catar, que pese a su conservadurismo ha defendido también los avances sociales realizados en los últimos años tendrá la ocasión a partir del domingo de mostrar al mundo su ‘nueva’ cara.
«Catar nos ha prometido organizar una Copa del Mundo extraordinaria», clamó exultante el presidente de la FIFA Gianni Infantino el jueves en Doha.