Desde el primer día de ponerse en funcionamiento el sistema, en febrero de 2010, también comenzaron las pérdidas económicas en Metrolínea, las mismas que terminaron por colapsar el negocio y, por ende, la calidad del servicio.
Eso llevó al alcalde de Bucaramanga, Juan Carlos Cárdenas, junto con los mandatarios de Floridablanca, Girón y Piedecuesta, a buscar una solución al difícil tema de la concesión. De hecho, ya hay un primer acuerdo con los operadores, quienes aceptaron que la gallina de los huevos de oro ya falleció.
Aunque el proyecto de Sistema Integrado de Transporte Masivo (SITM) que el entonces gobierno de Álvaro Uribe le ‘vendió’ a los bumangueses estaba cargado de buenas intenciones, poco se avanzó en una verdadera articulación. De hecho, Metrolínea nunca logró la vinculación de la mínima flota requerida, ni alcanzó la cobertura prevista.
Aunque las cifras de pasajeros siempre fueron inferiores al punto de equilibrio, las condiciones contractuales (o contratos de concesión) hacían imposible la vinculación de la flota requerida. De hecho, modificar las reglas de juego inicial siempre fue el tema vedado.
La crisis terminó por pasarles factura a todos los involucrados, que se dio con la irrealizable transición hacia flota de bajas o cero emisiones y la demanda de pasajeros no llegó a superar el 50% y para rematar, se presentó una reducción de pasajeros en más del 75% en el último año por cuenta del Covid-19.
Ante el panorama oscurecido también para los operadores, con la insuficiencia de ingresos y riesgo de parálisis, además que una parte de sus ingresos son retenidos por los bancos acreedores; la palabra restructuración llegó a la mesa.
Crónica de una muerte anunciada
El alcalde Juan Carlos Cárdenas, al explicar lo que será el proceso de reestructuración de Metrolínea, dijo que el SITM comenzó en crisis porque “inició con un modelo financiero donde se planteaba que íbamos a tener 80 millones de pasajeros al año y lo cierto es que el mejor año que hemos tenido es para el año 2017 donde llegamos a tener un poco más de 40 millones de pasajeros, luego podemos observar que en el mejor escenario, de apurado, llegamos a la mitad de la capacidad que estaba establecida de manera inicial”.
El mandatario reveló que otro elemento que llevó al colapso es la tarifa de pesos por kilómetro que se le pagan a los operadores.
“Estas tarifas están casi en un 50% por debajo de las tarifas del sistema de Bogotá y casi un 40% con respecto al de Cali, luego ahí también tenemos otra evidencia real de lo que tiene que ver el sistema tarifario”, explicó.
Aclaró que no se cumplió con la infraestructura proyectada, “fue una infraestructura que no se dio desde el comienzo, no se construyeron todos los portales que estaban establecidos en el sistema y la flota que se estableció tampoco se alcanzó”.
De mal en peor
El alcalde de Bucaramanga, durante la presentación del proceso de reestructuración de Metrolínea, dijo que ya han pasado once años de la concesión y el sistema solamente ha podido amortizar de capital al sistema financiero el 5% por ciento de su valor, “luego ese 95% que quedan para saldar en un periodo de menos de cuatro años va a significar un esfuerzo económico gigante a los municipios”.
De hecho, la cifra en los bancos puede superar los 250 mil millones de pesos y apara poder cumplir con el compromiso, se tendría que imponer una tarifa en el pasaje no menor a los 5 mil pesos por pasajero, cifra impagable por los usuarios.
Y como si eso fuera poco, los expertos que asesoraron la estrategia de reestructuración, establecieron que las rutas, a medida que fueron pasando los años, no solucionaban las necesidades de transporte de los pasajeros.
“Hemos establecido avanzar en un nuevo plan maestro de movilidad metropolitano, que significa conocer nuevamente esos orígenes – destinos y hacer una actualización de rutas para poder prestar el mejor servicio”, indicó.
A grandes males…
Las autoridades municipales de los cuatro municipios, el ente gestor y los operadores por fin se pusieron de acuerdo en cambiar la estructura administrativa que los tenía ahogados.
“Con la terminación de mutuo acuerdo de la concesión se respeta a las partes, aquí todos vamos a tener que ceder para que la solución sea permanente o definitiva, pensando en el mediano y largo plazo y en los ciudadanos”, expuso Cárdenas.
Precisó que este modelo planteado se basa en experiencias de sistema de transporte público masivo de Cali, Bogotá y del sistema de transporte público de Medellín, “acá no hay improvisación, acá buscamos asesores con experiencia para que nos ayuden a resolver esa conversación que seguramente no lo habíamos logrado en el pasado”.
El mandatario bumangués aclaró que este acuerdo al que se llegó es la mejor decisión, “terminaremos por mutuo acuerdo la concesión y pasaremos a un nuevo modelo que tiene que ver con convenios de colaboración empresarial”.
Esos convenios -a criterio de Cárdenas- darán la posibilidad que junto con el Área Metropolitana de Bucaramanga como autoridad de transporte y el ente gestor, se establezcan conjuntamente reglas, niveles de servicio, contraprestación por multas.
Los beneficios
Una vez se lleve a la práctica el anuncio de la reestructuración, se podrían fortalecer la capacidad tecnológica en términos de mejor servicio a los ciudadanos.
“Orígenes, destinos, frecuencias, tenemos que darle la tranquilidad y la confianza a los usuarios que sepan cuál el horario de llegada de cada uno de los buses, las diferentes rutas, esa es una de las apuestas importantes en este proceso de mejoramiento que estamos planteando”, advirtió el alcalde Cárdenas.
Si todo sale como se ha planteado, se contará con una nueva flota de buses que resuelvan los pendientes históricos de inclusión, “esperamos poder contar con sistema de transporte que sea de energías limpias, estamos evaluando si pueden ser eléctricos o a gas, pero al final el gran propósito es que contribuyamos con una flota que mejore las condiciones de vida que fue el concepto inicial del sistema de transporte público masivo”, agregó.
Además, se hará por fin una verdadera articulación del transporte masivo con transporte público colectivo, el costo de estos convenios será menor al de los contratos de concesión; habrá mejor calidad en la prestación del servicio y, ante todo, Metrolínea no desaparecería.