Meses de advertencias internacionales y fracasos diplomáticos sobre la posible expansión del conflicto en la Franja de Gaza parecen materializarse. Horas después de que el Ejército israelí anunciara una serie de incursiones terrestres en el sur del Líbano —tras bombardear Beirut y localidades sureñas— Irán respondió con un ataque sin precedentes sobre Israel.
Las sirenas y la incertidumbre inundaron Israel después de que Irán lanzara 180 misiles balísticos en contra de lo que catalogaron «objetivos militares y de seguridad vitales» en territorio israelí.
Teherán afirmó que los ataques iban en represalia por los asesinatos de Hassan Nasrallah, líder de Hezbolá, y Abbas Nilforoushan, uno de los comandantes de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica —víctimas de un bombardeo israelí en Beirut el fin de semana—, así como el de Ismail Haniyeh, líder político de Hamás asesinado en un atentado en la capital iraní en julio.
Hasta el momento, no se reportan bajas de ningún tipo por los ataques de Irán en Israel.
El presidente de Irán, Masoud Pezeshkian, dijo que el ataque era una «respuesta decisiva a las agresiones de Israel» y le avisó al Gobierno israelí que, aunque su país no desea la guerra, está listo para responder a cualquier «amenaza».
No entren en conflicto con Irán, advirtió Pezeshkian a través de una publicación en X.
El régimen de Irán no comprende nuestra determinación de defendernos y nuestra determinación de tomar represalias contra nuestros enemigos, expresó Netanyahu en un video publicado en sus redes sociales horas después del ataque en Tel Aviv.
Las dos potencias militares del Medio Oriente se enfilan a una confrontación directa que amenaza desencadenar un escenario nunca antes visto en la región, con consecuencias inimaginables para la población civil. ¿Qué sigue tras el ataque de Irán a Israel?
Las capacidades militares de Israel y de Irán, puestas a prueba
Desde hace más de una década, Irán ha perseguido con vigor el objetivo nacional de armar a su Ejército y convertirse en una potencia armamentística —no solo en Medio Oriente, pero en todo el mundo—. La República islámica busca expandir su influencia política en la región a través del suministro de armas a grupos ideológicamente aliados que puedan otorgarle una carta fuerte contra la política expansionista de Israel. En el presente, Irán parece haber cumplido su cometido.
De acuerdo con información suministrada por la Oficina del Director de Inteligencia Nacional de EE. UU., Teherán cuenta con la reserva de misiles balísticos más grande de la región. Cuenta con un arsenal que va desde misiles ‘Sejil’ —con un rango de 2.500 kilómetros— hasta una serie de misiles hipersónicos —presentados en junio de 2023— que habrían sido utilizados en el último ataque a Israel.
Irán cuenta con un amplio repertorio de misiles balísticos que son capaces de llegar hasta territorio israelí, según la agencia de noticias iraní ISNA.
Además, tiene misiles de crucero que podrían transportar cabezas nucleares. Aunque hasta el momento, las autoridades iraníes niegan contar con arsenal nuclear.
Además, Irán ha conseguido tejer una red de alianzas militares en la zona con grupos hostiles a Israel: Hezbolá en Líbano, los Hutíes en Yemen, la Resistencia Islámica en Irak, el Estado sirio y Hamás en la Franja de Gaza son algunos de los actores principales —entre Estados y grupos milicianos— que dependen militarmente del apoyo de Irán y podrían utilizar sus arsenales en caso de un conflicto bélico contra Israel.
Por su parte, Israel cuenta con una amplia flota de aviones caza y bombarderos F-15, F-16 y F-35, suministrados por Estados Unidos. Estos ya han sido utilizados en el pasado para asestar ataques en contra de Líbano, Siria y Gaza. Tel Aviv también es pionero en el desarrollo de drones militares con los que cuenta para incursiones aéreas y apoyo en la tierra.
Con un arsenal auspiciado por Estados Unidos y una gran capacidad de desarrollo tecnológico, se especula que Israel ha conseguido desarrollar misiles balísticos de largo alcance, aunque las autoridades nacionales no han alardeado sobre esta capacidad. Para algunos expertos, Israel ya ha dejado ver su músculo militar en diversas ocasiones.
«Israel ha demostrado que si es atacado puede responder contra el corazón de Irán», explicó Daniel Crespo, analista internacional y profesor en la Universidad de San Francisco de Quito.
El experto mencionó también sus dudas con respecto con el arsenal militar de Irán, que ha mantenido sus capacidades reales en secreto herméticamente. Teherán apela más a una estrategia de distensión que poco a poco se va erosionando.
Sobre el terreno: ¿qué es lo que hemos podido observar en las últimas semanas?, o ¿quién tiene la capacidad de golpear con mayor profundidad? Ya sea de forma ‘masiva’ o ‘quirúrgica’. Lamentablemente, este tipo de cosas solo pueden confirmarse en el campo, dijo Crespo.
La carta estadounidense en la baraja de Israel
Sin embargo, el arma más fuerte que podría tener Israel en el caso de una guerra total en contra de Irán y sus aliados no reside en un búnker bajo la tierra en Tel Aviv, sino a cientos de kilómetros de la región, en la Casa Blanca.
Desde su creación en 1948, Israel ha contado de manera incondicional con el apoyo, político y militar, de Estados Unidos. Un país que ha extendido su brazo armado hasta Medio Oriente para disuadir a cualquier Estado de actuar bélicamente contra Israel.
Solo horas después del ataque iraní contra Israel, el presidente estadounidense, Joe Biden, afirmó que su Gobierno está «totalmente a favor de Israel». De hecho, las autoridades del Pentágono confirmaron que el mismo Biden ordenó apoyar a Israel en el derribo de misiles iraníes durante el ataque, involucrándose directamente en las hostilidades.
La única posibilidad de una guerra regional entre Israel e Irán es a partir de que Estados Unidos y la Administración Biden apoyen a Israel en esta campaña, mencionó Moisés Garduño, académico en la Universidad Nacional Autónoma de México.
Por su parte, la actual vicepresidenta y candidata demócrata a la Presidencia, Kamala Harris, rechazó totalmente las acciones de Irán y refrendó el compromiso de su campaña con la seguridad de Israel. «Siempre me aseguraré de que Israel tenga la capacidad de defenderse contra Irán», sostuvo la también candidata republicana a las elecciones presidenciales de noviembre.
En una hipotética confrontación directa contra Israel, Estados Unidos cuenta con una fuerte presencia militar en Medio Oriente que podría ser decisiva, con buques destructores estacionados en el mar Mediterráneo con capacidad de lanzar misiles balísticos y centros de comando dispersos por la región. También cuenta con tropas listas para la movilización.
El apoyo fraternal de Washington a Tel Aviv inclina la balanza a favor del Estado de mayoría judía.
El apoyo de Estados Unidos a Israel no entra en cuestionamiento, más allá de cualquier roce o distanciamiento entre Biden y Netanyahu, eso no rompe en el fondo esos lazos que responden a una visión geopolítica de largo plazo, añadió Crespo.
Medio Oriente, de nuevo, en la cuerda floja
En medio de conteos sobre quién tiene más misiles y la construcción de escenarios destructivos, la incertidumbre en la región es lo único conciso en la actualidad de Medio Oriente.
Aunque la inédita agresión iraní en suelo israelí representa la materialización de una escalada del conflicto que se inició el 7 de octubre en la Franja de Gaza —luego del ataque de Hamás a Israel en el que murieron más de 1.200 personas, según cifras oficiales— los próximos días serán cruciales para comprender el futuro de esa región.
Tras el ataque, Irán ha apelado al derecho de autodefensa que le confiere la Carta de Naciones Unidas —explícito en el artículo 51—. La movida no es nueva: Israel la ha usado en repetidas ocasiones durante su historia, especialmente para justificar sus agresiones y ocupación de territorios palestinos.
Actualmente, el derecho a la autodefensa, que nació con el objetivo de disuadir a las naciones del mundo a utilizar la fuerza, parece tener el efecto contrario con el que se pensó en un comienzo.
«Hay que hacer una diferenciación entre el derecho de autodefensa de Israel y el que cualquier Estado tiene de acuerdo con el Derecho Internacional. Si tomamos como punto de partida el 7 de octubre, estaremos viendo que ese derecho de legítima defensa que se ha utilizado supuestamente contra Hamás, ahora se está transformando hacia un elemento bélico de baja intensidad en el sur de Líbano«, señaló Garduño.
Irán e Israel se han enfrascado en una serie de señalamientos diplomáticos y piques militares, mostrando su capacidad destructiva con la esperanza de disuadir al enemigo de que actúe de manera violenta. Una estrategia muy delicada y que puede ser imaginada como una olla a presión que, con un ligero aumento de la temperatura, puede reventar.
Se trata de una escalada cuyo final es difícil de prever. Es casi seguro que la acción de Israel desencadenará otra respuesta iraní. Parece que estamos al comienzo de una confrontación enérgica entre nosotros y los iraníes, explicó Danny Citrinowicz, un oficial de inteligencia israelí retirado, para ‘The New York Times’.
Mientras el mundo se debate sobre estrategias militares y políticas de disuasión, Medio Oriente —una región marcada por intervenciones extranjeras, descontento popular y el lastre del autoritarismo— se ve, de nuevo, en la cuerda floja sobre la posibilidad de que el presente de la Franja de Gaza sea el futuro en toda la región.