Por: Ruby Morales Sierra/ Solo los corazones ambiciosos de los gobernantes transformados en cajas fuertes duras y frías son capaces de mentir, robar y traicionar hasta la propia madre.
La reforma de estatutos del Acueducto Metropolitano de Bucaramanga, AMB, realizada mediante escritura pública 220 del 17 de mayo de 2019 es una verdadera traición a la madre, los hermanos, vecinos y electores de la ciudad.
El AMB, además del negocio lucrativo de la venta de la materia prima natural del agua, legalizó el zarpazo para apoderarse de casi todo el gobierno y administración de Bucaramanga, con la máscara sonriente de la empresa privada. Sin rendir cuentas claras a nadie sobre contratación ni entrega de dividendos a socios particulares anónimos, según Ley 142 de Servicios Públicos.
Ahora el Acueducto también podrá prestar los servidos públicos del alcantarillado, aseo, energía, distribución de gas combustible, telefonía y demás servicios de tecnologías de la información y las comunicaciones, así como realizar obras de construcción e interventorías y también usar, operar y comercializar el alumbrado público y hasta brindar servicios de consultorías para más expansiones del modelo de privatización de los servicios públicos en otros municipios y departamentos.
Todo un súper gobierno empresarial inspirado en la expansión del cemento, la dominación y el lucro.
Los alcances de la traición a la madre Bucaramanga es de madre y señora mía. Casi que se borra de un tajo la necesidad de elegir alcaldes y concejales… si lo que se necesitan son gerentes firmones. ¿Para qué los gobiernos y el voto engañado de los pueblos si lo que se imponen son empresas privadas que explotan los recursos naturales, administran y vendan todo? Que terminan imponiendo tarifas de esclavitud sin competencia. ¿O a operar como carteles de servicios públicos y empresas sin control?
Porque la clara intención de reducir o eliminar los gobiernos para transformarlos en empresas privadas forma parte de la agenda de la política de mercados que impera en Colombia y el mundo desde hace décadas. Y eso mismo es lo que viene eligiéndose en Bucaramanga y Santander.
Corrupción cruda y descarada de gobiernos que venía azotando a la ciudad por más de 60 años, versus la legalización de un raponazo elegante y burgués-empresarial que se apodera de lo público. Así las cosas, en Bucaramanga ¿ha sido peor el remedio que la enfermedad?
La traición del gobierno LEE aplastó, sin escrúpulos, la promesa de la creación de la Empresa de Servicios Integrados de Bucaramanga.- Empresa Madre. Esto fue uno de las principales proyectos de campaña registrado en el Programa de Gobierno de la campaña Lógica, Ética y Estética, LEE, encabezada por Rodolfo Hernández, exalcalde de Bucaramanga en período 2016-2019.
Según la promesa electoral, la Empresa Madre estaba destinada a «brindar y atender la demanda de bienes y servicios de la comunidad. Entidad cuya financiación estará confirmada por los propios ciudadanos bumangueses con amplia participación social…”. (Página 49, 50 Programa de Gobierno LEE).
Se anunció en vano que la empresa Madre sería elegida mediante convocatoria pública y que la mayoría de los usuarios bumangueses podrían ser socios.
¡Mentira! Solo la élite es socia.
Qué los trabajadores iban a ser los mismos accionistas y operadores generando una fuente de empleo permanente. Que las utilidades obtenidas del ejercicio de la nueva empresa iban a ser diversificadas, como pago anticipado de los servicios públicos o en las alternativas de capitalización de la misma empresa.
¡Falso! Sólo la élite se lucra.
La multiactiva empresa de Acueducto de Bucaramanga AMB de hoy, incorporó a sus estatutos la siguiente perla, calcado de la finalidad de la traicionada empresa Madre: «será la administración del manejo de los residuos sólidos y/o su distribución, reducción y reciclaje (Vitalogic reencauchado); del tratamiento de aguas residuales (alcantarillado), etc…
La idea social e incluyente de la propuesta de la Empresa Madre, tuvo por objetivo integrar a la ciudadanía en la prestación de bienes y servicios a la ciudad y generar empleo digno. La promesa populista, que seguro animó a miles de electores para elegir al exalcalde Hernández terminó por convertirse en el retorcido monstruo de mil cabezas del actual acueducto privatizado, remachado y fuera del control social de la comunidad.
Los socios del Acueducto y su junta directiva sin duda se lamentan de no haber incluido también el cobro de impuestos a los bumangueses para acaparar, de un tajo y sin tapujos, casi todos los servicios públicos que presta la ciudad y manejarlos al antojo de la empresa privada. Ese poquito les faltó.
La sociedad anónima del Acueducto de Bucaramanga impide conocer los nombres de los socios particulares que deben estar felices con las expectativas de especulación de sus acciones en la bolsa, incluidos los intereses de los árabes que vinieron a conocer el negocio, mientras en el concejo municipal estuvieron merecidamente regañados y golpeados por cuatro años. La mayoría silentes y con rabo de paja…
La pesadilla del virus privatizador que nos enfrenta a perder el agua, el oro y el moro, es una realidad. La mansedumbre engañada en los tiempos del coronavirus se cierne invisible y letales sobre las soberanías local y nacional.
Los astros brillan azules, a lo lejos… Mientras una evolución estelar titila en el alma de los pueblos.
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