Por: Carlos A. Gómez/ Dicen que para guardar un secreto debemos escribirlo en un manual de instrucciones. Casi nadie los lee; de hecho, ahora muchas empresas han optado por no imprimir los manuales sino ofrecerlos en línea. Los manuales de instrucciones tienen la misma vida útil que los términos y condiciones de algunos servicios a los que accedemos de manera gratuita: nunca los leemos.
Cuando se está creando una cuenta de cualquier servicio que adquirimos, por lo general usamos más tiempo informando sobre nuestros datos personales que leyendo los términos y condiciones. En esas políticas de «privacidad» existen secretos que nadie conoce.
Por estos días se ha hablado sobre el cambio de las políticas de privacidad que ofrece la aplicación de WhatsApp que entrará en vigor a partir de febrero de 2021. De hecho, fue tendencia la semana pasada. Muchas personas en redes sociales usando memesse mofaban de que no habían leído nada y de todas maneras aceptaron las nuevas políticas de esta aplicación. Existe una responsabilidad individual y luego social sobre la información que se comparte en las redes sociales o en el internet.
He estado tomándome el tiempo de leer los términos y condiciones de las aplicaciones que tengo instaladas en mi celular y de las redes en donde tengo cuentas. Ha sido muy interesante lo que he autorizado y lo que he aceptado. Por ejemplo, en Instagram, cuando usted acepta los términos de la aplicación, está autorizando que ella pueda obtener información de la forma como usted hace toques en la pantalla y la forma como se desplaza, con el fin de obtener información sobre el dispositivo. Ellos manifiestan que lo hacen para evitar fraudes o saber si son robots quienes usan la aplicación.
En Instagram, usted le está dando acceso a su cámara, micrófono y datos de contacto, así mismo a la galería de fotos. Según ellos, esto es para realizar investigaciones que puedan establecer la seguridad de la comunidad y evitar casos de acoso y demás. Creíble o no, nunca he conocido algún resultado de las investigaciones que ellos hacen por usar el acceso al celular.
El grupo de aplicaciones de redes sociales que son reconocidas en todo el mundo del grupo de Facebook son: Instagram, WhatsApp, Facebook y Messenger. Cada una de estas aplicaciones lo que tienen en común son sus condiciones para el uso gratuito.
Todas las anteriores lo que usan son los datos de contacto, fecha de nacimiento, contenido que usted usa y busca, las comunicaciones, etc. Cuando interactúa con las personas por medio de mensajes, ha permitido y autorizado que, por medio de los metadatos, las aplicaciones puedan recopilar no solo lo que usted comparte si no también lo que le comparten. Ha autorizado también conocer la fecha de la creación de las fotos que comparte. Como el grupo Facebook quiere integrar todas sus aplicaciones a partir de febrero, se compartirá, entre otras cosas, también la dirección IP de su conexión. Eso quiere decir que WhatsApp por ejemplo conocerá su ubicación exacta.
Cada vez que escribe algún mensaje, usa una etiqueta (#) o usa una arroba (@) para notificar o mencionar a alguna persona, todo lo anterior lo usan, dicen ellos, para «(…) ayudarte a encontrar personas que quizá conoces y para otros fines (…)».
¿No le ha pasado que está hablando sobre un tema en particular en casa con su cónyuge, amigo, hijos etc., y después que mira su celular una hora después comienzan a llegar avisos publicitarios precisamente del tema que estaban conversando? No es que ellos tengan cámaras ni micrófonos ocultos en la sala o en su habitación, lo que usan es la cámara y micrófono de su celular para escuchar absolutamente todo lo que dice y hace. Si no le ha pasado, haga el intento.
Si le ha pasado es porque usted ha aceptado y dado acceso a la aplicación para que pueda acceder a todas las funciones del celular. Es interesante cómo para tomar una foto le piden acceso a los contactos, micrófono, cámara y la galería para que funcione la aplicación. Si no lo hace, en algunas simplemente los servicios gratuitos que se ofrecen no funcionan, obligando a acceder a sus políticas.
No solamente las redes sociales son las que desean obtener su información. Las cuentas de correo electrónico y de almacenamiento en la nube tienen políticas muy similares. Una vez que usted quiera tener sus servicios, tendrá que compartir todo con ellos. La información de los correos electrónicos, los documentos adjuntos o todo lo que se almacena en la nube pasa a ser también propiedad de ellos. Usted seguirá siendo el autor intelectual y podrá descargar o recuperar todo lo que haya compartido, pero no podrá solicitar que la información desaparezca por completo. Una vez compartida ya no hay vuelta atrás.
Muchas son las razones comerciales para que estas plataformas sean rentables y a la vez sigan siendo gratuitas para sus usuarios. Posiblemente una de las razones por las que Facebook no cobra por sus cuentas es porque tendría que cambiar los términos y condiciones y tendría que someterse a los intereses y necesidades de cada cliente.
Hay una serie que se llama «El dilema de las redes sociales». En esa serie hay una frase muy diciente: si tú no pagas por el producto, el producto eres tú. Ciertamente esto es una verdad a la que estamos sometidos hoy.
Finalmente, usted puede tener la oportunidad de leer los términos y condiciones de todo lo que adquiere, sea pago o gratuito. Esto es un llamado para que leamos qué es lo que estamos aceptando. Esa palabra es la clave: ¿Acepta?
*Ingeniero Industrial – Magister en Responsabilidad Social y Sostenibilidad.
Twitter: @carlosgpar
Facebook: Carlos A. Gómez
(Esta es una columna de opinión personal y solo encierra el pensamiento del autor).