Aún no se sabe oficialmente si la presidenta de la Cámara de Representantes de EE. UU., Nancy Pelosi, hará escala en Taiwán. La hipótesis de su arribo sigue abierta y con ello también las advertencias de China a Estados Unidos.
Medios locales en Taiwán informan que Pelosi podría llegar el martes por la noche. ‘The United Daily News’, ‘Liberty Times’ y ‘China Times’, los tres periódicos nacionales más grandes de Taiwán, citaron a fuentes no identificadas sosteniendo que Pelosi aterrizaría en Taipéi después de visitar Malasia, una versión sin confirmar por parte de Estados Unidos.
Esta parada provocaría la furia en Beijing, que considera a Taiwán como su propio territorio y ha advertido repetidamente de «graves consecuencias» si el viaje a Taipéi se da. Por lo pronto, la demócrata ya está en Asia desde este lunes 1 de agosto acompañada de cinco congresistas, entre ellos el jefe del comité de Exteriores de la Cámara Baja, Gregory Meeks.
Su primera parada, de un viaje que incluye visitas a Malasia, Corea del Sur y Japón, es Singapur, donde abordó con el Gobierno de ese país el tema de Taiwán, la isla autogobernada cuya soberanía el gigante asiático reclama.
China incrementa sus advertencias
El gigante asiático reclama la soberanía de Taiwán por considerarla una provincia rebelde desde que los nacionalistas del Kuomintang se replegaron allí en 1949, tras perder la guerra civil contra los comunistas.
Taiwán, con quien EE. UU. no mantiene relaciones oficiales, es uno de los mayores motivos de conflicto entre China y Estados Unidos, debido, sobre todo, a que el país norteamericano es el principal proveedor de armas de Taiwán y sería su mayor aliado militar en caso de conflicto bélico con China, pero Washington ha mantenido una posición ambigua al respecto.
Como ya había advertido en recientes intervenciones, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Zhao Lijian, insistió en que China tomará «medidas firmes» para «defender su soberanía e integridad» y que EE. UU. tendrá que «asumir todas las consecuencias» que surjan de la posible visita de la demócrata.
Según un comunicado emitido por el ministerio de Asuntos Exteriores de Singapur, Pelosi, que lidera una delegación de legisladores estadounidenses, se reunió este lunes con el primer ministro singapurense, Lee Hsien Loong, con quien habló de varios temas regionales, incluidos derechos humanos, cambio climático, la pandemia, comercio y seguridad en la región.
Y por supuesto, pero sin dar detalles, de “las relaciones a través del estrecho (de Formosa)» entre la República Popular China y Taiwán, la isla autogobernada democrática que Beijing considera parte de su territorio y que no descarta invadir.
El primer ministro de Singapur, país que juega a la equidistancia entre China y Estados Unidos, subrayó la importancia de «una relación estable entre China y EE. UU. para la paz y la seguridad regional».
China ve advierte que es una provocación
El portavoz Zhao Lijian eludió este lunes responder sobre cuáles serían las represalias que tomaría su país en caso de que la presidenta de la Cámara visite Taiwán: «Esperaremos y veremos», dijo.
Zhao, citado en medios locales, explicó que el estatus de Pelosi como «tercera persona de mayor rango en el Gobierno de Estados Unidos (tras Biden y Harris)» haría que su viaje a Taiwán fuese «muy delicado».
Si el viaje se da, sin importar «cómo o cuándo», estaría «violando gravemente el ‘principio de una sola China'», aseguró Zhao, que agregó que la visita «socavaría las relaciones entre China y Estados Unidos» y tendría «un impacto político negativo».
La semana pasada, el portavoz del Ministerio de Defensa de China, Tan Kefei, declaró que el Ejército chino «no se quedará de brazos cruzados» si se produce la visita y pidió que el país norteamericano respete «su promesa de que no apoyará la independencia de Taiwán». Sumada, además, la conversación telefónica que mantuvieron la semana pasada, el presidente chino, Xi Jinping, que le pidió a su homólogo estadounidense, Joe Biden, «no jugar con fuego».
La Casa Blanca ha respondido criticando la retórica de China, que considera «innecesaria» y «de poca utilidad». Biden le reiteró la semana pasada a su homólogo, Xi Jinping, que la política de Washington hacia Taiwán no ha cambiado.
Singapur da la bienvenida
Además de Taiwán, dos de los asuntos que más fricción causan entre China y Estados Unidos son la guerra en Ucrania y el cambio climático. Ambos temas también fueron discutidos entre Pelosi y Lee Hsien Loong.
En el comunicado de la Cancillería singapurense, ambos países reafirmaron «la profunda y multifacética colaboración entre Singapur y Estados Unidos, sostenida por una robusta cooperación en las áreas de defensa, seguridad y economía».
Ambas partes discutieron formas de profundizar la influencia económica de EE. UU. a través de iniciativas como el Marco Económico del Indopacífico (IPEF) ante la cada vez mayor influencia de China en la zona.
Impulsado hace dos meses, el IPEF es un nuevo esquema de cooperación regional dirigido a promover el comercio y la inversión entre EE. UU. y una docena de países de la zona, agrupando a países integrantes del grupo Quad (EE. UU., Japón, India y Australia) y de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN).
China ha estado aumentando constantemente la presión diplomática y militar sobre Taiwán. Las amenazas de represalias por una visita de Pelosi han impulsado las preocupaciones de una nueva crisis en el Estrecho de Taiwán, que separa a los dos lados y que podría afectar los mercados mundiales y las cadenas de suministro.
De darse la visita de Pelosi a Taiwán, sería la primera de un presidente de la Cámara de Representantes estadounidense desde 1997, cuando el republicano Newt Gingrich viajó a la isla.
Beijing ve el contacto oficial de Estados Unidos con Taiwán como un estímulo para hacer permanente la independencia de facto de la isla, un paso que los líderes de EE. UU. dicen que no apoyan.