Por: Holger Díaz Hernández/ El dictador con el apoyo de las corruptas fuerzas militares logró lo que muchos apostaron no se daría, juro ante la Asamblea Nacional por tercera vez como Presidente de la República para un nuevo periodo de seis años, sumiendo a los millones de venezolanos en la tragedia de tener que continuar siendo dirigidos por un gobierno que ha encarcelado, secuestrado y asesinado a miles de compatriotas sólo por ser de la oposición, en una nación que en 20 años pasó de la opulencia a la miseria y donde se considera que casi 9 millones de personas se convirtieron en desplazados por el mundo.
“Sabemos que el fin de un dictador está cerca, cuando lo único que hay en la calle son militares”. Nelson Mandela.
La ONU calcula que un 25% de su población actual saldrá del país en los próximos años, generando una nueva crisis humanitaria de gran magnitud, que impactará en los países vecinos como Colombia.
La diferencia de la elección del 28 de julio del 2024 con respecto a las anteriores, es que el fraude no solo fue más evidente, sino que, por vez primera, este se logró demostrar al mundo entero con las actas originales de las votaciones, donde el triunfo de la oposición en cabeza de Edmundo González fue ratificado además de instituciones como el Centro Cárter, por diversas organizaciones internacionales.
Solo dos presidentes en ejercicio, dictadores también como el: Miguel Díaz-Canel y Daniel Ortega, asistieron a la posesión de este 10 de enero, evidenciando el rechazo universal al impostor. Sus amigos ideológicos tradicionales como Rusia, China, Brasil o México enviaron funcionarios de segunda categoría, con lo cual dejaron el mensaje que no quieren ser considerados aliados directos del régimen.
En el otro extremo están los países de la Comunidad Económica Europea incluida España, cuyo gobierno ha sido tradicionalmente cercano a Maduro, además de los Estados Unidos y la mayoría de las naciones del primer mundo que no solo, no enviaron representación diplomática alguna, sino que han expresado públicamente su repudio a la dictadura.
No menos importante es el aumento de la recompensa de 25 millones de dólares que como un “Inri”, el gobierno de Joe Biden acaba de anunciar por la cabeza de Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y de 15 millones por el General Padrino López, por los delitos de narco-terrorismo, corrupción y tráfico de drogas, entre otros, solo equiparable a la ofrecida por Osama Bin Laden hace unos años.
Preocupa la posición absolutamente ambigua del presidente Petro, quien desde su elección en 2022 ha visitado siete veces a Maduro y lo convirtió en el máximo apoyo a su política de paz total. Hoy afirma no reconocer los resultados de las elecciones porque el gobierno de Venezuela no ha mostrado las actas electorales, pero aun así envió al embajador en Caracas a la posesión, generando rechazos mayoritarios incluso en sectores cercanos al Pacto Histórico.
Hasta ahora la actitud del presidente electo Donald Trump no ha sido clara, ha dicho reconocer a González como presidente, reclamó por la libertad y la vida de él y de María Corina, pero todos esperaban una posición más radical y directa contra el dictador de marras, sus asesores están dubitativos en cuanto a su posición una vez posesionado, alegando motivos de conveniencia nacional, tranquiliza la presencia del exsenador Marco Rubio como próximo Secretario de Estado quien en el pasado ha sido crítico frontal de este gobierno, lo cual permite avizorar grandes nubarrones sobre el gobierno de Maduro.
En la otra orilla la figura que se ha catapultado al estrellato, es María Corina Machado, quien no solo es reconocida como uno de los líderes más importantes del orbe en la actualidad, sino que a pesar de lo opaco que resultó Edmundo González, logró consolidar por fin unas fuerzas de oposición estructuradas, dejando en el pasado a líderes como Guaidó, Leopoldo López o Capriles y se convirtió en la esencia de la lucha del bravo pueblo venezolano ante el mundo.
Lo que viene para Maduro en los próximos meses es una presión internacional parecida a la que hasta hace poco tuvo el derrocado presidente de Siria, Bashar al-Asad, con muchas más sanciones económicas y políticas de la mayoría del mundo desarrollado, una nueva catástrofe humanitaria que le cerrará aún más el círculo de los pocos que actualmente lo siguen apoyando y unas fuerzas militares que aunque corruptas poco a poco se van dividiendo, además del impacto interno de la oposición que irá minando al sátrapa hasta que salga corriendo, seguramente hacia Rusia, lugar donde tendría la protección de Putin, si antes no es aprehendido como lo merece, no solo por los delitos de lesa humanidad que ha cometido sino también por destruir la vida y los sueños de millones de venezolanos que jamás imaginaron que el cambio que llegó con Hugo Chávez, terminaría en la más grande frustración de su historia democrática.
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*Médico cirujano y Magister en Administración.
(Esta es una columna de opinión personal y solo encierra el pensamiento del autor)