Por: Diego Ruiz Thorrens/ Nuevamente, buscan introducirse en nuestra sociedad las mentiras de aquellos que se rasgan las vestiduras gritando a los cuatro vientos “con mis hijos no te metas”, esta vez, resucitando una vieja gloria ya conocida. Han transcurrido exactamente 8 años, cuando por primera vez, los moralistas más recalcitrantes, muchos de ellos pertenecientes a sectores políticos y partidos cristianos “vaticinaron” que, si el acuerdo y el plebiscito por la paz llegaban a ser aprobadas, el gobierno del expresidente Juan Manuel Santos, por medio del Ministerio de Salud, “homosexualizarían” (así fue el término, homosexualizar) a nuestros menores de edad gracias a unas “cartillas” que impulsaban la diversidad sexual y normalizaban el ser gay o lesbiana.
Recordemos: ¿Pasó algo, así fuese una, una sola cosa de todo aquel embuste que esos sectores (muchos autodenominados “pro – vida”) “profetizaron”? No. No pasó nada. Ni en Bucaramanga, donde vergonzosamente nació el movimiento contra la farsante “ideología de género”, ni en ningún otro lugar del país, menor alguno se “convirtió en “gay”. Posteriormente, se demostró que las cartillas nunca existieron, y que como todo en las redes sociales, cuna de muchas teorías conspirativas, fueron caldo de cultivo para una perfecta, sincronizada y muy impactante mentira que finalmente muchos absorbieron. La gente comprendió que de la misma forma que es imposible hacer “correctos” a quienes roban descaradamente el erario público con un “manual de ética”, menos se logra “homosexualizar” a un menor por medio de la cartilla, una que de ñapa, nunca existió.
Pero el éxito de aquella pasada farsa de hace 8 años quedó sellada, lista para ser reencauchada y embebida por una nueva generación de manipuladores sedientos de poder que añoran construir una sociedad analfabeta que no juzgue, cuestione o siquiera confronte la retórica que ellos promulgan, metaverso que quieren enmarcar como verdadero.
Y en pleno 2024, principios de octubre, estos sectores lo hicieron una vez más, usando una estrategia que es muy efectiva (como lo fueron muchas otras anteriormente usadas): atacar un decreto que busca proteger a los excluidos (para el caso, la población trans), reencender el odio impulsado desde una perversa estrategia meticulosamente construida, induciendo la justicia a mano propia, como casi se consumió cuando varios padres de familia por poco agreden físicamente a Luis Carlos Leal, Superintendente Nacional de Salud en la ciudad de Bogotá.
La historia de cómo la circular de la Supersalud que busca garantizar la protección a la población trans está tan cargada de mentiras como de inexactitudes que pocos, concienzudamente, han realizado el ejercicio de examinar argumento por argumento de los sectores políticos que atacan la circular (muchos que desafortunadamente se identifican como cristianos o “sectores de fe”) con lo que realmente dice la circular.
Uno de los medios que sí hizo la tarea fue “Colombia Check”, medio que publicó un impresionante ejercicio de verificación de información. Aquí, rescato un párrafo de este ejercicio periodístico:
“La circular de Supersalud no obliga al cambio de sexo en niños y niñas.
Las diferentes publicaciones en redes se refieren a la circular externa de la Supersalud 2024150000000011-5, emitida el 20 de septiembre de 2024, en la que se da una serie de instrucciones y lineamientos a todas las entidades vigiladas, como las entidades promotoras de salud (EPS) públicas y privadas, para garantizar el acceso a los servicios de salud de toda la población trans del país.
Entre las múltiples directrices, está la necesidad de capacitar al personal del sector en temas de derechos humanos y enfoque de género; adaptar los sistemas para que se tenga en cuenta el nombre identitario de las personas trans; construir bases de datos con la información de la población trans que accede a los servicios de salud, entre otros.”
No obstante, encontramos en uno de los párrafos del mismo artículo la siguiente información: “Sin embargo, el acto administrativo ha sido tergiversado en las últimas semanas por varias personalidades del ámbito político y religioso, quienes han movido narrativas y desinformaciones alrededor de este tema, como el supuesto de que la circular “permite el cambio de sexo en niños de 3 años”, que “obliga a los profesionales de la salud a hacer cirugías de cambio de sexo en niños” o que “permite la esterilización química y quirúrgica en menores”.
Da lástima y vergüenza entender que somos un país que tiende no solo a creer cuanta mentira dicen (¿repiten? ¿reciclan?) algunos políticos cada cierto tiempo. Pero más lástima y dolor genera comprender que, de la misma forma que nos rasgamos el pellejo exigiendo que con “nuestro niños no se metan”, en las calles y en millones de hogares colombianos, cientos de niños sufren distintos tipos de violencias inimaginables para aquellos que dicen proteger a estos menores.
“Divide y vencerás” o “divide para reinar” dice por ahí el antiguo refrán. Al parecer esto funciona. Así este ejercicio implique instrumentalizar y poner en riesgo, en verdadero peligro, la vida de esos menores que dicen ser la bandera y el eslogan de aquellos que actúan políticamente “correctos”.
Somos una sociedad sin memoria. Definitivo.
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*Estudiante de Maestría en Derechos Humanos de la Escuela Superior de Administración Pública ESAP – Seccional Santander
X: @DiegoR_Thorrens