Por: Adrián Hernández/ “Ayudar a las personas en su ruta hacia una mejor salud”, éste es el Propósito Superior de la cadena de farmacias norteamericanas CVS que en el año 2014 hizo unos importantes cambios en su portafolio de productos. La cuestión era la siguiente: Dicha cadena de farmacias, tenía en su portafolio la venta de tabaco, junto a los fármacos, alimentos dietarios y todo aquello que una farmacia puede ofrecer; sin embargo, al revisar el propósito superior, el tabaco no tenía cabida, lo que les llevaba a ser incoherentes. Para no extenderme tanto -ya que no recibo ninguna dadiva por hacerles publicidad- el tema de vivir en coherencia les salió por unos 2.000 millones de dólares al año que dejaron de percibir por esta decisión de no vender más cigarrillos. Como si fuera poco, lanzaron también programas para ayudar a los fumadores a dejar de fumar.
Hay decisiones que tienen costo y muy alto, pero nada se compara con la ganancia en paz, felicidad y tranquilidad que esto pueda traer. También hay decisiones que no se pueden aplazar pues el precio de no tomarlas puede ser muy elevado. Porque la vida, así sea de una organización, es fugaz y no da espera, pero se plenifica y tiene sentido, cuando el propósito Superior está bien claro.
Ciertamente que la frase con la que he abierto esta columna es una sentencia pesimista que denota cansancio, dolor, sufrimiento, aburrimiento y por demás, pérdida de amor por la vida. La he escuchado en boca de muchos padres e hijos que por estos días el dolor, la soledad y la tristeza les embarga. Porque la realidad que estamos viviendo nos está interpelando desde el lado de la existencia, llevándonos a reflexionar sobre la pregunta: ¿Para qué vivo?
Y es que no es para menos. Cada vez que el ser humano es confrontado por situaciones que le llevan al filo, es cuando decide lanzar su encanto o su desencanto por la vida. En la historia de la humanidad las guerras, las hambrunas y las pestes han llevado a que el homo Sapiens (hombre pensante u hombre sabio) como se ha denominado a la especie humana, haga altos y vuelva sobre sí para repensar su existencia, a este ejercicio de vuelta sobre sí es a lo que se denomina Propósito Superior porque le da un sentido de trascendentalidad a la existencia entiendo a ésta como aquello que excede las ambiciones personales y pasa al plano de dejar huella y transformación. No hay dudas que esto es un ejercicio espiritual.
Esta “nueva peste”, de nuevo pone al ser humano en evidencia y en situación. Ante la pérdida de innumerables seres queridos y ante las secuelas físicas que está dejando, genera en seguida las gruesas preguntas de la existencia y, ¿para qué vivo? Es justamente una de las más importantes. Y ante preguntas grandes, respuestas grandes. Las respuestas seguramente están centradas en: vivo para mis hijos, vivo para mi pareja, vivo para que mi negocio crezca, para tener una casa, un carro, para que no falte nada en casa. Pero si estas fueran las respuestas son muy pequeñas en relación con lo grande que es la pregunta, pues los hijos , son prestados: tarde o temprano se van de nuestro lado; así mismo la pareja puede cambiar de pareja, eso está de moda; los negocios y los bienes materiales son una ilusión: hoy están, puede que mañana no o lo contrario, fijémonos que el bitcoin es una moneda virtual; y así sucesivamente, porque sin duda los humanos actuamos para satisfacer nuestras necesidades básicas, pero también para satisfacer otras más elevadas como causas sociales, de estima, de reconocimiento y de autorrealización y estas últimas son respuestas gruesas.
Y bueno, a todas estas, ¿qué es propósito? “Es la razón de ser de una organización y va más allá de las ganancias” así lo dice Carol Cone, pionera en el tema, que viene cogiendo impulso desde la década de los 80 fundamentalmente en el ámbito empresarial. Esto traducido en cómo lo hace una empresa es, actuar sobre algo más grande o por encimas de sus productos o servicios que pueda llegar a ofrecer para generar utilidades, por ejemplo, la decisión que tomó la cadena de farmacias CVS. También es un movimiento en las personas. De acuerdo con estudios que se han realizado, ésta es la razón por la cual las personas son más felices cuando ingresan a una organización que tiene propósito, porque sienten que van más allá de ayudarle a hacer dinero a los dueños y su propósito individual está alineado con el organizacional. La generación llamada Millenial la tiene bien claro.
Creo que la presencia del Covid hace un llamado a cualquier tipo de persona ya sea natural ya jurídica a volver sobre sí, a revisar los motivos de la existencia a no escatimar momento alguno para unir esa triple dimensión del ser humano: mente, cuerpo y espíritu. Y como un todo a actuar en consecuencia o en coherencia. Todo puede ser vanidad de vanidades, lo efímero puede coger fuerza el sin sentido puede llegar. Pero cuando se ha gozado el proceso, el resultado no solamente ha de esperarse, sino que además también ya se ha gozado. Cuando se tiene propósito y se vive en una vida con propósito si acaso nos sorprendiera la muerte, no hay cabida para las nostalgias. Lo ideal es que el día que nos sorprenda la muerte, estemos bien vivos, haciendo lo que nos gusta hacer y viviendo la vida que queremos vivir.
Y es que estar bien vivo es, amando lo que hacemos, viviéndolo desde el corazón, quedando cansados al final de la jornada, pero pletóricos de alegría. De las lecciones que está dejando este Covid es que no necesitamos de muchas cosas para ser felices, que lo que necesitamos es estar en el lugar adecuado con las personas adecuadas y haciendo lo que nos gusta hacer.
Lastimosamente la gran mayoría de la humanidad hoy no vive con Propósito, hay mucha juventud desilusionada de la vida, muchos padres de familia en modo sobrevivencia, muchos abuelitos tristes, muchos niños con rostro arrugado. Es momento de tomar decisiones, sólo vivimos una vez.
Debo comentarles que desde hace un tiempo tomé decisiones sobre mi Vida, proceso por demás doloroso, pero hoy me dedico junto con mi señora a hacerle caso a nuestro corazón, a dejar este mundo mejor de lo que lo encontramos mediante el desarrollo y el cultivo de la Inteligencia Espiritual, como nuestro propósito superior. A mejorar el don de la Vida, haciendo negocios de forma diferente. No importa si vamos a morir, lo importante es habérnosla gozado.
Finalmente, unos tips para hallar el propósito:
Pregúntate para qué eres bueno. Haz un listado de tus fortalezas, también de tus debilidades.
Visualiza el ideal de vida que quieres llevar y vívelo como si ya lo tuvieras.
Contesta a las siguientes preguntas: ¿si volvieras a nacer elegirías lo mismo que tienes hoy? Si te dijeran que hoy mismo morirás, ¿qué te faltaría por hacer? ¡Y no aplaces más, toma decisiones, así sean costosas!
Ah, finalmente Chiqui lastimosamente falleció hace dos días.
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*Filósofo y Teólogo. Psicólogo Universidad Nacional. Magister en Biociencias y Derecho Universidad Nacional. MBA Inalde Bussines School. Director Programa Inteligencia Espiritual Medirex.
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