Por: Javier Antonio Rojas Quitian/ Revolucionado se encuentra un sector de la sociedad, por la publicación por parte del gobierno nacional, del Decreto 1408 del 03 de noviembre de 2021, mediante el cual se pide a los establecimientos de ocio, exigir a sus clientes el carnet de vacunación contra el covid-19, como requisito obligatorio para poder ingresar a los establecimientos.
Entre otras medidas, este decreto exige la presentación obligatoria del carnet de vacunación contra el Covid-19 o certificado digital de vacunación en el que se evidencie, como mínimo, el inicio del esquema de vacunación, como requisito para el ingreso a eventos presenciales de carácter público o privado que impliquen asistencia masiva a bares, restaurantes, cines, discotecas, conciertos, casinos y actividades de ocio, así como escenarios deportivos, parques de diversiones, museos, y ferias.
Además, el decreto trasfiere la exigencia del cumplimiento de la norma a los propietarios o administradores de los establecimientos comerciales o a los organizadores de los eventos masivos, quienes serán sancionados si permiten el ingreso a un cliente sin que presente el carnet.
Con esta medida, Colombia sigue el mismo camino de un grupo extenso de países de América, Europa y Asia, que ya exigen el carnet de vacunación para ingresar a ciertos lugares comerciales y que implementan esta medida como estrategia para incrementar el porcentaje de la población vacunada, de preservar la salud pública y de alcanzar la llamada inmunidad del rebaño.
Y claro, más tardó el Gobierno en publicar la medida, que los llamados “antivacuna” colocar el grito en el cielo, aduciendo la vulneración de sus derechos individuales, de sus libertades. Parece increíble, que muchas personas aún piensen que el Covid no existe y que con la vacuna se nos va a generar un campo electromagnético en nuestro brazo, que nos van a aplicar un microchip para expiarnos o que nos están modificando nuestro ADN.
Muy respetable lo que cada uno piense y lo que cada uno haga con su cuerpo, pero, en este caso, si la decisión individual es no vacunarse, esto afecta directamente a los demás y aunque los derechos individuales son importantes, prima el bien común, por ello si no se vacuna, quédese en la casa y no ponga en riesgo a los demás.
Tengo serios reparos sobre nuestro actual gobierno, pero en este caso siento que hacen lo correcto, es más, la norma debe endurecerse, no puede ser posible que personas que no conocen ni los elementos químicos de la tabla periódica e influenciados por youtubers puedan andar por ahí desacreditando el proceso de vacunación y desvirtuando un trabajo realizado por científicos y estudiosos.
Como ciudadanos tenemos que empezar también a actuar con responsabilidad, todo no es culpa del gobierno y es claro entender que, así como exigimos nuestros derechos, también debemos ser conscientes de nuestros deberes, que nuestras libertades terminan donde empiezan las de los demás, esa es la regla que sostiene la común unidad.
Comparto la ilusión de muchos en este país, de que ya los más duro de esta pandemia haya pasado, que no nos veamos avocados a un cuarto pico o a una nueva saturación del servicio de salud, por ello, aplaudo decisiones como la de exigir el carnet de vacunación para el ingreso a ciertos lugares, tampoco es que se esté pidiendo para ingresar a universidades, hospitales o iglesias, se exige para ingresar a sitios de ocio, no se entiende porque tanta alharaca por esa decisión.
Ojalá que, con esta medida, varios de esos “científicos de la calle” que cuestionan la vacuna, reflexionen y en un acto de empatía, de humildad y respeto a sus semejantes y familias, acudan al servicio de salud y se coloquen la vacuna, sería un gran gesto, en honor a quienes fallecieron añorando el pinchazo salvador y una muestra de cariño y solidaridad para con sus seres queridos.
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*Exalcalde de Sucre (Santander), Administrador de Empresas, Especialista en Gestión Pública y Magister en Políticas Públicas y Desarrollo.