Por: Alexcevith Acosta/ Increíblemente antes de escribir esta columna, me encuentro escuchando la noticia que se estaba presentando en horas de la tarde del lunes 22 de julio del corriente: un bloqueo a la altura del peaje de Curití.
Me encontraba con mi esposa regresando hacia San Gil desde Bucaramanga, después de terminar unas diligencias personales, empresariales y domésticas, y precisamente regresando para poder revisar tareas con nuestra hija quien termina su primaria en la capital de la provincia de Guanentina, en donde -creo- el mismísimo cacique estará revolcándose por el retraso en la conectividad que históricamente ha marcado a la región donde se gestó la revolución comunera y que además de esto, nuestros héroes y mártires dieron todo en la Batalla del río Pienta.
Mi hija, a quien en ese momento cuidaba su abuelita materna Doña Rosita y su tía que la acompaña diariamente, a su vez nos confirmaba el bloqueo vial dada la protesta de un número importante de ciudadanos reclamándole al Invías y a los concesionarios viales por el estado de las vías en nuestro departamento de Santander.
Revisando las redes de los medios de comunicación, veía como las personas en su libre derecho de reclamar exigían la presencia de funcionarios con decisión del Invías, del departamento y del Gobierno nacional, que a la postre plantearon una reunión para el próximo sábado 27 de julio, después unas reuniones virtuales pasadas y que no llegaron a ningún acuerdo.
Y es que, se ha convertido en noticia nacional el reporte de los constantes accidentes en esta vía que desde Bucaramanga conduce hacia Bogotá y que además es la ruta casi que obligatoria para conectar a Santander con gran parte del interior de nuestro país.
Se dice en la teoría de las regiones desarrolladas que una de las principales herramientas para alcanzar este estándar es precisamente la conectividad. Y, hablando de conectividad vial, Santander brilla por su abandono, y si bien somos pioneros y tenemos muy bueno indicadores en muchas áreas en este renglón, la verdad es que el atraso es inmenso frente a departamentos como Antioquia, Boyacá, Cundinamarca, Valle del Cauca, el Tolima Grande, el eje cafetero y la costa Atlántica.
Y ahí empezamos a preguntarnos el porqué de esta situación histórica para un departamento que le aporta tanto al país en renglones tan importantes como los hidrocarburos, la minería, la agricultura, la ganadería, la avicultura, la tecnología, los servicios de salud entre otros.
Hemos visto la buena gestión de Prosantander e incluso de nuestros padres de la patria que permanentemente se han reunido con el Gobierno nacional desde hace varias administraciones, para priorizar dentro de los planes de desarrollo nacional -por lo menos que tenga en mi cabeza los últimos 10 periodos- y ahí ya van calculando mi edad desde que tengo uso de razón, en donde se habla, se asiste a pomposas reuniones con los actores que toman las decisiones y que al final, como dice nuestro paisano humorista, quedamos… como Colombianita todos los ciudadanos que gracias a la valentía de quienes pacíficamente realizan estos reclamos se logra por lo menos volver a incluir a Santander en la agenda nacional para que de forma articulada los tomadores de decisiones dignifiquen la conectividad vial que merece nuestro departamento.
Ya siendo las 7:00 de la noche del día del bloqueo (22 de julio) y al ver con mi esposa que no podíamos llegar a San Gil, decidimos pernoctar en mi Floridablanca, no sin antes pasar a saludar a algunos familiares en Bucaramanga, Girón y claro está, aprovechar la oportunidad y el momento para ir a disfrutar de una deliciosa arepa santandereana en casa de mi padre en Piedecuesta. Arepa que, por cierto, prepara mi hermano ingeniero metalúrgico de la UIS, pero que aprendió la receta ancestral de mi adorada madre doña Neyla quien bautizó su emprendimiento como Arepa La hormiga y cuyo eslogan reza: no muela, no amase, destape y ase.
Por tanto, haciendo caso al eslogan de mi madre (QEPD) acompañamos la arepita con una buena taza de café del municipio de Coromoro y un pedacito de cuajada del valle de San José en donde están también los deliciosos y tradicionales chorizos de Doña Eustaquia. Y, es que, precisamente hablando de este menú empezamos a mencionar en familia la riqueza de todo nuestro departamento, con todas las provincias en arte, cultura, gastronomía, recursos naturales, biodiversidad, etc… Y es entonces, no se comprende como las vías de nuestro departamento siguen en ese rezago, aun entendiendo la complejidad geomorfológica que poseemos como lo dice el Maestro Villamil al citar las bravas tierras de Santander.
En todo caso, se invita a que haya una buena voluntad del Gobierno Nacional, de los gobiernos locales y el departamental, así como la participación activa del Invías para que logren resolver esta situación y evitar que el lamentable estado de nuestras vías cobre más vidas como lo recientemente ocurrido en el tramo que de Oiba conduce hacia le Socorro y que por el contrario, podamos decirles a nuestros visitantes que si pasan por San Gil amigo mío, puedan, como dice la canción, visitar el Cerro de la Cruz, laa Bella Isla y Pozo Azúl, además, todo lo bello de la región; pero más importante, que recordemos todos los colombianos una de las estrofas más importantes de la canción poniendo de precedente la importancia de esta raza y de nuestros héroes:
El Fuego de Galán y de Alcantuz, que en fiera llama se extendió hacía la tierra del Sur…
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*Ingeniero Civil, Especialista en Gerencia, Especialista en Project Management & Gestión de Competencias, del PMM Institute For Learning. Desarrollo de Requerimientos para Software y Programación, Bajo Ambiente Cliente Servidor. Candidato al título de Maestría en Gestión y Auditorías Ambientales con especialización en la Valoración Energética de Residuos y Gestión Ambiental.
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