Serpa, el caudillo

Por: Gustavo Herrera Acelas/ Este sábado murió no solo un hombre político sino el último caudillo liberal más importante de los últimos años rebasado para mí solo por su colega Jorge Eliecer Gaitán Ayala y me atrevería a decir que fue el hombre más influyente de la política santandereana de todos sus tiempos y el mejor orador.

Tuve la oportunidad de conocerlo y caminar a su lado por cuatro años por todo Santander cuando fungía como Gobernador y el suscrito como presidente de la Federación Comunal de Santander.

Era poseedor de un buen humor, inteligente, estrictamente puntual. Recuerdo que cuando lo invitaba a diferentes eventos comunales en las provincias o en el área metropolitana, tenía claro que debía citar la reunión una hora antes, porque él era muy puntual en la agenda y gran conocedor de las inquietudes de los colombianos y santandereanos, además, una pluma fina en sus escrituras, conocía como nadie la historia política de Colombia. Escaló desde lo más pequeño hasta lo más grande de las tres ramas del poder público.

Serpa nació en el barrio Comuneros en la comuna 3 de Bucaramanga y estudió Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad del Atlántico, en Barranquilla; pero él mismo aseguró que primero fue tipógrafo y vendedor de huevos entre otras. Fue presidente de Junta de Acción Comunal, Juez Promiscuo de Tona, concejal y alcalde de Barrancabermeja, Diputado de Santander, Representante a la Cámara, Senador y Gobernador de Santander y por culpa de su lealtad impoluta con su amigo Ernesto Samper -de quien fue su más grande defensor- y la foto de la toalla de ‘Tirofijo’ con Andrés Pastrana, le arrebataron la presidencia de Colombia en la segunda vuelta.  

Fue ministro de los presidentes liberales Virgilio Barco (1986-1990) y Ernesto Samper (1994-1998), Procurador General, así como embajador ante la Organización de Estados Americanos (OEA). Creo que nadie ha tenido una trayectoria tan larga en el ejercicio público en Colombia.

Además, junto con el asesinado Álvaro Gómez Hurtado y Antonio Navarro Wolff, actual presidente del Partido Alianza Verde, fue copresidente de la Asamblea Nacional Constituyente, que le dio vida a la Constitución que rige al país desde 1991. Fue el más votado en la séptima papeleta que dio origen a la norma de normas.

Anécdotas tengo muchas, entre esas una que nadie sabe y hoy la hago pública. Quise llevarlo a Popayán al Congreso Nacional Comunal, evento que se hace cada dos años y comprometerlo para que se hiciera el Congreso Nacional Comunal en Bucaramanga, lo llamé y le dije: “Gobernador le tengo la noticia importante, que lo van a condecorar como el mejor Gobernador Comunal del país y le quieren hacer un homenaje”.

Él se puso feliz y dijo: “Allá estaré sin falta”.

Después llamé al presidente de la Confederación Nacional de Acción Comunal y le dije: “Va a ir Serpa a Popayán y nos tocará hacerle un gran reconocimiento nacional por toda su trayectoria política y social”.

Y así se hizo, yo ayudé a redactar la resolución de reconocimiento y efectivamente lo condecoramos y nos trajimos el Congreso Nacional Comunal para Bucaramanga.

Horacio Serpa venía padeciendo hacer años de un cáncer de páncreas que lo desmejoró enormemente. Fue querido por muchos, odiado por pocos. Pero no creo que existiera un santandereano que conociera más nuestra idiosincrasia como él, diestro de nuestra jerga santandereana, del ‘mamola’ que lo hizo popular en Colombia cuando defendió la estabilidad política de Samper en el Congreso.

Tenía muchas frases, pero una que se me quedó grabada en la mente fue en los diálogos de paz con las Farc: «Es fácil auspiciar la guerra cuando los muertos no son los hijos de uno (…) En Colombia no habrá paz hasta que los hijos de los pobres puedan comer mejor que los perros de los ricos».

Paz en su tumba.

*Dirigente comunal, artista y consultor de marketing

Móvil: 322 352 9320

Correo: gustavoherrera0211@gmail.com