Myanmar está sumergida en el caos desde que se produjo el golpe de la Junta Militar en febrero. Opositores detenidos, persecuciones judiciales y uso desmedido de la fuerza por parte de los servicios de seguridad conforman un coctel peligroso.
Este último ítem reflotó en las últimas horas luego de que la organización benéfica Save the Children comunicara que dos miembros de su personal en territorio birmano desaparecieron el pasado sábado, mismo día que aparecieron restos carbonizados de más de 30 personas producto de una agresión de tropas militares, según atribuyeron grupos de monitoreo y medios locales.
Estos cuerpos fueron hallados a la vera de un camino cerca de la aldea de Mo So, en el municipio de Hpruso, en dos camiones y un automóvil quemados por miembros de las Fuerzas de Defensa del Pueblo (PDF), un grupo armado que se erigió en distintos puntos del país para enfrentar a la Junta.
Un testigo anónimo comentó que encontraron 27 cadáveres calcinados, junto a otros restos en pedazos, por lo que no pudieron contar en certeza cuántos más había. Finalmente, la cantidad de víctimas de este atentado serían aproximadamente 35, incluyendo niños y mujeres.
Save the Children informó el sábado que dos de sus misioneros habían sido atrapados en un incidente y estaban desaparecidos, agregando la “confirmación de que su vehículo privado fue atacado y quemado”.
La directora ejecutiva Inger Ashing se pronunció al respecto.
“Estamos horrorizados por la violencia llevada a cabo contra civiles inocentes y nuestro personal”, expresó. Luego añadió que son “trabajadores humanitarios dedicados que apoyan a millones de niños necesitados en todo Myanmar”, dijo.
Los dos miembros estaban retornando a su casa luego de una jornada de labores humanitarias en la región, informó la organización a través de un comunicado. Por este evento suspendieron sus funciones en Kayah y en partes de los estados vecinos de Karen y en Magway.
La versión que adujo la Junta de Myanmar a través de su portavoz Zaw Min Tun cuenta sobre un ataque a sus tropas en Hpruso por intentar detener a siete vehículos “sospechosos”, lo que derivó en un enfrentamiento posterior.
Desde que en febrero la Junta Militar derrocó al gobierno electo de la Premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, al menos 1375 personas murieron y otras 8.000 terminaron en prisión por participar en protestas, según la Asociación de Ayuda a los Presos Políticos.