Por: Claudia Acevedo Carvajal/ Es innegable que hablar de emociones y normalizar la terapia ha sido un gran avance. Las redes han abierto un espacio donde muchos encuentran consuelo y el valor para pedir ayuda. Pero la salud mental no es una tendencia pasajera ni algo que pueda resumirse en frases motivacionales como “todo está en tu mente” o “solo tienes que pensar en positivo”.
La salud mental en redes: ¿una oportunidad o un riesgo?
A veces, en la búsqueda de contenido viral, los problemas psicológicos se simplifican al extremo. Es común ver videos donde se enumeran “cinco señales de que tienes ansiedad” o “cómo superar la depresión en tres pasos”. Pero la salud mental no funciona con recetas mágicas. Lo que para algunos es una ayuda, para otros puede ser dañino, sobre todo si se genera la idea de que todo puede resolverse con consejos generales y sin ayuda profesional.
Otro punto preocupante es la mercantilización de la salud mental. Es normal encontrar influencers vendiendo cursos de “autoayuda” o promocionando técnicas milagrosas para eliminar la ansiedad en pocos días. Pero la realidad es que la salud mental requiere tiempo, acompañamiento y, muchas veces, terapia profesional.
Además, la exposición constante a este tipo de mensajes puede hacer que nos obsesionemos con sentirnos bien todo el tiempo, como si cualquier emoción negativa fuera un problema. La tristeza, la frustración y el estrés son parte natural de la vida, pero en redes muchas veces se presentan como algo que hay que eliminar de inmediato.
El auge de contenido sobre salud mental en plataformas como Instagram, TikTok y YouTube ha permitido que muchas personas encuentren información valiosa. Psicólogos y terapeutas han logrado llegar a audiencias masivas, brindando herramientas útiles para el manejo de emociones, la autoestima y la gestión del estrés. Sin embargo, también ha dado lugar a la aparición de “expertos” sin formación, que, basados en experiencias personales, dan consejos sin evidencia científica.
Esto representa un peligro, ya que muchas personas en crisis pueden aferrarse a estas soluciones rápidas, dejando de lado la posibilidad de buscar un tratamiento real. Un video motivacional puede ser un impulso momentáneo, pero no reemplaza la terapia ni el trabajo profundo que requiere la salud mental.
Dado el impacto que las redes sociales tienen en la percepción de la salud mental, es fundamental desarrollar una actitud crítica al consumir este tipo de contenido. No se trata de desconfiar de todo, sino de aprender a discernir entre información de calidad y consejos sin fundamento. Algunas claves para lograrlo son:
Verificar quién habla: La información debe provenir de profesionales acreditados, no solo de personas con una gran cantidad de seguidores.
Evitar el autodiagnóstico: Identificarse con un video no significa que se tenga un trastorno. La única forma fiable de recibir un diagnóstico es a través de un profesional.
Cuestionar las soluciones rápidas: Si un influencer promete superar un trastorno en pocos días o con un método milagroso, es probable que esté más enfocado en vender que en ayudar.
Priorizar el bienestar real sobre las tendencias: No todo lo que es viral es útil. La salud mental requiere trabajo continuo, no solo seguir consejos de moda.
El papel de los profesionales de la salud mental en el mundo digital
Los psicólogos y expertos en salud mental tienen un gran reto en este contexto. Aunque muchos ya están utilizando las redes para educar de manera responsable, es importante que continúen desmintiendo mitos, promoviendo información basada en evidencia y fomentando la búsqueda de ayuda profesional.
Además, sería positivo que se generaran más campañas de concienciación sobre los riesgos de la desinformación en salud mental. Las plataformas también tienen una responsabilidad en la regulación del contenido, priorizando la visibilidad de expertos y limitando la difusión de mensajes dañinos.
Reflexión final
Es positivo que cada vez hablemos más de salud mental, pero también es necesario hacerlo con responsabilidad. Como consumidores de contenido, debemos aprender a distinguir entre información útil y simplificaciones peligrosas. Como creadores de contenido, es importante entender que las palabras tienen impacto, y que hablar de salud mental implica un compromiso con la verdad y el bienestar de los demás.
La salud mental no es una moda ni un negocio, es un derecho y una necesidad que merece ser tratada con el respeto que requiere. Cada uno de nosotros tiene un papel en la construcción de una conversación más informada, empática y, sobre todo, responsable sobre este tema tan crucial en nuestra sociedad actual.
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*Psicóloga, Magister en Psicología Jurídica y Forense Técnica en Investigación judicial y criminal.
LinkedIn: Claudia Acevedo