Por: Diana Ximena Carreño Mayorga/ La responsabilidad emocional se refiere a la capacidad de reconocer, entender y responder de manera consciente a nuestras propias emociones y a las emociones de los demás de una manera equilibrada y madura. Implica tomar responsabilidad por cómo nos sentimos, cómo expresamos nuestras emociones y cómo afectamos a los demás con nuestras acciones emocionales.
Para muchas personas hacer suyo el concepto y ponerlo en práctica presenta muchas dificultades porque de inicio tienen problemas en su propia identificación y gestión emocional. Pero como en otras muchas cosas, es posible trabajar para conseguir mejorar esta capacidad
Existen algunas maneras de mejorar la responsabilidad emocional y es en esta oportunidad que podré enseñarte un poco acerca de estas: Inicialmente es importante hablar de la autoconciencia emocional. Este es el primer paso para desarrollar la responsabilidad emocional. Consiste en ser consciente de tus propias emociones, reconocer lo que estás sintiendo y comprender por qué te sientes de cierta manera. La meditación, la atención plena y la autoreflexión son herramientas útiles para desarrollar esta habilidad.
En segunda instancia la aceptación de emociones es importante para aprender a interiorizar las emociones sin juzgarlas como buenas o malas, siendo conscientes de que todas las emociones son válidas y tienen un propósito. Reconocer y aceptar tus emociones te ayuda a gestionarlas de manera más efectiva.
En tercera instancia la Toma de responsabilidad de las propias emociones y reacciones. Muchas personas tienden a culpar a otros por cómo se sienten; esto lleva a la idea de que no está en el control de cada uno de nosotros manejar nuestras emociones al poner el “locus de control” en algo externo. Es fundamental reconocer tu papel en la situación y que puedes cambiar tu respuesta emocional y decidir cómo hacerlo.
Sin dejar de un lado la importancia de la comunicación efectiva que refiere a aprender a comunicar las emociones de manera clara y respetuosa. Expresar tus sentimientos de forma asertiva ayuda a evitar malentendidos y conflictos.
La empatía es crucial para desarrollar la capacidad de ponerse en el lugar de los demás y entender sus emociones. La empatía ayuda a responder de manera más comprensiva y considerada hacia los demás.
Otras de las maneras de aprender a mejorar nuestra responsabilidad afectiva es la gestión emocional. Refiere al aprendizaje de estrategias efectivas para regular tus emociones. Esto puede incluir técnicas de respiración, ejercicio físico, hablar con alguien de confianza o escribir tus pensamientos y sentimientos.
También debemos aprender de las experiencias vivida y reflexionar sobre las propias interacciones emocionales pasadas. Identificar patrones emocionales y comportamentales que se puedan querer cambiar o mejorar en el futuro.
En última instancia, pero no menos importante está el desarrollo personal continuo y esa responsabilidad emocional como proceso continuo de crecimiento personal. Mantenerse abierto a aprender más sobre uno mismo, las propias emociones y cómo se interactúa con el mundo que nos rodea.
Y para concluir, mejorar la responsabilidad emocional conlleva práctica y paciencia. Es un viaje de autodescubrimiento y desarrollo personal que puede tener un impacto positivo significativo en las relaciones interpersonales y en el bienestar emocional general.
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*Psicóloga del Programa de Diversidad Sexual y Población LGBTIQ+ de la Secretaría de Desarrollo Social, alcaldía de Bucaramanga.