Para iniciar este recorrido, debemos empezar por hacer una breve descripción de los puntos claves que determinan llegar hasta este espacio vital, empezando por los trámites y permisos que deben gestionarse ante la CDMB.
Por: César Mauricio Olaya/ Hoy día vemos convertido el Páramo de Santurbán en una bandera electoral que enarbolan con premeditada intención, muchos de los actuales saltimbanquis expuestos como candidatos a X o Y candidatura a cargo de elección popular y la verdad que genera esa especie de malestar e indignación que por estos lares, donde hablamos con la mala palabra por delante, le decimos «emputamiento», pues conociendo como mueven la vaina los llamados asesores de marketing político, se sabe que ellos parten del principio de que a la gente se le trama fácilmente y que basta con ponerle una frase emotiva y pararlos frente a un frailejón, ya se tiene medio voto asegurado.
Y es que estas alimañas que no tienen la menor idea de lo que significa el páramo, por estos calendarios comienzan a surgir de entre las piedras y con bandera en mano, se programan con maquillador incluido en el equipo, para ir a hacerse la foto que los catapultará a su objetivo electoral y bueno…
Hasta aquí el desahogo, necesario para respirar profunda y con la mente despejada de malas vibras, empezar a desglosar mis razones para hoy rendir culto a la vida, compartiéndoles un pedacito de esas tantas geografías del páramo, donde el concepto de la vida se hace de tal proporción, que las palabras se vuelven nudos gordianos al intentar una descripción que narre las sensaciones conjuntas que se determinan a partir de la conjugación de tres verbos: respirar, tocar y conocer.
Hoy les voy a compartir un recorrido donde paso a paso, vamos a ir destrabando estos nudos, con la certeza qué al hacerlo, nos sentiremos cada vez más apropiados de este tesoro que el Gran Arquitecto Universal le regaló a nuestro Santander.
Se trata de la ruta que nos conduce a la Laguna La Pintada, la cual se integra con sus hermanas las lagunas La Barrosa, El Plan, Negrita y Verde de Morro Nevado, en un complejo vital nominado como El Tutal; qué para efectos de conocimiento, agregaremos que los tutos, es el nombre común a una especie de arbusto tipo bambú, muy propia de los páramos.
Para iniciar este recorrido, debemos empezar por hacer una breve descripción de los puntos claves que determinan llegar hasta este espacio vital, empezando por los trámites y permisos que deben gestionarse ante la CDMB, como propietaria del predio donde se localizan, adquirido hace un poco más de diez años, con el objetivo de preservar esta zona de todo proceso de intervención humana.
Una vez asegurado el proceso de ingreso, se debe saber que el acceso al predio se localiza aproximadamente a 12 kilómetros del casco urbano de Vetas, en cercanías a la Vereda El Volcán y solo se llega en vehículo hasta la vivienda de la finca, pues de ahí para adelante, el recorrido se hace a pie.
Acá me he saltado que la primera parte de este recorrido implica, si se sale de Bucaramanga, prepararse a madrugar, si se quiere experimentar la primera de las grandes experiencias con las que hoy titulo este compartir territorial y tiene todo que ver con el maravilloso espectáculo de un amanecer en los territorios de la alta montaña, donde la luz se posesiona del entorno de una manera que toda descripción le puede augurar un simple esbozo, pues las palabras se quedan cortas ante tanta maravilla en conjunto, por lo que solo me detendré en un factor de recomendación: párese en cualquier parte alta, contemple, mastique y tráguese un bocado de aire puro: respire.
El complejo lagunar
Un trancado desayuno en Vetas, la compra de algunos apoyos alimentarios claves para el camino como un par de manzanas, unas cuantas bolsas de maní y agua qué, aunque allá surte de manera natural; mi recomendación es evitar su consumo directo, pues dada la alta carga de minerales que tienen estas fuentes primarias y que, por la falta de adaptación, el organismo le podría jugar una mala pasada.
La caminata inicia en una travesía por el filo de la montaña, en un tramo relativamente fácil de vencer y muy necesario en el proceso de aclimatamiento y adaptación a la altura, ya que aunque se parte sobre los 3.200 msnm y en esta primera parte no se superar los 3.400 msnm, la respiración puede empezar a hacerse pesada. Mi recomendación, tómela con calma y disfrute el paisaje del Valle del Tutal, enmarcado entre las filosas y oscuras montañas que se levantan a uno y otro costado.
Llega el paso por la montaña, que con la debida prevención y procurando no separarse un milímetro de la montaña donde podrá encontrar asideros naturales y así, superar con algo de adrenalina de ñapa la parte más compleja de transitar, con la certeza de que una vez coronado este paso, se recibirá el primero de los merecidos premios, la Laguna La Barrosa, con su color bermejo y un literal espejo donde se miran los picos reflejados en la tranquilidad de sus aguas.
Un merecido primer descanso y a retomar el camino, iniciando con un leve ascenso por un muy bien trazado sendero, donde a lado y lado, podrá escoger el más llamativo de los frailejones tanto para hacerse la foto del recuerdo, como para vivir la segunda de las experiencias de esta recomendación donde el sentido del tacto le permitirá percibir la sensibilidad que propicia el sentir el roce de la madre planta de los páramos, de manera que no pierda esta oportunidad y toque o en sentido más amplio: perciba la vida.
Al coronar este leve ascenso y ya revisando el altímetro que reporta los 3.600 msnm, un segundo regalo de la naturaleza, la pequeña Laguna El Plan, en donde un sendero lleva al visitante hasta la orilla de uno de sus costados y en donde se recomienda acatar el sentido de respeto debido por el entorno y no separarse un instante del trazado, para evitar pisotear los colchones de agua que se bordean la laguna y que se constituyen en el baluarte mismo de la vida, si se tiene en cuenta que ellos son los reguladores de la distribución del preciado líquido vital.
Una caminata de tránsito hacia nuestro objetivo final, nos permite divisar a la distancia, la pequeña laguna llamada La Negrita. Al fondo puede verse el caserío El Volcán
Retomamos la caminata por el sendero, esta vez en una travesía sin mayores complicaciones pero con la garantía de que a lado y lado, se sentirá la percepción de caminar entre una calle de honor tendida por su majestad la vida y en entre estas maravillas, a lo lejos, resguardada por unas montañas complejas de superar por el tipo de conformación a modo de placas, algunas en forma de picos, se encuentra la tercera laguna de nuestro recorrido, que ha sido llamada La Negrita y que a juicio de los que han llegado hasta este lugar, por lo general no es fácil de ver, dado que en ese punto se suele acumular bastante neblina que la cubre. – Una laguna brava dirán los conocedores de los secretos del páramo-.
Saludos a su majestad
Un nuevo ascenso, largo pero no complicado y algo nos va advirtiendo que es necesario conservar el aliento, no tanto porque la altura que ya compromete los 3.740 msnm lo exija, sino porque literalmente vamos a perderlo tan pronto y coronemos el ascenso y ante nuestra mirada, se descubra en toda su magnitud, el hermoso paisaje que en una sola integridad visual, conforma ese todo maravilloso que ha sido bautizado como Laguna La Pintada y es que tal y como lo dice su nombre, es casi la representación de una pintura, improbable de a ojo de buen cubero, pueda calificarse de que no es un producto de nuestra imaginación, sino que es una realidad hecha a la medida del disfrute para nuestros sentidos, todos en conjunto y con su observación, comienza el tránsito hacia el tercero de nuestros estadios: la contemplación.
Protegida por su guardia natural, los imponentes riscos montañosos a cuyo final se localiza el punto más alto de Santurbán, el Cerro del Viejo, que en su cúspide alcanza los 4600 msnm y que su tiempo, sirve de tutelar de la otra maravilla del entorno, la Laguna Verde de Morro Nevado, un poco más resguardado y de mayor exigencia para su encuentro.
Si las fuerzas y el ánimo lo permiten, puede hacerse un extraordinario recorrido perimetral, con la seguridad de que, a cada paso, se va a disponer de una composición visual diferente y no por ello, de menor impacto que el brindado desde el mirador al que se acaba de acceder.
El regreso hasta las inmediaciones de La Barrosa es relativamente fácil y menos complejo si se tiene en cuenta que el trayecto es travesía y descenso leve. Sin embargo, es importante advertir, que el verdadero reto está por llegar, en el sector donde les habíamos recomendado subir pegados al filo de la montaña, pues es un estrecho qué al tomarse en el sentido inverso, genera algún nivel de temor puesto que inevitablemente se debe mirar de frente la profundidad de esta fractura que rompe la oscura montaña.
Una vez vencida esta prueba, vuelve la calma y es ahora la inmensidad del valle, seguramente empezando a teñirse de la luz vespertina, la que provee el mejor disfrute de este recorrido, con una recomendación final de que se espere la noche, para disfrutar de la inmensidad del universo, dibujado en el millón de estrellas que abrazan la helades de la oscura e impenetrable grandeza del páramo.
Volviendo a la realidad, una respuesta que en una reciente entrevista a un medio local, la naturalista y experta Briggith Baptiste diera a la pregunta sobre el oportunismo de los políticos que hoy izan con desvergonzada y planeada estrategia: «fácil… muy fácil y muy convincente convocar, sobre todo a los jóvenes, con un compromiso de protección del páramo y del agua, Una vez elegidos, en pocas semanas no hay ni bandera, ni compromiso y el futuro del páramo y del agua, como si se tratara de un periódico de ayer».