Sin panorama claro. Estados Unidos se sumerge en el territorio que los economistas definen como recesión técnica, cuando el Producto Interno Bruto se contrae dos trimestres seguidos, aunque un término rechazado por el Gobierno de Joe Biden, que se aferra a otros datos, como el empleo, y lleva la discusión a una guerra semántica.
La contracción del 0,2% del producto interior bruto en el segundo trimestre respecto al anterior despertó al Gobierno, que se aventuró a contrarrestar el dato con su discurso optimista, aunque expertos consultados temen que pueda haber un escenario de recesión que se consolide a final de año.
“Creo que deberíamos evitar una batalla semántica”, afirmó esta semana la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, al tiempo que valoró los datos del PIB.
De forma que, aunque el país estaría en una recesión técnica según la economía tradicional, para la Casa Blanca, la Reserva Federal y muchos analistas, la definición de recesión no se ajusta, al menos por ahora, a la realidad del país.
“Cuando miras a la economía, la creación de empleo continúa y las finanzas de los hogares se mantienen sólidas”, apuntó Yellen, quien recordó la autoridad para definir una recesión es la Oficina Nacional de Investigaciones Económicas, NBER, quienes se pronunciarán en las próximas semanas.
El organismo dice que la recesión «implica una disminución significativa en la actividad económica que se extiende por toda la economía y dura más de unos pocos meses» y aborda tres criterios, «la profundidad, la difusión y la duración» de esa caída económica.
“Para hablar verdaderamente de una recesión tendríamos que ver a la economía experimentar una significativa disminución de la actividad económica, que influye en toda la economía y no solo algunos sectores”, comentó Jorge Hernando García Castro, experto en Mercados Financieros.
Aterrizaje suave, el reto de la Fed
Según García, “el reto que tiene la economía estadounidense es el de buscar un aterrizaje suave. Es decir, una ralentización de la economía que logre frenar los precios, pero sin desencadenar una recesión”.
Pese a los intentos de la Reserva Federal de ese país, la inflación anual de junio tocó un nuevo máximo de 40 años: 9,1%. Estados Unidos continúa aferrándose a la fuerza de su mercado laboral, pero este podría verse resentido en los próximos meses y la recesión, según los expertos, podría llegar irremediablemente en la segunda mitad del año.
«A la vista de la alta inflación, los problemas continuos de la cadena de suministro y a la caída de la confianza, diría que es probable que se reconozca una recesión a finales de este año», comentó Charles Lichfield, economista del centro de estudios Atlantic Council.
Una idea que secunda Edward Moya, de la firma Oanda, al advertir que el mercado laboral «se está enfriando y el consumo está bajando» aunque ambos sigan en «territorio positivo». Moya considera que «es probable que la economía entre en recesión a finales de año o principios del próximo».
Las recesiones rara vez se producen cuando el desempleo, que en Estados Unidos actualmente se encuentra en el nivel más bajo de medio siglo, el 3,6%, está disminuyendo. La economía no suele estar en recesión si casi todos los que quieren un trabajo lo tienen.