Los Baena Martínez tuvieron que salir de su tierra en la vereda Churritas, para salvaguardar la vida de todo el núcleo familiar. Nunca se imaginaron que, en 1994, dejarían atrás sus proyectos, la tranquilidad del campo y las mejores experiencias que habían construido juntos.
Así lo recordó con nostalgia Arnulfo Baena, hijo de los beneficiarios de la Unidad de Restitución de Tierras (URT) María Ligia Martínez y Guillermo Baena. “Dejamos atrás nuestro patrimonio, el fruto de años de esfuerzo, sin saber si algún día podríamos regresar. Nuestra huida nos llevó a San Alberto, en el departamento del Cesar, donde buscamos refugio en la casa de un tío”, relató.
Sin embargo, en el municipio de San Alberto no lograron encontrar el refugio de paz que esperaban. Allí se encontraron con otra cara del conflicto: una zona controlada por paramilitares. “Ese ambiente de miedo y terror nos marcó profundamente, sobre todo a mí. Siendo apenas un niño, observaba cómo la violencia se volvía una constante. Durante años, cargamos con ese dolor y la incertidumbre de no tener un lugar al cual llamar hogar”, agregó Arnulfo.
A pesar de muchos años de incertidumbre, los Baena volvieron a tener esperanza en el año 2013, cuando por medio de un programa de televisión, ‘El Mundo del Campo’, escucharon sobre la Unidad de Restitución de Tierras. “Al recordar nuestro abandono, decidimos iniciar el proceso para recuperar lo que nos habían quitado. Con la ayuda de mi hermana y mi cuñado nos acercamos a la oficina de la URT. Así comenzó un nuevo capítulo en nuestras vidas, marcado por la esperanza de recuperar lo que habíamos perdido”, comentó conmocionado el beneficiario.
Aunque el proceso fue largo y con algunas dificultades, la familia nunca perdió la fe. Arnulfo mencionó que sintieron una alegría indescriptible cuando, en el año 2023, recibieron la noticia sobre la sentencia favorable.
“No pudimos regresar a nuestra finca en Rionegro. Fuimos compensados con un predio en el municipio de El Playón, un lugar que ahora sentimos como nuestro hogar. Aquí hemos encontrado la paz que durante años nos fue negada, y lo más importante, tenemos la certeza de que esta tierra nos pertenece y que nadie nos la quitará”, recalcó.
De la incertidumbre a un proyecto productivo
Esta familia ha recibido todo el acompañamiento por parte de los servidores de la Dirección Territorial Magdalena Medio de la URT, quienes no solo estuvieron atentos a su solicitud de restitución, sino que acompañan a los beneficiarios para que su proyecto productivo sea fructífero en la zona donde se encuentran.
Baena Martínez explicó: “hemos comenzado un proyecto productivo de cacao, una actividad que nos llena de orgullo y satisfacción. La Unidad no solo nos devolvió la esperanza, sino que también nos ha brindado el apoyo necesario para hacer fructífera nuestra nueva finca. Gracias a su ayuda, hemos recibido asesoría técnica y acompañamiento para sacar adelante el cultivo, y ya estamos a punto de recibir el segundo desembolso del proyecto. Esta tierra, que un día fue símbolo de incertidumbre, hoy representa nuestro futuro”.
Además, el beneficiario hizo un llamado a las personas que son víctimas de abandono forzado o despojo para que se acerquen a las oficinas de la URT, conozcan todo el proceso y se animen a recuperar lo que nunca debió ser arrebatado: la dignidad, la paz y el sueño de estar en el campo.
“No pierdan la fe. Es un camino largo y difícil, pero con el apoyo adecuado y la convicción de que es posible, se puede lograr. Nosotros somos testigos de ello. Hoy, gracias a Dios y a programas como el de la URT, tenemos una segunda oportunidad, una nueva vida aquí en El Playón. Trabajamos juntos como familia, cultivando el cacao y construyendo un futuro en paz”, finalizó con entusiasmo.
- Con información de la Unidad de Restitución de Tierras – DT Magdalena Medio