Cerca del 80% de los votantes chilenos aprobaron el domingo avanzar en la redacción de una nueva Constitución a través de una asamblea elegida exclusivamente para ese propósito, en una jornada marcada por las restricciones para combatir la pandemia en uno de los países más golpeados por el coronavirus.
Con un 97,11% de las mesas escrutadas, el “Apruebo” a una nueva carta magna obtuvo un 78,27% de los votos, mientras que el “Rechazo” logró un 21,73%, según los datos del Servicio Electoral.
El acuerdo político para abrir la puerta a una nueva carta magna surgió tras una ola de protestas del año pasado, a veces violentas, originadas en reclamos que van desde críticas al sistema capitalista hasta mejorar condiciones en salud y educación.
“Este plebiscito no es el fin. Es el comienzo de un camino, que juntos deberemos recorrer para acordar una Nueva Constitución para Chile”, dijo el presidente Sebastián Piñera en un discurso tras conocerse el triunfo del apruebo.
“Hasta ahora la Constitución nos ha dividido. A partir de hoy, todos debemos colaborar para que la Nueva Constitución sea el gran marco de unidad, de estabilidad y de futuro”, agregó.
Será la primera vez en la historia de Chile en que la Constitución será redactada por una asamblea completamente elegida.
En una plaza del centro de Santiago, que ha sido desde el año pasado el foco de las protestas en la capital, miles de manifestantes se congregaron a celebrar la victoria cantando e iluminando el cielo con punteros láser.
Un letrero con la palabra “Renace” iluminaba un edificio frente a la “Plaza de la Dignidad”, como la llaman los manifestantes.
“Las características de las protestas sociales han hecho que los jóvenes se interesen más en la participación formal en elecciones. Existe un mayor interés y eso es bien importante”, dijo Claudio Fuentes, cientista político de la Universidad Diego Portales.
Festejos
El resultado tiene un fuerte componente simbólico pues es visto como un final definitivo de la Constitución de 1980, redactada a puertas cerradas durante la dictadura de Augusto Pinochet.
“Gracias a la presión de todos estamos celebrando esto, acá no hay triunfos partidistas. Esto es un desahogo también”, dijo Daniel Sepúlveda, de 37 años, quien celebraba en otro sector de la capital. “La participación de la juventud, eso es lo que más me alegra, gente joven con ganas de hacer cambios”, agregó.
Más de 14,8 millones de personas, entre chilenos y unos 380.000 extranjeros residentes, podían votar en las 44.913 mesas a lo largo del país y el extranjero.
La autoridad informó una participación del 49,4% de los votantes, cercana a la de la última elección presidencial, pese a las dificultades por la pandemia.
La Sociedad Nacional de Minería (Sonami), que agrupa a las empresas del sector del mayor productor mundial de cobre, dijo que había que “alcanzar un amplio acuerdo respecto de los principios y normas que van a guiar nuestra convivencia” manteniendo las bases regulatorias que han permitido el desarrollo del sector.
Tras posponerse en abril debido a la propagación del Covid-19, las autoridades decidieron llevar adelante el plebiscito bajo estrictos protocolos sanitarios.
Todos los centros de votación en el centro de la capital fueron desinfectados y preparados con superficies antivirales de cobre para disminuir los riesgos de contagios, en momentos en que el país ya superó los 500.000 contagios y se acerca a 14.000 fallecidos.
El toque de queda nocturno vigente para contrarrestar la propagación del virus también se aplazó para que la gente pueda volver a sus casas.
Los miembros de la denominada “convención constitucional” de 155 escaños se elegirán en abril de 2021 y tienen hasta un año para acordar un texto aprobado por una mayoría de dos tercios, el que tendrá que ser ratificado en otro plebiscito.
Lo que viene
De acuerdo al último balance del Servel en su sitio web, con un 99,85% de las mesas escrutadas, los chilenos aprobaron con un 78,27% de los votos iniciar el proceso para redactar una nueva carta magna, frente al 21,73% que se opuso.
“El proceso de reescritura de la Constitución y una serie de elecciones los próximos dos años plantean incertidumbres políticas que podrían frenar las perspectivas de inversión y recuperación económica”, dijo Fitch Ratings en una nota.
Eso podría sumarse a “presiones” para un mayor gasto social y afectar ajustes fiscales, añadió la agencia, que hace poco bajó la calificación soberana del mayor productor mundial de cobre por lo que consideró un debilitamiento de las finanzas públicas debido a las mayores demandas sociales.
Moody’s, por su parte, resaltó la canalización institucional del descontento social a través de una nueva carta magna y dijo que veía un riesgo bajo de cambios significativos y fundamentales en el modelo chileno, uno de los más estables de la región.
“Hay un amplio apoyo público para preservar los aspectos fundamentales del modelo económico de Chile tales como libre mercado, derechos a la propiedad privada e independencia del Banco Central”.
El órgano redactor del nuevo texto será una asamblea de 155 ciudadanos elegidos íntegramente para ese propósito, un hecho histórico en Chile. Estará conformada de manera paritaria por hombres y mujeres, pero aún se debate en el Congreso la participación de ciudadanos independientes, no vinculados a partidos políticos, y cupos reservados a pueblos originarios.
La elección de constituyentes será en abril y el órgano tendrá hasta 12 meses para redactar el nuevo texto, cuyas normas deberán ser aprobadas por dos tercios de los integrantes. La nueva carta será sometida a otro plebiscito y en caso de ser rechazada, seguirá vigente la Constitución actual, que ya ha sido reformada varias veces.
La participación en el plebiscito aprobatorio será obligatoria.
Durante la jornada el peso chileno cayó un 0,6% pero se recuperó para cerrar con un avance de 0,15%, sin ser afectado mayormente por la votación.