Por: Yessica Molina Medina/ El 2020 quedó marcado para la historia: fue el año más turbulento de las últimas décadas, quizá de los últimos 60 años, cuando menos. La última gran pandemia ocurrió hace 100 años en la Europa de la Primera Guerra Mundial y fue llamada, con algo de imprecisión, gripe española. Esta gripe mató unos 50 millones de personas. Menos de una década después la economía colapsó en la Gran Depresión.
Así que el ser humano ha pasado por tiempos aciagos, después de los cuales suelen venir tiempos de bonanza. Los años 20 del siglo pasado son bien conocidos como los “locos años 20” (después de la guerra, la pandemia, el hambre). Y luego de la Segunda Guerra Mundial hubo un estallido demográfico. ¿Será que esta década también será llamada “locos años 20”?
Parece claro que la vacunación está, lentamente, funcionando (a pesar de los problemas en la distribución de los laboratorios): Israel ya reporta una reducción del 50 % en los contagios y los casos adversos entre personas vacunadas son pocos y normales, según los expertos epidemiólogos. Así que más pronto de lo que creemos la pandemia será superada. ¿Qué seguirá?: una lenta recuperación económica y la consolidación de los mercados; la consagración de las nuevas formas de trabajo (el teletrabajo llegó para quedarse); el regreso de los niños y jóvenes a las aulas; épocas de gasto después de tantos meses de encierro y prohibiciones…
También es importante que los gobiernos se concentren en la recuperación de la salud mental de sus ciudadanos, especialmente de los niños, para quienes el retorno a la rutina estudiantil será difícil después de uno o dos años de educación 100 % virtual. Con todo y esto, los modelos virtuales y semipresenciales ganaron un terreno que no perderán (la virtualidad se consolidará en esta década).
Dentro de este escenario, Estados Unidos dio un timonazo que muchos esperábamos y eligió a Joe Biden como su presidente número 46. Seguramente, y si su edad se lo permite, liderará a la potencia durante casi toda esta década y, sin duda, tendrá dos misiones principales: ayudar a levantar al país (y al mundo) tras la pandemia, lo que implica dirigir el programa de vacunación y fijar estrategias para garantizar la recuperación económica. La segunda misión será poner a Estados Unidos, de nuevo, en el centro de la democracia, lo que implica su retorno a organismos y convenios mundiales a los que Trump desdeñó o renunció, recuperar su papel como líder de la democracia occidental y apuntarle al cuidado del medioambiente (después de cuatro años en los que la Casa Blanca negó, por ejemplo, la existencia del calentamiento global).
En Colombia el panorama no es muy diferente: el Gobierno Duque tendrá que garantizar el éxito del programa de vacunación, de manera que al final de su período la pandemia haya sido superada. Y al lado de esto, claro está, deberá trabajar por la recuperación de nuestra maltrecha economía y por cerrar las brechas sociales que la pandemia agudizó. La gran pregunta de este año en la política colombiana no puede ser otra: ¿Qué efectos tendrá esta pandemia en la imagen de Iván Duque y de mandatarios como Claudia López o Daniel Quintero? ¿Tendrán otra oportunidad? ¿Quedarán “quemados”? Apenas empieza el año (y la década), y de qué manera.
*Master en comunicación estratégica, profesional Comunicadora Social- Periodista, asesora política y relacionamiento público y experta en marketing político.
Facebook: Yessica Molina
(Esta es una columna de opinión personal y solo encierra el pensamiento del autor).