Por: César Camilo Hernández Hernández/ En el marco de la emergencia económica, social y ecológica, provocada por el Covid-19, el gobierno ha expedido alrededor de un centenar de Decretos para mitigar la pandemia. Colombia ocupa los primeros lugares a nivel mundial en reacción rápida, la implementación de medidas para prevenir la expansión, han sido coherentes y responsables en tiempo para la conservación de vida de los colombianos. Cabe resaltar que el presidente y su equipo de salud, a pesar de lo difícil de la situación, han manejado de la mejor manera posible el caos.
No podemos dejar atrás algunos mandatarios regionales, gobernadores y alcaldes, que su actuar ha sido articulado con el pensamiento del gobierno central, pero además se han puesto la camiseta estando cerca de la ciudadanía, con un mensaje esperanzador. También se han vinculado gremios, ong’s, entidades públicas y privadas, personas naturales, entre otras.
Se ha desprendido una cadena de solidaridad para apalancar o subsidiar a los más necesitados, que, en este caso, abarca todos los estratos. Todos nos vemos afectados, unos más, otros menos, pero lo importante es que se ha actuado en hermandad. La mayoría de ayudas desde Presidencia hasta la comunidad, son basadas en alimentos y subsidios.
Los esfuerzos son reconocidos, pero debemos pensar si estas medidas si serán efectivas en unos meses. Ojalá cuando llegue la real e inminente crisis, no tengamos el agua bien lejos. Es urgente, que nos demos cuenta que la pandemia afecta como primer factor a la salud, pero la consecuencia más letal es contra la economía. La debacle de los negocios y finanzas personales, será inminente, y al día de hoy, el gobierno y los mandatarios, han tomado medidas de inmediatez, pero no a mediano y largo plazo.
Los sectores de bares y restaurantes, eventos, hotelería y turismo, transporte aéreo y terrestre y otros más, serán golpeados absurdamente, con consecuencias durante mucho tiempo. El sector informal es crítico, su nivel de inestabilidad, desencadenará un cambio de rumbo para la consecución de ingresos, esperando que ese viraje no se convierta en otros problemas, como delincuencia, pobreza y problemáticas sociales.
Es así, que el gobierno debe actuar inmediatamente con decretos a largo plazo y el congreso en legislar a favor de un cambio de funcionamiento de los diferentes sectores. No se puede quedar solo en auxilios, sino en un replanteo de fondo del contexto de las industrias. Las comisiones de sabios y asesores, están para eso, para trazar la nueva ruta de la industria colombiana, según los datos e información en pro de que la afectación no sea tan grave.
Hay que actuar ya, con serenidad y realismo, es necesario ver hacia donde se da la trasformación más drásticamente, para crear un plan de choque integral. Ahí intervenimos todos, tenemos que cobijar desde el empresario grande, hasta el informal, el empleado con mayor salario, hasta el de ingreso diario. Por lo cual las medidas deben ser sostenibles económicas y socialmente. Un replanteo absoluto del nuevo compartimiento de la sociedad, economía y el gobierno.
Y es que el fin, sin ser envidiosos, es salvar a los nuestros, la desglobalización será un proceso que ejercerán diferentes países. Hay que ver que, de la crisis, salen enseñanzas, el reshoring, utilizado en diversas empresas, puede ser un estímulo dentro de nuestras industrias. Los líderes deberán saber hacia dónde enfocan la locomotora y nosotros como participamos como carbón.
El plan de acción deberá ser en torno a mediano y largo plazo, ahora el foco será en tener una red de salud sólida y efectiva, además de unas políticas de salvamento o replanteamiento de la economía. como dice el dicho, “No dejemos que nos cojan cag… Y con el agua bien lejos”.
*Ingeniero Industrial, Especialista en Gerencia de Proyectos y Magister en Administración.
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