La intempestiva decisión, de manera unilateral, que tomó la dirección nacional del Partido Alianza Verde, de retirar el aval que le había anunciado al arquitecto Jaime Peña Robles, para que fuera su candidato a la Alcaldía de Barrancabermeja; para dárselo a Jonathan Vásquez Gómez, tiene tanto de largo, como de ancho.
Esto deja en evidencia lo que sería apenas la punta del iceberg, de la puja y el entramado de intereses que se teje entorno al primer cargo municipal, en época de elecciones.
Es cierto que la aspiración de Peña Robles quedó en el aire, tras la abrupta determinación de Carlos Ramón González, director de los ‘verdes’. No es la primera vez que un partido o movimiento revoca el aval a un candidato.
En Colombia es común que el afán de poder, le gane el pulso a la ética de dichas colectividades. Igual de habitual es ‘la feria de avales’, con la que se marca el inicio de la contienda política nacional. Y, a esa onda ha entrado la colectividad de Mockus y Navarro Wolf.
En el caso particular de Peña, ni siquiera le notificaron la decisión por el conductor regular. Se enteró por el correo de las brujas.
“El pasado domingo, hacia las 10 pm, el señor Jonathan Vásquez y su padre, llegaron a mi casa con la noticia que me cayó como baldado de agua fría”, aseguró a los medios.
Y no es para menos. Se suponía que el respaldo estaba en firme desde abril pasado, pero ahora que restan menos de 72 horas para el cierre definitivo de inscripción de candidaturas en la Registraduría, su partido le sacó el aval del bolsillo.
Vásquez aseguró que él no lo solicitó. “El partido me hizo el ofrecimiento”. El también aspirante a la Alcaldía de Barrancabermeja se pronunció por redes sociales horas después que Jaime Peña destapó ‘la olla’.
En el video–carta que grabó para expresar su mensaje al arquitecto dijo: «Lamento mucho que su corazón y su mente se hayan dejado llevar por ese sentimiento de odio y dolor. Me duele mucho su reacción, pero lo entiendo. No quisiera estar en sus zapatos».
Según dijo, él pudo guardar silencio, pero prefirió contarle «y al hacer esto le di la oportunidad que pudiera hablar con el partido y recuperar el aval… No puede culparme de que su partido no quiera avalar su candidatura. Los partidos son libres de decidir a quién le dan el aval y si el partido se atrevió ofrecerle el aval a mi candidatura es porque algo bueno han visto en mi proyecto y alguna debilidad en el suyo”.
La lista al Concejo por el Partido Alianza Verde, que ya está confeccionada, anunció su renuncia irrevocable en caso tal que la dirección nacional no recule para resarcir su equivocación.
¿Qué tanto favorece a Vásquez el espaldarazo ‘verde’?
Si el aval de los ‘verdes’ le suma o le resta a Vásquez Gómez, sólo el tiempo tiene la respuesta. El economista inscribió su candidatura por firmas. Se auto proclama candidato independiente. En su discurso arremete de manera sistemática contra la clase política tradicional. Cuestiona sus prácticas clientelistas, invita a vencer a los corruptos en las urnas. La premisa de valor de su campaña es ‘la política diferente’. Sin embargo tiene el respaldo del partido de la U, Aico, ASI y en el transcurso de esta semana se confirmaría el de los conservadores.
La razón que haya tenido la Alianza Verde para hacer lo que hizo, resulta lo menos importante. Cuando al hilar fino y leer con lupa el trasfondo de lo sucedido, salta a la vista una puja de intereses con un único objetivo: asegurar el poder; el mismo que contado en efectivo, representa la no despreciable suma de no menos de $2 billones, que es el presupuesto que maneja en cuatro años quien resulte ‘ganador’ una vez sea elegido alcalde municipal.
La excongresista Yidis Medina no sólo se solidarizó con Jaime Peña. También cuestionó la falta de coherencia de ‘los verdes’ y dijo que, sin lugar a dudas, Vásquez se equivocó.
El también precandidato a la alcaldía por el Polo Democrático, Fredy Pulecio, se sumó a las voces de solidaridad que aún no cesan.
“Vásquez no ha sido parte de la colectividad ¿Acaso ignoran que en la pasada campaña al Senado apoyó a los Gnecco? Esto no es manera de construir país. Así cuándo vamos a darle la posibilidad a la gente de que los gobiernen los mismos, con las mismas”.
De manera extraoficial Corrillos conoció que detrás del abrupto cambio de decisión del partido, estaría Leonidas Gómez, hoy candidato a la Gobernación de Santander. Y es esa versión viene tomando fuerza en el Puerto Petrolero.
¿Cuál es el negocio, socio?
Es innegable que en Colombia, hasta la asignación de un aval se volvió negocio. Tanto que a la hora de asignarlos, el afán de poder prima por encima de cualquier otro asunto, razón por la que las colectividades terminan dándoselo a quien más probabilidades creen que tiene.
La médica Claudia Patricia Andrade, otra de las ‘cartas’ en contienda por la alcaldía, consideró lo importante que es “avanzar hacia en la cultura de tolerancia, libertad, democracia y respeto por las diferencias”. También se unió a las voces solidarias.
Barrancabermeja no es ajena al problema que representa la feria de avales en el país. De hecho, algunos precandidatos a cargos públicos como Delfina Alcocer y Carlos Moreno coinciden al afirmar que ahora lo que existe es un ‘cartel de los avales’.
Politólogos consultados por esta redacción, consideran que el asunto es tan grave, que terminó por acabar el escaso prestigio que tenían algunos pocos partidos y movimientos políticos. Es un problema creciente en toda la geografía nacional. Es otro lunar de la política colombiana. Mientras en otras latitudes la asignación del aval se decide democráticamente en convención de militantes o por consulta interna, en nuestro país se otorga a dedo.
Incluso la Misión de Observación Electoral (MOE), advirtió que «el panorama es francamente alarmante y la respuesta estatal resulta insuficiente».
El aval es la credencial que una colectividad política, con personería jurídica, le otorga al candidato que representará el partido en la contienda electoral.
Otros sacrificados
En el 2011 la mayoría de los partidos y movimientos políticos solicitaron al Consejo Nacional Electoral (CNE) la revocatoria de la nada despreciable cantidad de unos 1.700 avales, de un total cercano a los 102.000 candidatos inscritos inicialmente. Es decir que el problema de los avales cuestionados corresponde al 1,66 por ciento del total de candidatos en competencia.
Ese año el Congreso aprobó la Ley 1475 para meter en cintura a la clase política. Se dictaron las normas y las sanciones a las que se exponen las colectividades, pero el problema persiste y con tendencia a aumentar.
¿Quién vigila la asignación de los avales en Colombia? ¿Quién responde por la calidad de los candidatos? ¿Cómo funciona el negocio de los avales? ¿Qué papel juega el CNE?
El pueblo elige. El pueblo responde
¿Llegaron las elecciones y se abrió el casino? No es secreto que esa es la meta y en torno a ella giran las apuestas electorales en Colombia. Y como en un juego nadie quiere perder, el fin justifica los medios.
Los apostadores, es decir, los partidos políticos, los empresarios y los contratistas; más el candidato -quien viene siendo una especie de ‘AS’- son arte y parte del sistema que termina tomando las decisiones y administrando los recursos de la gente.
Lo paradójico es que el pueblo es el que elige, a pesar que en este juego no hay turno para la rentabilidad social del territorio. Este es un juego de poder y con rentabilidad financiera. El tablero, el Municipio y los electores son las fichas que para este caso son los peones a sacrificar.