Por: Juvenal Bolívar Vega/ La negativa del Congreso de aprobar la Ley de Financiamiento bloquea recursos por $12 billones destinados a inversiones en vivienda, subsidios en servicios públicos, deporte, cultura, para avanzar en la transición energética y otros programas, afectando directamente a las clases medias y a las comunidades más desfavorecidas del país.
Quienes vemos los toros desde la barrera, estamos convencidos que la aprobación de la Ley de Financiamiento era vital para los avances en reducción de la pobreza y la desigualdad propuestos por el presidente Gustavo Petro. Sin esos recursos no se podrá materializar la inversión pública, entonces, el país enfrenta pérdidas de empleo, menor crecimiento económico y una paralización de programas esenciales del Plan Nacional de Desarrollo que impulsan el desarrollo en las regiones históricamente excluidas.
El actual Gobierno enfrenta una elevada carga presupuestal derivada de compromisos heredados de administraciones pasadas por un monto estimado en más de $150 billones. Los políticos atornillados en el Congreso bloquearon económicamente al país afectando gravemente la inversión en las regiones, solo por el miedo de perder unos votos en las próximas elecciones.
La tarea de llevar el mensaje a los congresistas, de explicarles las bondades de la iniciativa y de generar confianza, era del ministro del Interior, Juan Fernando Cristo Bustos. De hecho, lo vimos en redes sociales y en algunos medios, intentando persuadirlos; pero el resultado fue negativo.
La labor fue tan mal realizada, que ni siquiera el ministro Cristo pudo convencer a los senadores de su bancada En Marcha. Guido Echeverri Piedrahita, Gustavo Moreno Hurtado y Jairo Castellanos Serrano no solo le dieron la espalda a su jefe politico, también dejaron claro que no son partido de Gobierno y por tal razón, no deben tener representación en el mismo.
Es la política colombiana es ‘normal’ que los congresistas voten iniciativas cuando hay prebendas. Y En Marcha ya lograron las suyas. El ministro Cristo no llegó por sugerencia de Juan Manuel Santos ni por razones distintas a hacer parte de una coalición que le permitiera a la calculadora del Gobierno tener mayorías para sus grandes reformas.
Y, con lo que se ha observado, ni el ministro ha hecho bien su trabajo (porque la mayoría de las iniciativas se han caído o están en punto muerto), ni su bancada le ha ayudado. Entonces, ¿cómo puede Cristo salir a reclamar el voto de los congresistas independientes o de los partidos indecisos, sino puede atraer sus propios senadores?
Ahora el turno es para la Reforma Política, la misma que por tiempos está a punto de caerse y de la cual ya se apartaron los congresistas del ministro del Interior. ¡Vergüenza debería darle a Juan Fernando Cristo de pedir el voto a otros legisladores cuando los suyos ni caso le hacen!
Para el mes de enero, el Gobierno Petro anunció un remezón ministerial. De hecho, la noticia fue confirmada por el propio ministro del Interior. El Presidente de la República debe entender que Cristo perdió el toque, que ya nadie le cree, que su bancada juega a sus espaldas y que “escoba nueva barre bien”.
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*Comunicador Social, Candidato MBA con concentración en Marketing Digital, Diplomado en Marketing Político y docente universitario.
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