Por: William Antonio Rojas Rojas/ La incorporación de la investigación al proceso de formación educativa esencialmente en la universitaria germina en 1810 con la creación de la Universidad de Berlin, la cual tuvo por énfasis e iniciativa de Wilhelm von Humboldt. Esta acción formativa le agregó a la academia y universidad un nuevo valor. Conllevando a su puesta en práctica con miras de enriquecer la producción científica y a la par poder robustecer la alineación de los(as) estudiantes participantes del contexto; esta práctica científica permitió favorecer el involucramiento de forma directa con la generación de ciencia, acercándose a una aplicación de instrucciones metodológicos científicos en la búsqueda de brindar soluciones a los problemas que se presentan en su entorno (Maikel et al., 2021).
En la misma línea argumental al ser la investigación uno de los ejes primordiales del quehacer de la academia, así mismo ésta se compone en el área idónea para la generación no solo de una erudición científica, sino por otra parte de productos científicos afines con las insuficiencias del contexto social. En este sentido, el asunto de formación de profesionales irreparablemente debería estar relacionado a la labor investigativa, de modo que las instituciones se instituyen en los transcendentales entes potenciadores de la cultura, creadoras de la producción científica que la sociedad pretenda en cada momento histórico. Es decir, se presupone que en la formación universitaria esencialmente se instruyen los sujetos idóneos de dar contestación a las exigencias que la sociedad demanda (De la Caridad Sánchez Ramírez et al., 2018).
De acuerdo con lo anterior existen algunos problemas a los que normalmente los(as) estudiantes e investigadores que se están formando en el área, afrontan al momento de seleccionar los objetos/sujetos que harán parte de la investigación; la cual es una tarea que en ocasiones resulta con alto grado de complejidad. Al no poder hacer lo mencionado, los novatos investigadores se pueden ver insuficientes para delimitar su respectiva realidad de educarse y lo cual esto conllevaría a forjar una incierta votación de su objeto/sujeto en base al estudio y de las dimensiones integradoras.
Por otra parte, un protocolo de investigación igualmente se le conoce como proyecto en base a una pauta de búsqueda y cimentación que se debe tener en cuenta para que la misma que se procure realizar, se pueda llevar a cabo. Igualmente se trata del primer acercamiento a la investigación científica para que permita guiar y controlar, en la medida de lo posible, la exploración que se va a llevar a cabo. De esta manera se puede definir y concluir como la elaboración final de un documento cuyo contenido tiene una rigurosidad científica (Rodríguez-Matías et al., 2018).
Resulta ampuloso escribir y hablar acerca de los anteproyectos que se desarrollan en las diferentes fases académicas en las instituciones, porque el proyecto de investigación en sí es el antes de la investigación científica. En esta lógica, uno y el otro son lo mismo por lo que cuando alguna persona menciona un anteproyecto de investigación hace énfasis directamente al mapeo de este, es decir al proyecto como tal. En esta postura, y aunque una formalidad de investigación hace parte de esta, no irreparablemente involucra que este se convierta en una investigación. Es por lo anterior que, estrechamente un proyecto no es adecuadamente la investigación integral de la temática y su respectivo contexto.
Pese a que los pasos y métodos de una etiqueta de investigación poseen disímiles relaciones, aunque no significados, preexiste un beneplácito casi mundial en concordancia con los mismos; los cuales mencionamos a continuación: 1. planteamiento del problema de investigación y delimitación del objeto/sujeto de estudio; 2. justificación; 3. Objetivos; 4. hipótesis; 5. estado del arte; 6. metodología; 7. Estructura proyectiva de los capítulos; 8. cronograma de actividades; 9. determinación de recursos y, 10. fuentes de consulta (Tunal-Santiago, 2021).
Por todo lo mencionado anteriormente no obstante un proyecto de investigación se funda sobre cierto pasos y criterios, es transcendental que se conciba que este sea un módulo integral coherente y constituido por desemejantes porciones o compendios, afines entre sí para aportar a la elaboración de un producto final que permita vivificar las capacidades transformadoras de los(as) estudiantes. Mediante la representación de un lugar predilecto para investigar, innovar, desarrollar el espíritu creativo y vislumbrar qué somos, en qué cosmos vivimos, o en qué disposición nuestra sociedad, cultura, educación e historia en el retrospectivo y presente influyen en el modo de cavilar y actuar.
…
*Tecnólogo en Administración de Empresas (UDI), Tecnólogo en Gestión del Talento Humano (Sena), Administrador de Empresas (UDI), Especialista en Aplicación de Tic para la Enseñanza (Udes), Magister en Tic para la Educación (UDI) y Doctorado en Ciencias de la Educación (Umecit –Panamá) en formación.
Twitter: @warnulfio
Correo: Williamantonio.1987@gmail.com
(Esta es una columna de opinión personal y solo encierra el pensamiento del autor).
…
Referencias bibliográficas
De la Caridad Sánchez Ramírez, L., Duany Sánchez, E., & Alexandra Pozo, M. (2018). Método colaborativo investigativo para la gestión del contenido en diferentes áreas del conocimiento. In Junio (Vol. 2, Issue 1).
Maikel, Y., Leyva, V., Jorge, R., Viteri, M., Jesús Estupiñán, R., Remigio, E., & Hernández, C. (2021). Diagnóstico de los retos de la investigación científica postpandemia en el Ecuador.
Rodríguez-Matías, J. L., Tuesca Armijos, R. J., Rueda López, R. J., & Touriz Bonifaz, M. A. (2018). La Investigación Científica En La Educación Superior. Revista Científica Mundo de Las Investigación y El Conocimiento, 2(3).
Tunal-Santiago, G. (2021). Protocolizando la investigación científica. 37(1), 2022–2235.