Por: Jesús Heraldo Rueda Suárez/ A todos nos ha pasado que estamos saliendo de una dificultad, cuando sale otra, nos pasa en lo laboral, en la salud, en lo familiar, en lo económico, perdimos un ser querido, etc., ¿y cuál es la reacción? En la mayoría de los casos, suelen darse estas expresiones: “yo si soy de malas” “ni que hubiera matado un cura”, “me va a tocar darme un baño de hierbas” y acto seguido viene la pelea con Dios, nos enojamos con él, y le reclamamos.
Si bien es cierto estas situaciones generan malestar, preocupación, incluso suelen generar desmotivación, que estemos ansiosos, incluso hasta sentir lástima por nosotros, peleamos con Dios, le reclamamos, no pretendo pontificar sobre creencias religiosas las cueles respeto, en lo personal siempre he creído que existe un ser superior, como lo quieras llamar: Yahvé, Jesús, Dios, Mahoma, Jehová, Alá, etc.
No creo que ese ser superior el cual considero, es puro amor, este pendiente de actuar como un titiritero y diga: hoy voy a hacer que Rusia ataque a Ucrania, o que la quebrada tal se desborde y arrase 20 casas o que juan o pedro se queden sin trabajo, o que se estrellen estos trenes o estos carros, o que este niño que nace hoy se va a llamar Hitler y va a matar miles de personas, o se va a llamar Isaac Newton y será un científico, no lo creo, creo que nacemos y somos artífices de nuestro destino, que somos el resultado de un sinnúmero de procederes, con los cuales labramos nuestro camino logrando con ello cumplir o no nuestros sueños.
Si somos padres, o hemos sido jefes lo podemos explicar mejor, amamos nuestros hijos, apreciamos y queremos nuestros colaboradores, queremos lo mejor para ellos, les damos las herramientas, les mostramos el camino, los acompañamos, les damos la mano, y al final son ellos quienes deciden con su actuar el rumbo a tomar y como enfrentar la vida, pero aparte de brindarles todo el apoyo en ocasiones nos vemos abocados a reprender, a corregir, a sancionar, y lo hacemos porque los amamos, los apreciamos, así actúa Dios, tiene mucho cuidado y amor por nosotros, esas situaciones se dan para probarnos y son el resultado de las actuaciones de cada uno de nosotros y las debemos aprovechar para corregir y transformar.
Las guerras, los desastres ambientales, las muertes violentas, ¿por qué suceden?, ¿quiénes estamos habitando este planeta?, ¿quiénes ambicionan poder?, ¿quién decide poner el acelerador a un vehículo sea cual sea?, ¿por qué las nuevas enfermedades?, ¿quién ha destruido el planeta? ¿Será que Dios está tomando esas decisiones?, o somos nosotros los humanos quienes por el ansia de poder y de otro tipo de circunstancias las estamos provocando.
Ahora bien, uno de los grandes misterios es la muerte, es algo impajaritable, todos debemos dar ese paso, no quisiéramos que un ser querido partiera, ese es otro tema, y no queremos que muera porque nos duele, porque lo amamos, porque queremos estar a su lado, y nos duele aún más, no lo entendemos y nos da rabia cuando ese ser, es alguien joven o es un niño (a).
Ese padre, ese ser superior, al igual que nosotros en nuestra misión de padres trabaja arduamente para que lleguemos a ser los mejores hijos, quiere que encontremos nuestra mejor manera de ser y de actuar, nosotros por naturaleza estamos llenos de orgullo, arrogancia, superficialidad y egoísmo, la intención de todo padre es que seamos humildes de corazón.
Veamos, estas situaciones que a menudo nos suceden, así sean con regular frecuencia, enfrentémoslas de forma positiva, nos están brindando enseñanza, experiencia, y más aprendizaje para que seamos un árbol fértil, que da los mejores frutos y la mejor sombra, regando semillas de amor, no permitamos que pensamientos negativos, nubes negras y razonamientos sin sentido nos desvíen del camino, porque de esa forma perderemos las oportunidades de crecimiento.
En las dificultades, lo más común es hablar con otros sobre los problemas, justificarse así mismo, y buscar consuelo humano llorando y diciendo: “es que a mí me pasa de todo yo si soy de malas”, si vemos en la historia ya sean personajes bíblicos o de historia y para respetar las creencias cito a Job, al Rey David, a Napoleón, a Bolívar, todos ellos atravesaron situaciones difíciles las cuales sortearon con éxito.
No hay nadie que no se vea afectado por las duras realidades de la vida o las llamadas leves tribulaciones momentáneas, si entendemos para qué son, nunca deberíamos preguntarnos o preguntar a otros: “¿Por qué me sucede esto?” La respuesta siempre es la misma: sucede porque el aprendizaje nos lleva a un mayor grado de gloria, de éxitos o de logros.
Recuerda, si no sabes que es el fuego, tampoco sabrás que si te acercas mucho a el te quemarás y esto te causará dolor, esto parece muy evidente, y lo es, porque cuando te quemas aprendes muy rápido que no debes tocar el fuego, y no lo vuelves a hacer más.
El problema viene cuando ignoramos multitud de detalles que no son tan evidentes y seguimos «quemándonos» día tras día, sin darnos cuenta; una vez más respetando las creencias, el budismo es una filosofía que con la práctica de la misma nos ayuda a dejar de ignorar esos detalles que derivan en consecuencias catastróficas a lo largo de nuestra vida, según el budismo, el camino que lleva al cese del sufrimiento se basa en: comprensión correcta, pensamiento correcto, palabra correcta, acción correcta, ocupación correcta, esfuerzo correcto, atención correcta, concentración correcta, como pueden ver es sencillo, solo que nos desviamos.
Sé que algunas dificultades son parte natural de la vida terrenal, otras provienen de malas decisiones que en ocasiones tomamos, insisto creo que ese ser superior respeta el albedrio de cada uno de nosotros, que también puede como todo padre alentar, advertir, enseñar, ayudar y recompensar el buen comportamiento, pero para ello debemos tener comunicación con él, hágalo según su creencia y hágalo con amor, con fe, con respeto, y no solo cuando sucedan cosas malas, siempre ¡sigue acudiendo a él! Hazlo en soledad en privacidad, ten presente que Dios te ama, ah y no presumir que “yo si soy, yo si rezo, yo si voy al culto, etc.
Estamos acá para que nos valgamos completamente por nosotros mismos, todo depende de nosotros, no le echemos la culpa a los demás o a Dios, insisto si realmente queremos que las cosas cambien dejemos de quejarnos sobre terceros otros han estado en situaciones parecidas y lo han logrado, no gastemos y perdamos la energía en justificar el problema o el fracaso, usemos esa energía invirtiéndola en nuestro éxito.
Pensemos, imaginemos la sensación que vamos a tener cuando logremos a salir de esta situación y logremos el objetivo propuesto, eso sí debemos tener claro lo que queremos conseguir y visualizar que ya lo hemos conseguido.
Lo que la mayoría de las personas hace es dar un paso delante del otro pero sin ser capaz de mirar más allá del tercer paso, si no tenemos ni idea de lo genial que será el lugar al que vamos a llegar no tiene sentido el que nos esforcemos, en nuestra mente tenemos que tener una imagen por la que vale la pena luchar y no rendirnos, quitemos ese cartel delante de la cara cuando andamos; para que veamos lo que nos espera al final del camino y así darnos cuenta que realmente merece la pena todo ese esfuerzo.
…
*Profesional en Mercadeo
Twitter: @heraldoru