Por: Claudia Acevedo/ “El tren va a pasar y te va a dejar, ¿cuándo piensas tener hijos?” Esta es la frase con la que toda tía, abuela, madre o amiga que supera los treinta años de edad utiliza para preguntar, ¿por qué prefieren las mascotas más que a los niños?
Actualmente vivimos en un mundo que ha cambiado bruscamente durante los últimos 10 a 20 años. Las generaciones actuales son muy diferentes de las generaciones que conocieron el radio, el computador con sistema Windows 98, el ratón con colita deslizable que se podía sacar, las “maquinitas” y las familias donde una sola abuela tenía más de 12 hijos, 20 nietos, 35 bisnietos y demás. Toda una generación de santandereanos hermanos, dueños de empresas familiares e interesados en la herencia que mamá o papá dejarían. Pero, ¿Acaso hoy en día los jóvenes no quieren lo mismo? ¿Tener hijos, esposo, casarse y tener un trabajo estable toda la vida? La respuesta es un rotundo “no”.
La generación actual de jóvenes adultos es conocida como generación del milenio o “los Millennials” algunos le llaman generación “Y” pero debido a que se mezclaron con otras más jóvenes y parecen tener alma de niño, pero espíritu y conciencia de grande decidieron darles todo un nombre para esta combinación tan peculiar.
La universidad del Rosario desarrolló un estudio denominado “¿Qué piensan, sienten y quieren los jóvenes? Que pretendía buscar inconformidades y desarrollar algunos planes de acción que permitieran que los encuestados tuvieran una ganancia social. En este estudio desarrollado a nivel nacional se identificó que, en una muestra poblacional de edades comprendidas entre los menos de 20 años y los 30 años de edad, los jóvenes tenían una tendencia a tener mascotas como prioridad dantes que tener hijos. Esto no indica que las personas prefieran las mascotas que los niños, pero si evidencia el marcado resultado de personas que no querían aún tener una responsabilidad de cuidado de un hijo.
En Bucaramanga por ejemplo siempre que se mira a cualquier lugar, las personas pueden evidenciar que todas y cada una de las parejas en su mayoría pasea la calle con sus mascotas. Cada domingo, cada festivo o cada día de mañana o al atardecer, adultos jóvenes sacan a sus mascotas como sagrada costumbre junto a sus parejas.
Tal vez para nosotros no sea algo que determine una problemática, pero es evidente que en el futuro la población adulto mayor será prevaleciente. Muchas personas evitan el hecho de comprometerse tanto con una relación aprobada por la iglesia (matrimonio) como por una responsabilidad de crianza. Y ¿Por qué las personas le temen al compromiso y la responsabilidad? A ciencia cierta si se habla con un Millennials sobre sus metas y sueños para la vida, se evidencia una tendencia a querer viajar, conocer el mundo, tener un negocio propio, vivir de lujos, darse gustos y muchas más vanidades. Aunque las generaciones anteriores no lo comprendan, los jóvenes adultos actuales si han logrado cumplir muchas de sus metas y sueños. Parece que esta generación ha podido tener todo lo que ha deseado de forma directa. Pero ¿acaso es síntoma de una inadecuada salud mental el hecho de llamar a una mascota “hijo”? ¿Son patologías o trastornos mentales darle características antropomórficas y roles en la familia a la mascota?
En el presente no existe una patología mental que se encuentre en el DMS-V (Manual Diagnostico de los Trastornos Mental versión 5), que referencie este tema, sin embargo, existen muchas alteraciones de la conducta que tampoco están. Entonces ¿Cómo saber si lo que se hace tiene un límite o me hace una persona anormal o disfuncional para la sociedad? Debemos tener en cuenta que todo lo que brilla no es oro, que las cosas mantienen un rol y lugar en la vida. Para saber si existe una relación disfuncional entre el amo y su mascota que deteriore su comportamiento y desempeño social, debemos tener en cuenta lo siguiente:
Los seres humanos poseemos área vital como la educativa, laboral, personal, familiar, sentimental, espiritual, económica entre las más conocidas. Cuando alguna de estas áreas sea afectada de manera significativa, (queriendo decir que se alteren las relaciones o interacciones y afecten a al apersona o a terceros de manera grave) entonces sabemos que aquello que genera una obsesión o fanatismo es lo que nos está haciendo daño.
Tener mascotas es una de las mejores alternativas para aprender sobre responsabilidad, amor y cuidado. También son muy importantes para el manejo de algunas afectaciones emocionales y claramente las mascotas contribuyen benéficamente al ser humano al ser parte de su compañía. Sin embargo, debemos entender que humanizar a un animal, solo altera su propio ecosistema y forma de vida. Los gatos, por ejemplo, son animales salvajes domesticados, ponerles camisa, playeras o darles de comer en el comedor, no significa nada para ellos, pues lo único que les interesa es recibir cuidado, bienestar y comida. Los perros y los cachorros son animales muy agradecidos y leales, por ello sea una alfombra, camiseta o tela en el piso también les dará igual mientras tengan comida y refugio.
Las mascotas contribuyen enormemente en el buen desempeño de nuestra salud mental, sin embargo, también pueden afectarnos. Algunas personas cubren el dolor de una pérdida con una mascota, pero la pérdida no ha sanado y cuando la mascota muera o se vaya las heridas renacerán con más fuerza. Muchos animales sufren en muchos hogares bumangueses por la obsesión de sus cuidadores, contando también que muchas personas tratan mejor a sus animales, más que a sus propios hijos.
La Salud Mental es de todos y para todos y la encontramos en el más mínimo acto de acción. Las personas tal vez no quieran casarse, tal vez no quieran tener hijos o responsabilidades, entonces algún día, las responsabilidades vendrán se quiera o no y la soledad que es una buena compañera, demostrara que el tiempo también tiene orden y que existen momentos para cada ocasión en la vida. Los Millennials somos ambiciosos con el futuro, pero nos damos cuenta que como las demás generaciones también pasaremos a la historia. Recordemos que los animales pueden ser una de las mejores compañías, pero son animales. No se trata de tener hijos o no, pero sí, de reconocer que la psicología del ser humano puede afectar otras formas de vida haciéndoles más daños del que se considera.
*Psicóloga y Co-fundadora de la LICMA Liga del Conocimiento y Salud Mental.
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