Por: Óscar Prada/ Y es que los partidos de fútbol masculino no solo son las justas en que se aprecian los talentos del deporte; también son los espacios donde la masculinidad manifiesta su fragilidad.
La masculinidad típica latinoamericana se construye desde los albores de la vida del hijo varón, a través del nombre, apellido y la camiseta del equipo de fútbol que otorga el padre.
Ser masculino conlleva en demostrar poderío, fortaleza, rudeza, competitividad, dominancia, y sobre todo seguridad en sí mismo. Aquellos atributos se refuerzan a través del balompié entre varones.
Los hinchas delegan su constructo individual de masculinidad y hombría en una selección masculina de fútbol que los representa; por ello la emocionalidad y sentimientos que experimentan sus aficionados es sublime.
Todo vale en el fútbol al igual que en la guerra. Es toda una institución social que aglutina valores patrióticos, y que bendice la sensibilidad delicada que sus protagonistas varones manifiestan en la cancha, como campo de batalla.
El fútbol como cimiento de la masculinidad; paradójicamente es un facilitador para que los hombres enseñen sus delicados y escondidos sentimientos a sus pares. Sin pudor alguno, en la cancha se presencian desde llantos, oraciones y ruegos sumisos; hasta bailes refinados, besos, tocamientos, demostraciones de afecto y caricias sugestivas entre machos.
En la cotidianidad de las situaciones amorosas, el llanto masculino se tilda como una grave debilidad a su hombría; sin embargo, las lágrimas de los machos alfa en el fútbol, se leen como devoción, pasión y fidelidad a su equipo del alma. La ocasión determina la validación social de las emociones masculinas.
Estudios afirman que los hombres lloran más por el fútbol que por amor; y es lógico. Ese deporte es el único escenario donde los varones muestran sus lágrimas sin sanción social, y en cuyo espacio expresan sus vulnerabilidades y temores a todo dar.[1]
Una tarde de copas frente a una pantalla, compartiendo triunfos y angustias del equipo predilecto, refuerza la amistad masculina. Es el fútbol la manera más cercana para que un par de amigos expresen que se apoyan y se quieren sin decirlo en palabras que pueden sonar raras.
El balompié es por excelencia el cómplice del afecto varonil sin reproche; pese a ello, se concibe como un imposible, que grandes figuras del fútbol puedan expresar su orientación sexual diversa sin temor a arruinar su carrera deportiva.
Si uno de los dioses del fútbol a nivel mundial saliese del closet, rebanaría en mil pedazos la frágil masculinidad de sus adeptos. Difícil seria por parte de los hombres aficionados, reconocer que babean por un varón al que le gustan otros.
Ahora bien, algunos podrían afirmar que el sentimentalismo masculino radica en la simple afición del balompié en sí. Lo curioso es que la selección femenina de fútbol profesional, fue subcampeona de la Copa Mundial de la FIFA Sub-17, sin la emocionalidad masculina que merecía tener, y sin decretarse al menos un día cívico.
Les cuesta a los hinchas varones ver representados sus valores de rudeza y brío -comúnmente catalogados como masculinos- a través de la selección femenina de fútbol; por el contrario, necesitan de otros hombres para verse plenamente reflejados.
Estas líneas no son una crítica a la tradición del fútbol, ni pretende victimizar la masculinidad en una sociedad notoriamente patriarcal; por el contrario, se hace énfasis en lo nocivo que es etiquetar las emociones como masculinas o femeninas de forma incompatible.
Patear los sentimientos de los hombres luego de finalizar un partido de fútbol, lejos de legitimar una saludable masculinidad; propicia en cambio, una muy frágil y castrada. Que los hombres expresen emociones catalogadas socialmente como femeninas fuera de la cancha a otros, no es sinónimo de patear con ambas.
Sinceras felicitaciones a la selección Colombia, por su magnífica actuación en la Copa América, sin duda representan al país. Gracias por patear un rato los problemas de nuestra casa.
…
*Estudiante de Derecho
Contacto: 3017716507
X: @OscarPrada12
(Esta es una columna de opinión personal y solo encierra el pensamiento del autor).
…
[1] Las creencias sobre las emociones están vinculadas a las creencias sobre el género: el caso del llanto de los hombres en los deportes competitivos. Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos. Frontiers in Psychology.