Por: Andrés Martínez Olave/ «Quien no conoce la historia, tiende a repetirla».
Para nadie es un secreto que tenemos nuevo presidente, nuevos ministros y alguno que otro nuevo en el senado y en la cámara.
Pero, ¿qué ha pasado desde que se montó el nuevo gobierno?… Analicemos un poco. Durante cuatro años, el pasado gobierno de Iván Duque intentó meter reformas de las cuales, los hoy en día senadores y el actual presidente salían a las calles a marchar y decir “no a la reforma, no a las alzas de los precios y no, no, no, al daño del país”.
Pero hoy en día vemos como se volvió todo un circo para ganar popularidad y así llegar a estos prestigiosos puestos del Estado colombiano.
Lo más visible y viral han sido las declaraciones de los ministros y senadores apoyando una reforma tributaria, donde dicen «no afectará al colombiano de a pie» y no se percatan del daño a profundidad que van a realizar. Aún más, se ve que en los supermercados, micromercados y mercados, los precios están por las nubes.
Entonces viene la pregunta: ¿Aún se cree que este gobierno tiene soluciones? O, ¿más bien van a llegar hacer ellos su propia solución?
¡Paren de creer! De creer que todo va por medio de reformas y no de bajar sueldos a ministros, congresistas, altos cargos y rangos del país. Eso sí es una excelente reforma, ¿no creen señores lectores? ¿O aún piensan que no existe un haz bajo la manga de estos señores?
Y la historia no para, hace poco salieron con el tema de quitar el subsidio a la gasolina, porque: «pobrecito el estado que ha gastado tanto dinero», y ajá, el dinero que ellos gastan a costillas del pago de impuestos del pueblo, ¿dónde está? Porque las mallas viales en los departamentos y ciudades son fatales, la inseguridad ni que se diga y la pobreza sigue, entonces, ¿dónde existe igualdad de condiciones?
Pare de creer señor lector, pare de creer que todo lo que brilla es oro y de que todo lo que dicen es viable. Si las ideas pueden ser buenas, los pensamientos, pero nada va a cambiar si en realidad los de arriba no hacen el cambio primero.
Las palabras de campaña merecen acciones reales… Pero como dicen por ahí, las palabras se las lleva el viento.
Los cambios que empiecen por la casa y no por el pueblo. ¡Paren de creer!
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