Por: Andrés David Negrete Dulcey/ Muchos se preguntarán, ¿parar qué? Parar el gobierno nacional, la economía local, regional o nacional, la clase politiquera que gobiernan nuestros pueblos y ciudades; o, por el contrario, parar la desigualdad, la falta de acceso a la educación y a la salud, la falta de oportunidades laborales, la falta de meritocracia en el acceso a los cargos públicos.
No hay una respuesta univoca para cada uno de estos postulados, lo cierto es que, tenemos un país con instituciones jurídicas y políticas que están desconectadas con la realidad actual que vive el país y muchos representantes, que no representan nada, una sociedad indiferente a la problemática que viven muchos colombianos, entonces, ¿parar para qué?
Parar en medio del caos significa hacer una reflexión sobre la realidad nacional de nuestro país, cuestionarnos acerca de nuestro rol como actores en la transformación de nuestro propio entorno social.
Debemos reconocer que existen grietas en el andamiaje social e institucional, ese es el primer paso en la reflexión que todos tenemos que hacer, seguidamente, sentir empatía con nuestros semejantes es reconocer que somos humanos y entender que hay muchos jóvenes sin acceso a la educación, muchos hombres y mujeres sin oportunidades laborales, muchas familias sin un techo, muchos enfermos esperando una cita y medicamentos para sus dolencias, ¡Justicia, para avanzar! Porque este país requiere de una transformación en nuestras instituciones, una transformación de la mentalidad de los futuros gobernantes, un cambio en la realidad que vive el ciudadano de a pie, justicia para los males que vivimos.
Por esto, se justifican las movilizaciones y con mayor razón el Estado debe garantizar el ejercicio constitucional a la protesta, no podemos seguir indiferentes ante una realidad que cada día toca a nuestras puertas, una realidad que pareciera perpetuarse en el tiempo sin permiso de nadie, una realidad que prometieron cambiar, pero, en algún rincón se quedaron guardadas tantas palabras clamadas por cada candidato.
La lucha social es simplemente un medio para llegar a un fin altruista: la construcción de un país en donde todos quepamos, con nuestras formas disimiles de pensar, de visiones a veces contrapuestas, pero, sobre todo, un país de oportunidades para su gente. Es que, la realidad histórica a demostrado que la movilización ha llevado a los pueblos a la construcción de una sociedad justa por encima de los intereses de una clase privilegiada representada en algunos gobernantes de turno, es así como se han conquistado los diferentes derechos sociales que hoy vemos reflejados en la constitución, pero, un sin sabor se siente en el ambiente, una desazón inunda el corazón de muchos colombianos, faltaron a la promesa de un mejor país, hoy demandamos el falso discurso que no interpreta la voluta popular y exigimos que se cumpla la constitución. Para para avanzar, ¡viva el paro nacional!
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*Abogado, Especialista Derecho Procesal.
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