Por: Camilo Andrés Maldonado Bautista/ Existen dos clases de desplazamiento en nuestro país: los desplazados por la violencia y los desplazados por la indolencia de nuestra sociedad. Los desplazados por la violencia han sido víctimas de grupos de autodefensa o paramilitares y guerrillas que han asesinado, masacrado y destruido a cientos de miles de familias colombianas. Actuando al margen de la ley e imponiendo el terror y el miedo, como método de supuestas ideologías que aparentan defender los derechos y la seguridad de los ciudadanos, muchas veces con la complicidad de agentes del Estado o por la ausencia del mismo.
Y como remanentes de procedimientos usados por grupos de autodefensas, se conocieron unos videos que dan cuenta de hechos ocurridos a altas horas de la noche en el municipio de Floridablanca, cuando varios sujetos uniformados de negro y encapuchados, arremeten de manera violenta y salvaje contra unos habitantes de calle, para “correrlos” o desplazarlos de espacios públicos como son las calles, donde tienen que subsistir a merced de los peligros que conlleva su total desamparo y miseria de arrastrar su existencia sumergidos en el consumo de drogas. Miseria humana que también afecta a sus familias, que sufren el dolor de la impotencia de la víctima del adicto a las drogas y lloran y viven la angustia permanente de recibir en cualquier momento una notifica fatal.
Esta indolencia social y Estatal, no puede convertirse nuevamente en semillas de nuevos grupos de autodefensa disfrazados como vigilancia informal o como se denominen los nuevos ‘para-celadores’, que patrullan las calles de nuestra área metropolitana. En persona evidencié en el municipio de Piedecuesta, hace unos meses, un grupo similar de civiles, uniformados con overoles negros, pasamontañas, con radios de comunicación, del cual hacían parte hombres y mujeres motorizados y a pie, provistos con gas pimienta, bolillos y muy posiblemente armas de fuego, mostrándose amedrentadores y peligrosos, asumiendo la función de control social que única y exclusivamente corresponde según la Constitución a las fuerzas armadas y a la policía. Y ello ocurre, supuestamente con el desconocimiento total de su existencia por parte de las autoridades, aunque con el auspicio económico de algunos comerciantes y habitantes, que, al mejor estilo del viejo oeste americano, quieren hacer justicia por sus propias manos, y sin duda alguna, lo que vimos en estos videos, son claras violaciones de derechos humanos, de una sociedad sin control y enceguecida por la intimidación.
Si bien el encierro de la cuarentena efectivamente generó una sensible disminución de delitos como el hurto de celulares, de viviendas, de motos, fleteos, entre otros indicadores, ello se debe a que la gente no está en las calles y los delincuentes no tienen tanta oportunidad de acción. Pero no quiere decir que están quietos, los delincuentes están en la espera de una oportunidad para actuar y las autoridades deben estar listas para desarticular estas bandas de hampones y en modo alguno se puede renunciar al deber constitucional y legal de prodigar seguridad ciudadana y mucho menos dejar la seguridad en manos de otros criminales y esto no se resuelve con un par de aprehensiones, pues la ciudadanía debe volver a confiar su seguridad en el Estado y éste debe proporcionársela.
Por tanto, los habitantes de calle deben ser abrazados por los municipios y generar buenos programas de rehabilitación y resocialización que nos permita salvar y reintegrar al seno de la sociedad y la familia un alto porcentaje y no es de negar que hay varios de ellos que delinquen, pero la gran mayoría deambulan con sus sensibles historias de vida, que no se solucionan con esporádicos cortes de pelo, afeitadas, un plato de comida y fotos para las redes sociales. Aquella será la manera de transitar por el camino de acabar con tanta violencia e indolencia por parte de todos nosotros y buscan mayor equidad y dignidad humana para los conciudadanos.
*Economista y Especialista en Gerencia Pública.
Twitter: @camilo36858836