Por: Alfonso Prieto García/ Cada vez que prenden las alarmas de contagio, de nueva ola, de cifras crecientes, de desastres en la naturaleza, de virosis gripales, de enfermedades preexistentes, de porcentaje critico de ocupación de camas uci, de atención a los adultos mayores y su riesgo de contagio por las razones de enfermedades preexistentes, entra en conflicto la prevalencia de uno de los dos derechos constitucionales, el de la vida y la salud y el derecho al trabajo digno; pero como saber cuando uno se sobrepone al otro en busca del equilibrio y la condición estable en una maratónica carrera de ensayos y errores que viene el estado implementado, con planes programas y proyectos, normas y directivas durante los últimos diez (10) meses, algunos con resultados moderados de contención, conservación responsable y autónoma de los ciudadanos, sin poder proclamar tranquilidad. por lo que este espacio se dispone profundizar sobre el futuro de la sociedad Colombiana.
El dilema del estado para atender la necesidad de sostenibilidad en salud, alimentaria, laboral y productiva, todo ello de la mano con la dinámica económica, amén de las presiones de los sectores por proteger sus inversiones, empleo, utilidades y demás, crean un cuello de botella por su reactivación, al ampliar el espectro del contagio, padecimiento y muerte en Colombia reflejado en las siguientes estadísticas:
El Ministerio de Salud a reporta a diciembre 14 de 2020:
Contagios acumulados: 1.434.516 (100.00%)
Recuperados: 1.321.469 (92.10%)
Activos: 73.833 (5.16%)
Fallecidos: 39.195 (2.74%)
Si a lo anterior se suma la tendencia que supera el número de recuperados sobre el número de contagiados, significa que la labor de contención se está doblegando; así por ejemplo:
Diciembre 14 de 2020, Ministerio de Salud:
Contagiados día: 8.742 (100%)
Recuperados día: 6.633 (76%)
Desfase de: 2.109 (24%)
Las anteriores cifras sin considerar las personas portadoras asintomáticas sin reportarse, por vivir en la economía informal, por no contar con EPS o ARS, no son asistidas, atendidas o finalmente se auto atienden, automedican o recuperan en forma silvestre con el mayor y mas alto de los riezgos de propagación.
La retrospectiva no es nada alentadora. Al inicio de la pandemia, la medida más promovida como en el resto del mundo, fue el aislamiento en familia, al no saber quien era el portador del virus, con medidas flexibles de ingreso foráneo y desde otras latitudes, lo cual representó y aun representa un riesgo alto; predominio de un desconocimiento claro del virus, su origen, transmisión, sintomatología variada, comportamiento del virus en el aire, agua, superficie terrestre, humana, alojamiento orgánico, manifestaciones epicríticas, efectos sobre el organismo, desconocimiento científico del mismo, en fin, una incertidumbre donde solo esconder a los posibles contagiables y portadores, para evitar la propagación, sin una prescripción médica mínima que resista la presencia del coronavirus, solo la transmitida por la tradición familiar y algunos casos aislados de médicos que aplicaron a la necesidad de fortalecer el sistema inmunológico.
Otros más radicales propusieron el uso y consumo de Ivermectina y dióxido de cloro, practicas no avaladas por la OMS que desgastaron credibilidad en posibles estrategias importantes alternas de protección humana.
La diferencia de nuestras acciones con las de los demás países, tuvo que ver con el no disponer de kits de pruebas Covid para identificar los positivos e iniciar el estudio de rastreo y nuclearización, que hiciera mas efectivo el trabajo de control; se recibieron los kits sin los reactivos, pocos laboratorios adecuados provistos de la tecnología y el reducido talento humano, para generar los resultados de las pruebas, que por centralización de sus lecturas en Bogotá, requirieron de entrega superior a los 20 días, tiempo mayor al ciclo de desarrollo y complicación de los efectos del virus.
Lástima el tiempo que la posición territorial del globo terráqueo proporciono al estado, al desarrollarse la cepa a buena distancia, para así preparar un verdadero plan que evitara cometer los mismos errores y generar mejores resultados.
Fuimos asimilando aislamientos por siete meses, procurando adivinar los focos, aislándolos y dando instrucciones de hidratación y Acetaminofén para la fiebre ocasional o permanente, poniendo al organismo humano del contagiado a luchar contra el virus, sin precaver la necesidad de mejorar su sistema inmunológico, particularmente para los ciudadanos con preexistencias.
El encierro extendido empezó a generar dificultades en la sostenibilidad personal y familiar, para quienes les suspendieron su vinculo laboral o cerraron las factorías, con la complicación de que buena parte de la comunidad económicamente activa, empezaba a vivir las inclemencias de la economía informal, que dicho sea de paso es un porcentaje que supera el 50% del total de la fuerza laboral; se viene la tendencia de reactivar los grandes sectores productivos y los países inician una escalada de levantamiento de sus restricciones de frontera, sumada a la autorización de actividades masivas como conciertos, cines, balnearios, discotecas, restaurantes, etc., reflejando un efecto de retroceso funcional del control del virus, hoy denominado nueva ola, que seguramente se vivirá por no actuar en consonancia con nuestra propia situación, moderación de la nueva normalidad, inexistencia de una cultura del cuidado y lo mas insensato, considerando el indicador de mayor importancia, la ocupación de camas uci, cuando se acude a ellas por condiciones graves de salud.
Como no entender que es necesario hacer una evaluación de la capacidad, la especialidad y el nivel de atención y servicios de las IPS, para designar primero un interés social e intervención temporal del estado en la designación de instituciones dedicadas a la atención del contagiado, concertado o contratado por el interés general, permitiendo la atención separada y servicio de pacienteslas demás enfermedades que se califican de mayor vulnerabilidad, por estas ser de pacientes en su mayoría adultos mayores?
Como creer que ahora, los entes territoriales deben salir a tomar medidas para evitar las aglomeraciones de personas que supuestamente pueden propagar el virus, ¿lamentando no haber tamizado toda la población con visitas, controles, chequeos y pruebas para reducir el riesgo?
¿Será que con la prevención y acción publicitaria del estado, se generará una menor posibilidad de contagio en este mal controlado escenario de la pandemia?
Que triste saber que hemos hecho las cosas con mucha voluntad, pero con una visión miope.
Se nos ha dicho que hacemos parte de la organización que regula la comercialización de la vacuna contra el covid, sin embargo, hasta ahora no hay confirmación alguna de su fecha de arribo, como si lo anuncian varios países. ¿Será que sucederá igual que con los kits de pruebas que llegaron terminando la primera etapa cuando el control en la primera fase no fue el mas acertado?
Pronosticar desastres no es lo más propositivo, pero si inminente encontrar acciones que mejoren estas tendencias y corregir sendos errores de acción, tendientes a garantizar constitucionalmente el derecho a la vida.
Acciones
La emergencia sanitaria debe ir acompañada de un estado de excepción donde se conmine al cumplimiento cabal de las medidas de aislamiento, descongestión, bioseguridad y en general, lo que la falta de cultura ciudadana y un acatamiento a las órdenes para la preservación integral de los ciudadanos, ejercicios y acciones de contravención y judicialización real e inmediata por falta de cumplimiento a las normas existentes.
Se debe priorizar la reactivación económica de sectores con un mayor componente de mano de obra y en particular del sector primario de quien depende la sociedad para su sustento alimentario, creando sistemas de acopio y abasto, sustentando cantidades calidades y precios y garantizando su realización, disponiendo la oferta de productos básicos de la canasta familiar.
Un estado inversionista en obras de infraestructura que genere recursos para los trabajadores de base, que obtenga ingresos para la sostenibilidad de sus familias, un estado que demande la compra y uso de materias primas y logre el amoblamiento adecuación y dotación de infraestructura para la salud la educación, el transporte y la movilidad, que tanto requiere la población y que pueda poner al día los compromisos acumulados e incumplidos de los últimos años.
Suspensión de toda actividad del sector servicios diferente a educación, entidades financieras, mensajería, alimentos a domicilio, farmacias, supermercados a domicilio, bancarios y pagos.
Tomar medidas efectivas por un periodo mínimo de un año donde se eliminen los gravámenes a los productos de la canasta familiar.
Suspensión del cobro de comisiones: retiro en cajeros, cajas de bancos, giros, medios virtuales, etc.
Congelación de arriendos de vivienda y de comercio e industria.
Compra de insumos médicos alimentos, productos de higiene y bebidas, con tarjeta de crédito a seis meses sin financiación.
Compra de equipamiento médico quirúrgico con créditos estatales sin costo de financiación a dos años.
Zonificación de ciudades veredas y corregimientos para asignar galenos que trabajen la morbilidad y particularmente la detección del virus con sus correspondientes medidas de protección.
Suspensión de la movilidad intramunicipal, departamental, nacional e internacional por tres meses que evite exportar o importar el virus.
Sea cual sea la realidad, se debe iniciar todo un proceso formativo, en el que se siembre cultura, se prepare una sociedad no solo para esta sino para las muchas situaciones que se vivirán de forma angustiosa o moderadamente positiva, gracias a una verdadera planeación concertada.
*Economista, Magister en Administración de Empresas, exconcejal de Bucaramanga, exdirector seccional UCC Bucaramanga, Asesor nacional de calidad UCC, Investigador Colciencias y Asesor de proyectos.