Por: Roberto Aponte/ La educación de una persona, su actitud sobre el agradecimiento y su percepción del trabajo son factores que indican que tanto una persona sabe valorar lo que tiene, algo que no solo se asocia a las cualidades y vínculos de los individuos, sino también su concepción de los bienes materiales, algunos tan esenciales como lo son todo elemento disponible en la naturaleza.
En el ser humano puede presentarse una postura de acuerdo a como se relacione con la naturaleza. En general, puede percibirla como una despensa para obtener recursos, pero no solo eso, ante tantos bienes a nuestra disposición queda como administrarlos.
Factores como la cultura y la educación ejerce un componente social que refuerza la moral del individuo incluso desde el punto de vista ambiental, por lo que muchas veces tomamos como ejemplo las acciones o acotaciones de quienes consideramos nuestros líderes además del efecto de muchas propagandas de concientización ambiental.
Debido a estas conductas adquiridas cualquier persona puede poner su granito de arena y aportar al cuidado medio ambiental, estas acciones tienen su visibilidad a pequeña escala, por ejemplo, con el concepto de tener un hogar impecable, la noción de recolectar las basuras garantiza una ciudad limpia. Lo anterior denota acciones personales que tienen gran impacto cuando se multiplica varias veces y este impacto es lo que determina que tan sostenible puede ser una sociedad.
Quizás nuestras acciones tengan el principal objetivo de replicar y multiplicar como acto individual, no obstante, para llevar más lejos el mensaje se enseña en comunidades donde falta conciencia ambiental y cambiar sus perspectivas, pero esto principalmente impactando al líder del grupo quien puede generar mayor ejemplo, también muchas veces los niños son más susceptibles a estos mensajes y ponerlos en práctica.
La escala aumenta ya que pasamos de lo personal, que incluye el ámbito familiar hasta lo comunitario teniendo en cuenta muchos barrios, pero si se abarca toda la ciudad la situación tiende a volverse más compleja, sobre todo por la importancia que tienen los dirigentes con sus decisiones y a que su vez tienden a estar influenciadas por intereses particulares.
El ámbito político es algo que se les endilga muchas veces a los mandatarios locales, no obstante, recalco que existe la democracia y que estos funcionarios son elegidos por elección popular, pero un factor que considero más determinante es la fuerte afiliación que puede presentar los seres humanos a determinados grupos, un fuerte apego que puede apelar a convicciones, miedos o principalmente intereses particulares que puede solventarse con los beneficios que te ofrece este grupo.
Lo más usual es que un dirigente egoísta que no le importe su entorno cometa sobornos que hagan la vista gorda ante actos de contaminación o acciones extractivitas que ponen en riesgo nuestros recursos, hechos reprochables debido a que conocemos su impacto, pero las artimañas de estos taimados pueden llegar más lejos y pasar desapercibidas.
La política es una competencia o más bien un juego de quien recibe más beneficios y cuando cualquier persona se desenvuelve en el grupo de su conveniencia y transmite su propaganda a los suyos, el concepto de moral ambiental se vuelve maleable a conveniencia.
Dicho esto, hago una fuerte aclaración, un ingeniero ambiental y un ambientalista no son lo mismo, mientras que el ingeniero se guía bajo criterios técnicos, el ambientalista trabaja impulsado por su amor a la naturaleza y socializa sus ideales a partir de lo que considera correcto. Claro, un ingeniero ambiental también ama la naturaleza y puede ser ambientalista, pero si hay ambientalistas que desconocen algunas nociones técnicas, su labor en algunas ocasiones puede estar mal enfocada.
Lo anterior es un hecho que influye en cambiar la moral ambiental, cuando los grupos políticos ejercen sus intereses, socialmente los grupos van a discutir cual proyecto del contrario contamina más, algunos profesionales pueden ser excluidos de ejercer su profesión si no están de acuerdo con los proyectos y algunas personas pueden hacerse pasar por ambientalistas para ejercer un mensaje conveniente.
Y si vamos más lejos de la ciudad, la situación se vuelve más amañada si llegamos a niveles nacionales o incluso mundiales.
Este fenómeno no debe ser excusa para frenar las acciones que generan impacto positivo en el medio ambiente, pero si debemos ser conscientes del impacto social y ambiental que ejercen los lideres, lo que necesitamos es que, al escucharlo, discernir cual es la verdadera situación del mundo en el que vivimos.
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*Ingeniero Ambiental y escritor
Twitter: @robustories