“No estamos ni cerca de donde debemos estar”, sentenció el expresidente de Estados Unidos Barack Obama durante su intervención en la cumbre climática de Naciones Unidas, COP26, este 8 de noviembre.
Obama, cuyo Gobierno fue uno de los principales impulsores del Acuerdo de París de 2015 que marcó los lineamientos que hoy se discuten en la COP26, señaló que ha habido algunos avances desde entonces, pero lamentó que Rusia y China, con los que sumó fuerzas para lograr el histórico pacto, se han distanciado de la meta.
«Es particularmente desalentador ver que los líderes de dos de los mayores emisores –de gases contaminantes– del mundo han declinado su asistencia a esta conferencia (…) Y sus planes nacionales reflejan lo que parece ser una peligrosa falta de urgencia y eso es lamentable», afirmó el exmandatario.
Obama hizo un llamado a las potencias a asumir responsabilidades, justo en momentos en que se discuten los altos costos ambientales y económicos que asumen los países pobres, en muchos casos los menos contaminantes.
Muestra de ello es que las naciones del G20 que representan el 80% de la economía mundial son a su vez las mayores generadoras de emisiones contaminantes. Entre ellas se destacan China, Estados Unidos, Australia, Rusia y Japón.
“Todos tenemos un papel que desempeñar. Todos tenemos trabajo para hacer. Todos tenemos sacrificios que hacer sobre el clima (…) Pero aquellos de nosotros que vivimos en naciones ricas, aquellos de nosotros que ayudamos a precipitar el problema, tenemos una carga adicional», subrayó el también ganador del premio Nobel de Paz.
«París no era más que el principio y no un punto de llegada»
El Acuerdo de París estableció limitar el calentamiento global para que no aumente más de 2ºC en este siglo y, en lo posible, que no supere los 1,5ºC. El límite que los científicos destacan para evitar mayores catástrofes climáticas como las que afrontan con dureza distintas naciones.
Cómo lograrlo ha sido de nuevo el centro de la discusión en esta cumbre de la que han salido algunos compromisos: eliminar el uso y producción de carbón durante las próximas tres décadas; reducir la deforestación; frenar el metano y eliminar la financiación de proyectos en el extranjero de combustibles fósiles.
Pero de su alcance, expertos de la ONU se muestran escépticos. Según investigaciones, las acciones ejecutadas hasta hoy conducirán a un calentamiento de al menos 2,7 % en comparación con los niveles preindustriales.
«París no era más que el principio y no un punto de llegada (…) Allí creamos un marco que nos ha permitido avanzar estos seis años, pero no hemos hecho lo suficiente. Lograr un aumento máximo de las temperaturas de 1,5 grados va a requerir mucho trabajo. Lograr que la gente trabaje unida a escala global requiere tiempo, pero tiempo es lo que no tenemos y solo presionando por más es como vamos a lograr las victorias parciales que nos hacen falta», recalcó Obama.
El exmandatario estadounidense también reconoció que su propio país retrocedió en los objetivos, al destacar el retiro de Estados Unidos del pacto ambiental por parte del expresidente Donald Trump. Sin embargo, indicó que con Joe Biden en la Casa Blanca, «Estados Unidos ha vuelto» a encabezar los esfuerzos.
Obama se mostró confiado en la aprobación en el Congreso de un paquete presupuestario que incluye 555.000 millones de dólares para financiar el paso de combustibles fósiles a energías limpias en su nación. “Pondrá a Estados Unidos en el camino correcto para cumplir sus nuevos objetivos climáticos”, sostuvo.
“Cualquiera que haya visto estos días correr de un sitio para otro a nuestro enviado especial del clima John Kerry puede decir que nos lo estamos tomando en serio. El plan de infraestructura impulsado por el presidente Biden manda también al mundo una poderosa señal: Estados Unidos debe liderar con el ejemplo», subrayó.
COP26 se adentra en el financiamiento de la crisis climática
Las declaraciones de Obama se producen en medio de una jornada en la que los gobiernos discutieron un acuerdo para ayudar a los países vulnerables a lidiar con el calentamiento global y compensarlos por el daño ya causado. Una prueba que mostrará si las naciones ricas y aquellas en desarrollo pueden poner fin a un enfrentamiento de años sobre los costos para mitigar el cambio climático.
El costo es enorme. Se estiman pérdidas y daños para 2030 entre 400.000 millones y 580.000 millones al año en los países pobres, y hasta 1,8 mil millones para 2050, según la Fundación Heinrich Boll, que citó estudios académicos.
Las cifras serán aún más altas a menos que las conversaciones en Glasgow puedan mantener viva la posibilidad de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados Celsius.
Mientras las naciones en desarrollo buscan más dinero para adaptarse a temperaturas más altas que han causado sequías, inundaciones e incendios forestales más frecuentes, las potencias se han centrado en canalizar las finanzas hacia la reducción de emisiones de CO2.
“La declaración yuxtapone el escenario de la COP26 con las situaciones de la vida real que enfrenta Tuvalu debido a los impactos del cambio climático y el aumento del nivel del mar”, aseguró el ministro de Relaciones Exteriores, Simon Kofe, quien expuso cómo el aumento del nivel del mar afecta a su pequeña nación insular.
Reino Unido, anfitrión del encuentro, intentó marcar el ritmo de las negociaciones al anunciar 391 millones de dólares en nuevos fondos, incluido el apoyo a los países de Asia Pacífico para hacer frente al impacto de la crisis ambiental.
“Debemos actuar ahora para evitar que el cambio climático empuje a más personas a la pobreza. Sabemos que los impactos climáticos afectan de manera desproporcionada a los que ya son más vulnerables”, destacó Anne-Marie Trevelyan, designada por el Gobierno británico para liderar planes de adaptación y resiliencia.
De acuerdo con la funcionaria, este dinero se suma a los “miles de millones en fondos internacionales” ya comprometidos por países como Dinamarca, Japón y Estados Unidos para naciones vulnerables, muchas de las cuales han experimentado los peores efectos.
Queda menos de una semana para que los líderes de 190 países concluyan la COP26, pero más allá de los compromisos deberán demostrar que pueden cumplir con los objetivos que al menos eviten el empeoramiento del cambio climático antes de que no haya marcha atrás.