Por: Ruth Stella Catalina Muñoz Serrano/ Muchos hemos hablado de amar al prójimo, pero aun con intención, la verdad está lejos de nuestro corazón, en el artículo pasado se reconoció la importancia de valorar el contexto de una persona y/o comunidad antes de generar un juicio de valor, pero si bien es cierto, aunque en muchas ocasiones en nuestro corazón este hacer el bien, priman nuestros intereses, ya que son la suma de lo que ya somos y no de lo que queremos proyectar, ya ser eligió ser, ya se pensó en el mañana, estamos tratando de anticiparnos a todo.
¿Vivir o sobrevivir?
Alguien puede decir, es que con esos sueldos “toca sobrevivir” o es que “no tengo oportunidades” nos basamos nuevamente en lo que esperamos tener del entorno, pero no del compromiso personal.
Sigue siendo una decisión personal, pero seguimos culpando a los demás.
Culturalmente hay muchos rasgos que resaltar, no solo para decir que Colombia es un espacio multicultural, sino que es la cuna de muchas civilizaciones. ¡Wow! Una pequeña regresión a la clase de historia y que interesante es hablar de historia, cultura, personas y sociedades.
El problema es entonces como hemos acumulado recuerdos en nuestra vida, como hemos permitido que el dolor se apodere de nuestros sueños, porque es a partir de cada vivencia diaria, que contamos historias.
¿Cuál es tu historia?
Es justo esa historia que decide en muchas ocasiones por nosotros, ¿No se han visto repitiendo historias familiares? Repitiendo el dolor de sus abuelos o sus padres, e incluso sus hijos o sobrinos repiten esa historia de la que incluso nos encontramos huyendo, rechazar un padre ausente o agresivo a través de negarse tener una pareja con comportamientos iguales, o un abuelo abusador, que este sea el momento de pensar en nuestros dolores ocultos, en lo que hemos obviado porque “eso fue los que nos tocó vivir”, o es que “no hay para más”, pareciera que irrevocablemente es la historia que por mas esfuerzos que hagamos no podemos mover o modificar, porque tiene una raíces ancladas a lo profundo de la tierra; en realidad no es mentira, en nuestras raíces hay dolor, sufrimiento, violencia y es justo por eso, que hoy por hoy el reconocimiento de los derechos es el avance para el desarrollo humano y el mejoramiento de la calidad de vida, que es básicamente la razón por la que cada padre de familia hace un esfuerzo sobrenatural por darle a su siguiente generación las cosas que el mismo no pudo tener, como una compensación mental por ver sus sueños cumplirse.
Esto no es malo, pero en muchas ocasiones no es valorado por las generaciones siguientes.
Muchos estudios apuntan que para que algo cambie, se debe revisar en las 5 generaciones hacia atrás, este cambio involucra muchos aspectos y no solo el económico, porque el inicialmente los gobiernos velaban, esta imagen solo trajo miseria y pobreza, por eso los programas y demás políticas publicas que se han construido.
Frente a esto me surgen muchas dudas e inquietudes de este proceso y no son dados precisamente por la comunidad, sino por el sistema en el que nos encontramos, sistema que ha generado apegos, desapegos, rupturas y demás.
Dicho así, la persona tiene la capacidad de producir en su vida todos los cambios, solamente que la cultura en la que estamos opresivamente nos hace sentir que no se puede. Esos pequeños logros que en realidad forman los pasos agigantados que como comunidad necesitamos para ver el cambio, ejemplo de ello, dejar de dar opiniones sin que sean pedidas, generar criticas constructivas solo para destruir, cerrar esos ciclos familiares de dolor que nos visitan generacionalmente.
Si decides ver tu vida solo “porque toca” así vivirás, y será un peso levantarte de tu cama cada día, pero si deseas ser positivo y no me refiero a lo mágico que eso pueda sonar, porque claro que se puede, pero no se puede solo soñándolo, se debe trabajar por ello, así que si solo cuentas la historia desde el dolor, será tu total responsabilidad, porque se te esfumara la vida es una rabieta y perderás la oportunidad de construirte.
No dejes que se te vaya la vida solo sobreviviendo, construye una y vive.
¡Se feliz, porque no es lo mismo estar vivo, que vivir!
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*Docente, Psicóloga (UNAD), Especialista en Gerencia de Proyectos (Uniminuto), Maestrante en Psicología comunitaria (UNAD).
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