Por: Fredy Chinchilla/ Resulta indignante, vil y miserable como a la luz de las circunstancias actuales, dentro del marco de una pandemia -por demás manejada desastrosamente por el gobierno inepto e incapaz- no sabemos cómo el presidente Iván Duque Márquez se atreve a tanto. No contento con haber favorecido de la manera más descarada al ya muy enriquecido y poderoso sistema financiero, se convierte en Robin Hood al revés, pues le quita a los que menos tienen para darle a los que tienen mucho.
Esa osadía realizada por Duque se refiere al decreto 1174 del 2020 y el cual hace una reforma laboral, rompiendo totalmente el estado social de derecho y vulnerando derechos adquiridos por los trabajadores, pavimentando el camino hacia el empobrecimiento inmisericorde de millones de trabajadores, pudiendo afirmar con toda contundencia que es una reforma traicionera y con toda claridad, una infamia laboral.
Esta infamia acaba de eliminar de tajo en el largo plazo la posibilidad que los trabajadores y en general la clase media puedan acceder a una pensión de vejez, de invalidez o de sobreviviente y no satisfecho con esta maquiavélica jugarreta, hasta el salario mínimo y esto se materializa de la siguiente forma. Ese infame decreto permite sin límites que las empresas contraten por horas.
Ahora bien, cuando ese modelo de contratación no de como resultado un ingreso igual o superior al salario mínimo, permite que el empleador no afilie al trabajador al sistema de pensiones y menos al sistema de salud y riesgos laborales tampoco, pero más grave aún, si de parafiscales como cajas de compensación entre otros se trata, pues la estocada es brutal y salvaje, entonces se puede afirmar que hay una desprotección total y evidentemente una escandalosa vulneración de derechos laborales que se verá reflejado en el largo plazo.
De esto se desprende una sola y única posibilidad en cuanto a beneficios, si así se le puede llamar a ese diabólico propósito gubernamental y son los beneficios económicos periódicos (Beps) y sería que cuando el hombre a los 62 años de edad o la mujer a los 57, edad de pensión, se les retribuiría una suma en dinero que se les entregaría cada dos meses, inferior al salario mínimo, como si ya este salario mínimo no fuera una miseria de ingreso y para rematar paupérrimo, o dicho de forma coloquial, todo lo del pobre es robado.
Estas serían la expectativa de ingreso después de obtener una pensión y que se pagaría cada dos meses, si a eso se le puede llamar así, Iván Duque con esta endemoniada reforma laboral llevará a millones de colombianos a la pobreza o como se dice en el argot popular, a la inmunda.
El actual gobierno nacional pasará a la historia como el más destrozo y no solo por el tema de la pandemia, pues desde antes ya había demostrado el desastre que se vendría. Dicho en términos más claros y en lo referente a pensión, el decreto 1174 de 2020 permite pensionarse con menos del salario mínimo y para ponerle la cereza al postre, pagaderos cada dos meses por parte de Colpensiones, el fondo público de pensiones.
Con este decreto las empresas no tendrán limite en el número de trabajadores que podrán contratar por horas y se llegará al punto que las empresas abusarán en materia laboral, una esclavitud moderna pero reforzada por políticas infames y de paso se verá arruinada la posibilidad de una pensión para millones de trabajadores, pues no serán muchos los que llegaran a ese beneficio o más bien -y lo digo lleno de indignación y rabia- una limosna institucional después de haber trabajado muchos años y llegar a la vejez u otra condición propia de la vida laboral económicamente arruinado. Este decreto denota la maldad de nuestros gobernantes y de este gobierno inhumano, desalmado, al servicio de un sistema financiero sin corazón, peor que quienes nos gobiernan.
El derecho al trabajo y a la seguridad social son derechos humanos consagrados en los artículos 22 y 23 de la declaración universal de derechos humanos de 1948, además, los abusos por parte de las empresas en el mediano y largo plazo no se harán esperar, lo dije en mi anterior columna Macabra ‘plandemia’ donde advertí que se vendrían salarios de hambre lo que ya es una realidad producto de un presidente espantosamente mezquino e inhumano.
Finalmente y para llamar la atención a los trabajadores, muchos que hoy gozan de estabilidad o una relativa estabilidad pueden estar seguros que más temprano que tarde serán víctimas de este decreto malévolo y si no reaccionan emprendiendo las acciones que les corresponde desde lo constitucional, legal, político y social, el futuro estará pavimentado de angustias, pobreza y una vida de sufrimiento producto de una clase gobernante espantosamente desalmada, inhumana vil y sin temor se expresa miserable
Eso es fascismo puro, renunciar como Estado con este decreto de 2020 a justicia social y dignidad humana.
*Ingeniero de mercados
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