Por: Jesús Heraldo Rueda Suárez/ El solo hecho de cambiar de año, de mes, o de día, por sí solo, NO nos lleva a cumplir nuestros sueños, debemos trabajar, en ellos, de lo contrario nos pasaremos 10, 20, 30 o más años repitiendo el mismo año, es lo que ha pasado con nuestro País, cualquiera de nosotros puede perfectamente, escuchar los discursos de cualquier político hace 10, 20 o 50 años atrás y se dará cuenta que es lo mismo, las mismas promesas y no se avanza, o escuchar un programa radial, o ver un noticiero, o leer un periódico, de esos años atrás, son las mismas noticias, los mismos hechos, corrupción, muerte, violencia, guerrillas, mafiosos, y demás flagelos, no cambiamos, solo promesas y metas de buenas intenciones.
Pensar grande, siempre y cuando los sueños se mantengan dentro del campo de lo posible, nos permite estar en un estado constante de motivación, debemos estar seguros de lo que queremos, y no permitir que alguien nos detenga.
Tracemos, fijémonos metas, las metas nos permiten determinar una dirección clara hacia lo que queremos, grandes metas nos permiten soñar en grande y seguir mejorando en todo lo que hacemos, pero, hay que pensar a lo grande para alcanzar esos sueños, eso sí con los pies en la tierra, que estas no sean metas de buenas intenciones
Pensar a lo grande no es tan fácil como parece, soñar es fácil, pero echar a andar para alcanzar esos sueños no lo es tanto, el miedo al camino puede resultar paralizante y puede trasformar en una pared la cuesta de dar el primer paso, atreverse a pensar a lo grande es desafiante, pero apuntar alto es lo que nos permitirá avanzar, tengamos presente que si nuestros sueños son mediocres alcanzaremos metas mediocres.
La clave está en nuestra mente y en nuestro corazón, la pasión que le inyectemos a lograrlo, es claro que quien ha logrado algo grande primero tuvo que proponerse alcanzarlo, lo soñó, lo visualizo se vio lográndolo, quien logra una meta debe creer primero que es posible hacerlo.
Hagamos un alto en el camino y aprendamos a diferenciar entre lo difícil y lo imposible esto es fundamental para pensar en grande, para establecer la meta final y los estadios intermedios, para dar el primer paso en dirección correcta, que algo sea improbable no significa que sea imposible, por absurdo que parezca.
Un soñador es capaz de verse en la meta, pero también de visualizar cada etapa del camino, cada paso, cada obstáculo, los grandes soñadores disfrutan del éxito antes de haberlo conseguido, esto les motiva para lograrlo y también anticipan las dificultades del camino, de manera que, cuando aparecen, están preparados, un deseo ardiente de ser y de hacer es el punto inicial desde el que el soñador debe lanzarse, recordemos que los sueños no están hechos de indiferencia, pereza, ni falta de ambición.
Atrevámonos a dibujar nuestro sueño, a escribirlo, a decirlo en voz alta, uno de los motivos por los que las personas no son capaces de emprender el camino hacia su sueño es que no son capaces de verbalizarlos, de plasmarlos, de hablar de ellos por eso ese sueño se queda en la mente, dormido.
Si queremos lograr algo tenemos que atrevernos a decirlo, no tengamos miedo, tampoco se requiere que lo gritemos a los cuatro vientos, basta con reconocer que queremos algo, cualquier viaje tiene un destino, incluso cuando no sabemos muy bien a dónde vamos, tenemos que planear la dirección que vamos a tomar, con qué recursos contamos o de dónde vamos a sacar lo que nos haga falta.
Nuestro sueño no va a llegar solo, un sueño no es una semilla que plantamos y regamos con ilusión y buenos propósitos para que crezca por sí mismo, No, nuestro sueño está hecho de ladrillos que ponemos uno a uno, seguramente algunos tendremos que ir a buscarlos lejos, otros pesarán más que los demás, otros serán difíciles de colocar, lo único cierto es que tendremos que trabajar para construir y alcanzar nuestro sueño, para ello tendremos que aprovechar el tiempo al máximo, pasar más tiempo haciendo y menos pensando en lo que será, ya tenemos un objetivo y un plan, pues llego la hora de ponerlo en marcha.
Cada vez que logremos una meta intermedia, que superemos un hito importante, pues a celebrarlo y disfrutarlo, debemos reconocer y sentirnos orgullosos de lo que hemos hecho, mirar hacia atrás y pensar en que, a pesar de las dificultades, lo hemos conseguido, esto nos dará energía para pensar en la siguiente fase, para encontrar ideas que nos ayuden a superarnos
Recordemos que NO hay una fórmula, ni tampoco una misma versión del éxito, para nuestros padres, o nuestros amigos puede ser tener un coche 4×4, o para nuestro vecino tener una colección de figuritas terminada y para otra persona puede ser emprendedor y tener su propia empresa, al no haber una misma concepción, es difícil generalizar.
También NO debemos confundir el éxito con la suerte, hay un pequeñísimo porcentaje de la sociedad que quizás un día se despierta y le ha tocado la lotería, siendo esa posibilidad estadísticamente improbable, es mejor focalizar nuestros esfuerzos en un objetivo que se pueda lograr, la cruda realidad es que si queremos tener algo debemos ir por ello.
También es importante planificar Peter Drucker dijo una vez que “La planificación a largo plazo no se ocupa de las decisiones futuras sino del futuro con las decisiones actuales”, quiere con ello decirnos que si planificamos bien nos ahorraremos perder muchas horas en tareas que no aportan al resultado final.
Tener claras nuestras prioridades es una de las claves para el éxito, si queremos cumplir nuestras metas deberemos tener presente; planificar bien, priorizar nuestros esfuerzos y sobretodo, trabajar con ambición para cumplir ese objetivo.
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*Profesional en Mercadeo
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